- CHAPTER TWELVE -

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De estar en otras circunstancias, el lugar le habría parecido muy lindo. Un ser grande y voluminoso, dictaminaba los delitos contra el multiverso que la chica había cometido, pero esta no prestaba mucha atención, solo tenía la mirada pérdida en la nada. 

Estaba dentro de una especie de jaula de contención, sus brazos tenían tecnología extraterrestre que no le permitía hacer ningún movimiento.

Escucho como el la lista de crimenes no parecía acabar, y rió amargamente al darse cuenta que el hecho de su sola existencia la convertía en una criminal.

- ¿Se considera usted culpable o inocente?- pregunta finalmente el ser, que era una especie de juez. 

- ¿Eso importa? me van a matar de todas formas.- respondió soltando una carcajada áspera, haciendo un esfuerzo por no llorar en ese momento frente a todas esas criaturas.

- ¿Se considera usted culpable o inocente?- repitió el ser, con un tono nada tolerante.

- ¿Se considera usted sordo?- le respondió irónica Aisha.

La jaula la hizo retorcerse del dolor, eliminando su agria sonrisa del rostro.

- Repetiré la pregunta, ¿culpable o inocente?

- ¿Culpable de ser sumamente irresistible? si, tal vez.- dijo la chica, entrecerrando los ojos e inclinando la cabeza.- ¿Culpable de diversos delitos solo porqué un imbécil rompió las reglas? No, su señoría.- agregó encogiéndose de hombros.

A este punto, la paciencia de la criatura se estaba terminando, y la de Aisha también, aunque ya no le importaba lo que pasará, si la mataban, al menos estaría con Druig de vuelta.

- Escuche, señorita, le pido que deje de tomar esto como un juego. El multiverso es de lo que hablamos.

- Que se joda el multiverso, que más da.- murmuró mirando al suelo. Presintió que iban a lastimarla, así que hablo.- y le pido que no intente lastimarme, señor, ¿o se olvida de que con un parpadeo puedo acabar con todos aquí?

- Pero no lo ha hecho.- replico.- ¿Porqué?

La castaña no contesto y solo soltó una sonora carcajada, para que su rostro se tornara repentinamente serio. La hacían perder la cordura.

- Quiero ver a donde llega esto.- dijo.- de todos modos, perdí lo que más amaba ya.

- "Todo esto" llega a su muerte, señorita.

Uatu lo interrumpió.- Eso no esta decidido aún.

- Tú no hables. Es por ti por lo que estoy aquí, ¿recuerdas?- le reclama la castaña.- Es por todos ustedes, de hecho, que perdí al chico que más amaba, pero eso no lo sabían, ¿cierto?

- Señorita...

- A ustedes eso no les importa, porque después de matarme, irán a comer palomitas y ver que pasa en el siguiente universo. Solo somos insignificantes para ustedes.- declaró molesta.

- No son solo historias, Aisha, ustedes lo son todo para nosotros.

- ¿Porqué me crearon si solo me iban a matar?, ¿porqué no fue antes?, ¿porqué esperar hasta que tuviera alguien a quien amar y una familia?- cuestinó, con una mezcla de emociones en ella.

- Mi objetivo era protegerte, mantenerte en secreto. Ellos se enteraron, no tuve otra opción.- murmuro arrepentido Uatu.

Un silencio abundo en la habitación. La chica miraba al suelo, se preguntaba como iría todo en la Tierra, si lograrían detener el Surgimiento. Las imágenes volvieron a su cabeza, impotencia se creaba en ella. Sus ojos se tornaron brillantes.

- Déjenme volver, vengare a mi chico y luego dejaré que me maten, si eso desean.- pidió.

- Esta es la justa razón por la que no podemos dejarte en libre albedrío. Eres inestable. Peligrosa.- respondió el ser que era el encargado de determinar su sentencia.

- Lo único que pido, es poder vengarlo.- susurró con lágrimas en sus ojos.- Ya ni siquiera me importa lo que me hagan.

Uatu la miro con lástima, el pensamiento de que su pequeña creación sería eliminada, y el hecho de como sufría por el proceso, le hacía pedazos el corazón. Saber que él tendría que eliminarla, lo hería. Si bien la chica había sido fruto de una equivocación, eso no le evito desarrollar cierto cariño a la castaña. La había vigilado más tiempo de lo que creía, sabía inclusive del chico que robo su corazón. 

- Me temo que no será posible, y eso fue más que suficiente para determinar lo que pasará. Aisha, tu sentencia es una muerte corta e indolora.- decreto el juez allí.

La castaña agacho la cabeza, destrozada. 

- Lo siento, Druig.- sollozaba.- después de todo, no pude protegerte.

Arrastraron a la chica y la llevaron frente a Uatu.

- Es tu responsabilidad acabar con ella, Uatu.- agregó el ser.- Tenemos que irnos, confiamos en que harás lo correcto.

Abandonaron la habitación, dejando a la pequeña Aisha con la gran criatura.

El vigilante la miro llorar y sintió como se le partía el alma. Debía interferir, por segunda vez.

- No te haré daño, tranquila.

- No bromees conmigo y matame de una vez.- pidió la castaña, cansada.

- Podrás vivir, pero perderás varias habilidades e iras al plano terrenal como un alma nueva, es decir, con una memoria vacía. Me encargaré de hacerte inofensiva al multiverso, brindandote paz y ocultándote de ellos.- le susurró, Uatu había liberado a la chica, planeaba salvarla a escondidas.

La castaña lo miro inmediatamente. Una memoria vacía. ¿Eso involucraba olvidarlo?

- Por favor, no elimine mis memorias.- rogó.

- No tengo opción, será la única forma en que ellos te dejen en paz.

- ¿Qué pasará con usted?

- Pagaré por el error que cometí. Solo cuida al universo, por mi, ¿quieres?

Antes de que la castaña tuviera tiempo de responder, Uatu realizo un raro movimiento con la mano y finalmente, la expulso del lugar, lanzandola a la Tierra, antes de que el resto se dieran cuenta de lo que había pasado. A medida en que llegaba al planeta, los recuerdos la inundaban, al momento en que los perdía. 

La imagen de cierto ojiazul se dibujo en su mente, todo paso tan rápido. Sus salidas a escondidas, la forma en que rompió su corazón, el beso en el avión, la charla en el lago, pero cada vez le resultaba más díficil recordar quien era, hasta que perdió sus recuerdos con él también. Cerró los ojos con fuerza, esperando el impacto. Ya no recordaba nada y perdió la consciencia. 

Entretanto, Uatu solo miraba a la chica llegar y uno de los de su especie entro.

- Uatu, ¿qué has hecho?

- Lo correcto.- respondió. Probablemente lo matarán por apelar las reglas, pero al menos Aisha estaba bien y en las manos adecuadas.

El problema es que ella no recordaba de quien eran esas manos.







Aisha no murió, yei. Aunque quería matarla, lo admito, pero no pude.

Qué les parece????? 

My kind of woman - Druig · EternalsWhere stories live. Discover now