Permanezco a su lado más tiempo que el patólogo me dijo, porque no ha vuelto. Dejo mi cabeza en el borde de la mesa, llorando silenciosamente dejando que las lágrimas mojen las sabanas.

La vibración en mi bolsillo trasero, me saca de mi trance un momento; tomo mi teléfono viendo que se trata de Bruno.

—¿Qué quieres Greco?— mascullo con molestia— no es buen momento—

Hay algo que debes saber

Pongo atención a sus próximas palabras. Entonces, una furia fría corre mis venas, helando mí sangre; con un solo deseo.

Muerte

Cuando termino la llamada, aprieto con tanta fuerza el teléfono que el cristal de la pantalla se rompe. Las lágrimas se deslizan por mis mejillas, pero no son de tristeza. Son de odio e ira.

Miro de nuevo del cuerpo de Dimitri, deposito un último beso en su mejilla susurrando suavemente, mientras me limpio las lágrimas.

—Volveré pronto, viejo— hablo— tengo algo que hacer—

Salgo de la morgue, con paso decidido a lo que voy a hacer; mientras que mi mente maquina cada paso que dar a continuación. Solo quiero una cosa.

Sangre

Sangre de todos los Greco

En el pasillo, encuentro a Xander, dando instrucciones a Yerik; su expresión oscura y solemne me hace saber que está tan destrozado como yo, pero hace un esfuerzo por no dejarse caer. Cuando sus ojos se encuentran con los míos, le doy un asentimiento.

—¿Cuánto tardará el papeleo?— pregunto

—Hasta mañana por la mañana, podremos llevárnoslos—

—Bien—

Lo miro una vez más, entonces, es quien me da un asentimiento. Como si comprendiera, lo que voy a hacer.

—Te buscaré—

—Gracias—

Paso por su lado, para salir de este lugar que comienza a asfixiarme no doy dos metros, cuando escucho voz nuevamente.

—Valentina—

Miro por encima de mi hombro, me da una sonrisa fría que me hace saber todo lo que necesito.

Haz que todo arda

Sonrío

—Esa es mi especialidad—

***

El hombre, sonríe satisfecho mientras cuenta los billetes uno a uno en su mano. Disfrutando de la gloria de un trabajo bien hecho, era muy sencillo; por la información que le habían dado, él intuyó que ese viejo daría la vida por su hijo.

Todo salió de acuerdo al plan

Piensa. No le interesaban los motivos, por el cual el trabajo. Solamente una buena paga y las ganas de derramar sangre, aunque por un momento pensó que las tenía de perder. Al final, todo salió como lo esperado.

Admitía que los rusos, estaban bien equipados; no dejaban nada al azar por más mínimo que fuera el detalle. Esta vez, los tomaron por sorpresa gracias a la información que obtuvieron de una fuente cercana.

Sonríe

—¿Quién iba a pensar que alguien de los suyos, los traicionaría?— mira los billetes— vengan con papá, que se irá de viaje muy lejos—

El sonido del timbre lo saca de su letargo, aún con la sonrisa en su rostro; se levanta para abrir tomando unos cuantos billetes.

Debe ser la cena

El amor del ZarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora