Sugar

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Como hacía JiSung cada tarde, luego de la escuela, revisaba su perfil en la página de nombre "Sugar" mientras comía un tazón de cereal. Miraba de vez en cuando hacia la puerta y escuchaba si algunos pasos se aproximaban a su cuarto. Si su madre se enteraba de lo que estaba haciendo se moriría seguramente, y si su padre se enteraba, seguramente mataría a JiSung. Y JiSung no quería morir, al contrario, porque tenía ganas de vivir hacía lo que hacía.

Estaba en conversaciones con un tipo mayor, un abogado, que debía tener cincuenta años aunque él decía que tenía treinta y cinco. El adolescente rodaba los ojos, pero qué idiota. No podía negar que el viejo era un tanto atractivo, y que tenía dinero y eso era lo que JiSung buscaba. Recibió el mensaje de aquel hombre, luego de una corta conversación, el señor "Niego mis cincuenta" propuso que se encontraran. El chiquillo tragó saliva. Realmente estaba pasando, no lo podía creer. ¡Se iba a acostar con él!

Dio vueltas por su alcoba mordiéndose las uñas. Jamás lo había hecho, tal vez un jugueteo con su amigo Felix, pero en términos formales no había hecho prácticamente nada. Los nervios se alojaron en su estómago.

Una vez que se calmó un poco, se volvió a sentar en su cama y tomó su laptop para comenzar a escribir.

"¿Cuándo?"

Escribió, tratando de sonar seguro, y un tanto emocionado, aunque lo único que quería era hacerse para atrás. Pero quería dinero.

"Mañana"

Luego de una positiva por parte de JiSung, el hombre, cuyo nombre no importa para esta historia, le dio una dirección de un bufete de abogados, al cual se presentó, por supuesto, luego de la escuela, con la excusa de ver a Felix su madre le dio permiso, bien ella se fijó en que su hijo estaba muy bien perfumado, vestido y peinado, pero no le dio importancia pensando que, seguro le mentía, porque iba a verse con una señorita.

JiSung tomó dos autobuses para llegar al lugar, era un edificio alto, no un rascacielos, pero sí era alto. Le dijo al hombre que ya había llegado, que lo estaba esperando abajo, él le dijo que esperara. Y así fue por media hora. Luego pasó otra hora más y comenzó a bajar el sol. Estaba recargado junto a la puerta de entrada, por la que había bastante movimiento. Cada vez más fastidiado, pero estaba dispuesto a esperar para conseguir, con el tiempo, alguna tarjeta de crédito que no fuera su problema.

Así que esperó, esperó y esperó. Pero el tipo no llegó, de hecho sí llegó, pero ya les cuento. El mismo hombre, a quien JiSung reconoció de inmediato, salía del edificio con una mujer y un muchacho como de su edad. Él era inteligente, sabía que esas personas eran su familia. Se sintió indignado, no solo le había destruido el ego, dejándolo esperar, sino que el tipo tenía una familia a la que estuvo a punto de engañar con un adolescente que podía ser su hijo. Sintió asco, y muchas ganas de llorar. Quería tirar la toalla, humillado y sintiéndose como una zorra.

Cuando llegó a su casa le llegaron los mensajes del hombre, en los que explicaba que había tenido un problema en el trabajo, todo con tal de no mencionar que tenía esposa y un hijo. No volvería a hablarle nunca.

Y bueno, dejando a JiSung un rato de lado, nos vamos a detener en un hombre muy especial. Que trabajaba en el mismo bufete, pero en un rango más bajo que el onvre, era algo así como el segundo al mando. Él era MinHo, Lee MinHo, de treinta y cinco años. Pero él sí tenía treinta y cinco años, y no era casado, tampoco tenía hijos, de hecho era un hombre bastante solitario, al punto de dar pena. Pero él era serio, tranquilo, con algo que le hacía falta.

Iba MinHo por la oficina, en busca de el onvre, porque tenía algo que hablar con él, cosas de abogados que su servidora desconoce, pero no lo encontró ahí, aún después de abrir la puerta luego de tocar varias veces; la oficina estaba vacía, pero se encontró con la laptop encendida y abierta sobre el escritorio. Suspiró con algo de molestia, no era la primera vez que su superior dejaba así la laptop, así que cuando aún era un practicante, este le había pedido, como él era de confianza, que la apagara y cerrara. Así que se dispuso a hacerlo, pero un destello rosa le impactó en las pupilas. Frunció el ceño al leer las letras cursivas de la red social "Sugar", Comenzó a ver el contenido de la página y su ceño se fruncía más, hasta que quedó con la boca abierta. Resulta que el onvre hablaba con dos o tres adolescentes, estando casado.

SuGaR (MinSung)Where stories live. Discover now