- CHAPTER TEN -

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La chica retrocedió instintivamente, mientras energía celeste se acumulaba en sus manos y se ponía a la defensiva.

- ¿Ikaris?- pregunto a la defensiva la chica, esperando que el eterno dijera de último momento algo que no le hiciera comprobar sus sospechas, pero era en vano, no había nada que dijera que pudiera contrarrestar que había atacado a Phastos.

Sersi entro a toda prisa a la sala, alarmada.

- ¡No lo lastimes!.- grito levantando a Phastos.- ¡El nos mintió! Sabía todo lo del Surgimiento...

- El no lo haría.- salió en su defensa Kingo.

-Ajak me lo confeso cuando dejamos Babilonia.- confiesa el eterno, intenta avanzar a la chica, pero esta levanta su brazo, señal de que Ikaris debe alejarse, y eso hace.

- No ibas a ayudarnos a evitar el Surgimiento...- declaró Aisha, alrededor de su rostro, comenzaron a trazarse delgadas líneas brillantes.

- No. Deseaba protegerlos de los Desviantes. Tienes que creerme, Aisha.- le rogó.

- Si Ajak quería darte a ti su puesto, ¿porqué me escogió a mi?- pregunta Sersi. Ikaris no da una respuesta.- pero que has hecho...

 Todo tenía sentido ahora. Su actitud, la muerte de Ajak con cabos sueltos.

- La asesinaste- declaró molesta la castaña, levantando la mirada, pero Ikaris agachó la cabeza.

- Tuve que hacerlo.

- ¡Eres un traidor!, ¡ella te amaba!- gritó furiosa con un hilo de voz, iba a atacarlo, pero se siente débil. Es como si en el fondo siempre lo supiera, pero le dolía verlo admitir.

- ¿Creen que fue sencillo vivir con la verdad?- reprocha Ikaris.- ¿Saber que un día todo se acabaría?, ¿Crees que quería mentirte?.- pregunta arrepentido, intentando acercarse a Aisha.

- Aléjate de mi.- le susurra la chica con dolor y rencor en su voz, mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos. Rabia, dolor, tristeza, odio.

- Si dejáramos que la humanidad decida, ¿cuántos aceptarían morir para que con ello, cientos de millones más vivan?- continuo Ikaris, en un intento de que la castaña lo escuchará. 

- No los estamos dejando elegir.- reprocha Phastos.- por eso que estás dispuesto a matar... ¡Es tan patético!- grita molesto.

- Soy un eterno, Phastos, existo para Arishem.- replica.- Igual que tú. Es lo que eres.

- No cambiaría una sola cosa de como soy, ¿comprendes?.- dice furioso.- nacido o creado... ¡Pero yo no existo para Arishem!, ¡Existo para mi familia!

- ¡Yo no existo para Arishem!- grita Aisha, concordando con Phastos.- nadie aquí le debe nada. Ni siquiera soy una eterna de verdad. Arishem no me creo, así que al diablo con él.

- Cometen el mismo error que Ajak.- dice Ikaris.- Aisha, quiero cuidarte. Sabes lo que te pasará. Déjame cuidarte.- suplico.

Makkari ingresa a la habitación, emocionada, avisando que encontró lo que Phastos le había pedido. Ikaris intenta lanzarle un rayo, pero Aisha es más rápida y lo lanza con energía celeste.

- Oh, no, Ikaris. No con Makkari.- resopla la castaña.

Kingo le dice a Makkari que se vaya, y esta obedece.

- Uno nunca le hace daño a su familia.- le dice el eterno, dolido. Después de todo, el consideraba a los eternos una familia, sin contar la enorme admiración que tenía por Ikaris.- Gilgamesh murió por tu culpa.

My kind of woman - Druig · EternalsWhere stories live. Discover now