Capítulo Veintisiete: La liberación de Shaina (+) (Parte II)

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—Eres hermosa —susurra contra mi boca antes de besarme de nuevo—. Me encantas.

»¿Te gusta esto? Porque quiero hacerte muchas cosas más ¿Puedo? —pregunta, metiendo la mano en la parte trasera de mis bragas, acunándome el trasero y presionándome contra él, haciéndome sentir su erección.

—Este momento lo es todo —Me escucho decir.

Su respuesta es esa sonrisa ladeada antes de hacernos girar y luego hacerme caer de espalda sobre su cama, instándome a subir hasta que mi cabeza descansa contra las almohadas en tanto se desabrocha el jean y luego lo deja caer, quedando en un bóxer gris del que casi sobresale la punta de su miembro.

Trago, ansiosa y nerviosa cuando lo veo trepar en la camina, haciendo una camino directo hacia mí que culmina con él acostándose con su rostro a escasos centímetros del vértice entre mis muslos, abriéndolos ampliamente.

—En un par de libros parece que esto viene primero y estoy de acuerdo ¿Qué mejor movimiento que comerte a la chica con la que te mueres follar? —susurra contra el pliegue entre la mejilla de mi trasero y muslo antes de morder—. Me parece un credo maravilloso.

—Los libros... —digo con la respiración agitada— son buenos manuales.

—Lo son —concuerda arrastrando la lengua por mi piel y luego acariciando con la nariz el borde de mis bragas—. Son educativos.

Dedos toman la cinturilla y las bajan por mis piernas luego no hay advertencia, simplemente su boca se encuentra en mí cómo aquella noche en el almacén en la librería. Me arqueo y aferro a las sabanas en tanto un grito agudo escapa de mí al sentir su lengua, sus besos y pequeños mordiscos, ante los sonidos húmedos que resuenan y la manera en la que poco después sus dedos también me tocan, introduciendo un par de ellos y elevándome tanto, pero tanto que ni siquiera veo venir cuando el orgasmo me abruma y gimo con fuerza.

Estoy segura de que estoy mojando sus sabanas, pero no parece importarle cuando me ve directamente a los ojos con pupilas totalmente dilatadas y se quita el bóxer, revelando su destacable erección y para mi sorpresa descubro que esa parte de su cuerpo no se encuentra pálida cómo el resto de su piel, no es lo que esperaba...De hecho está tatuado justo ahí.

En todo su grosor y longitud no logro distinguir el intricado diseño a blanco y negro, pero cuando me incorporo y gateo hacia él para verlo de cerca, descubro que se trata de un diseño demasiado vivo del interior de un robot, es demasiado real tanto que casi pensaría que no es de carne cómo cualquier miembro masculino. Tentativamente lo tomo con una mano, sintiéndolo caliente, terso y duro, con el pulgar intento seguir los trazos de la tinta y se estremece también vislumbro letras y números unidos al azar en uno de los lados, su punta es la única parte libre de tinta y el contraste es impresionante, maravilloso, un tipo de arte que no puedes dejar de ver.

—¿Cómo...? —No completo mi pregunta cuando mi otra mano también lo envuelve, no puedo despegar la vista porque no dejo de descubrir trazos y detalles de nuevo de tinta.

—Confianza, horas, dolor y una erección —responde con una risa ronca.

Me lamo los labios antes de sacar la lengua y pasarla por la punta, nunca he hecho esto y pese a que he leído un montón de ello, no es lo mismo en la práctica, pero consciente de la manera en la que una de sus venas late supongo que eso es bueno y abro la boca tomando tentativamente una parte de él, cerrando los ojos con deleite cuando un sonido de satisfacción escapa de él. Le gusta.

Así que me meto otro poco más, deslizando mis manos y viendo la manera en la que la tinta desaparece y reaparece entre mis manos y la humedad de mi boca.

El Rostro de una MentiraWo Geschichten leben. Entdecke jetzt