Capitulo 68

705 36 0
                                    


Me sentía mareada e iba a vomitar, joder. 
Corrí al camerino de Justin, chocando con algunas personas que se atravesaron. 
Al llegar me dirigí al baño y vomite, mierda. 

Esto no podía estar sucediendo. 

Tenia que ser una broma, una pesada broma o un jodido sueño. 
¿Por qué a mí? ¿Por qué a él?
Termine de vomitar y enjuague mi boca, luego tome un caramelo de menta que había en una repisa con un gran espejo, me dolía demasiado la garganta, de repente me sentía enferma. Tan enferma. 
Las lágrimas no dejaban de salir. 
Golpearon la puerta y supe que era el hombre trayéndome el agua. 
— Estoy bien — mentí — puedes irte. — le grite sin abrir la puerta, realmente no quería ver a nadie, solo a Justin. 
La frase de “él puede morir” pasaba por mi mente una y otra vez. 
No podía aceptar esto. 
Sé que el fue el más poderoso narcotraficante del mundo, pero también sabia que él era lo suficientemente inteligente para saber que no debía relacionarse con eso, con esa mierda. 
Tire de mi cabello hacia atrás sin poder evitar largar un sollozo. 
Lo amaba tanto, tanto que dolía.
¿Qué iba a pasar con Drew? ¿Qué pasaría con Drew si no tiene nunca más a su papi? 
¿PORQUE JODIDAMENTE NO PENSABA EN ESO?
Quiera golpearlo por haber probado esa maldita cosa luego abrazarlo y decirle que todo iba a estar bien. Quiero ayudarlo.
Joder.
La puerta se abrió de un estruendo, y vi a Justin entrar como un depredador. 
En busca de el culpable de mis lagrimas, sin saber que era él.
Se acerco rápidamente a mí.
—Bebé… ¿Qué esta mal? No llores, shhh… — susurro cuando me sostuvo en sus brazos. 
Coloque mi rostro en su cuello. 
Olía a cigarrillo y menta. Olía a él. 
Solloce y lo ábrase fuertemente. 
— ¿Por qué no me lo dijiste? ¿Porque Justin…?
— No entiendo nena, ¿de que hablas? 
— ¡De las maldita pastillas! — Estalle— ¿Cómo pudiste hacer algo así? ¿Cómo pudiste probarlas? — me solté de su abrazo bruscamente y vi que estaba estupefacto.
No iba a contestarme. 
Tenía su mirada perdida e intento acercare. 
— ¡No te acerques! Estoy tan enojada, contigo y conmigo misma por no haberme darme cuenta por mi misma…. Dios ¡Di algo! 
— Lo siento, nena…
—No, si realmente lo sintieras me lo hubieras dicho, yo podría haberte ayudado, joder… Espero que no sea demasiado tarde — seque mis lagrimas con mis manos y antes de preguntar, suspire — ¿Hace cuanto lo haces?
—______....
— Dimelo. — demande. 
— Hace tres años. 
— Oh, no….

Cσмρℓι¢αтє∂ ℓσνє TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora