Capítulo 1

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Creo que no asimilé el peso de la realidad hasta que abordé en aquel país desconocido.

De todos los empleados mi jefa me había escogido a mí para ser la casamentera del príncipe Henry Carsten Schuter II de Liechtenstein, al principio creí que era una locura, que se trataba de una broma por parte de ella y el resto de los empleados pero después de que me explicara que su agenda estaba demasiado llena y ella no podía hacer el trabajo, terminé aceptando, era un buen pago después de todo y, no es que tuviera otra opción, necesitaba el trabajo y el dinero extra para ayudar a mis abuelos para pagar la casa después de enterarme de que podrían embargarnos debido a los intereses acumulados de años anteriores gracias a que el abuelo se había quedado sin aquel trabajo estable y recién había comenzado a trabajar como carpintero.

Cuando les conté la idea, creo que ellos fueron quienes lo tomaron más normal de lo que yo lo hice, al parecer la abuela estaba encantada con ese programa en Hola TV dónde hablaban siempre de las familias reales de Europa, por lo que el príncipe Henry de Liechtenstein era bastante real para ella e irreal para mí.

Casamentera de un príncipe. Esto era casi un sueño, se sentía sin duda como uno, pero mis abuelos y amigos tenían razón, si los reyes eran agradables y el príncipe no era un dolor de cabeza a la hora de salir con chicas, podría encontrar alguien para él en corto tiempo y hacerme de un nombre por haber sido la casamentera real del futuro rey, sin embargo, como mi jefa lo había dejado muy en claro, si fallaba, me quedaría sin trabajo y no sería contratada en ningún otro lugar como casamentera.

─¿Señorita Peterson? ─Preguntó un hombre de piel oliva y cabello corto frente a mí, me ofreció su mejor sonrisa, probablemente estaba en sus cincuenta. Le sonreí de vuelta y asentí, su sonrisa se ensanchó─. Por favor, acompáñeme, el auto la espera.

Volvió a hablar en inglés, reconocí el fuerte acento alemán de inmediato, agradecía que hubiese preferido hablarme en inglés en vez de alemán, aunque había estudiado alemán en la universidad, nunca lo conseguí hablar, solo comprendía un par de palabras, solo sabía hablar inglés, español y francés.

Al salir del aeropuerto, una camioneta de color negra esperaba en la entrada, el hombre se acercó de inmediato a la camioneta y abrió la puerta antes de hacerme un gesto con la cabeza para que suba, sin embargo, aferré mi agarre a mi equipaje.

─Descuide señorita, alguien subirá su equipaje. ─Me aseguró con amabilidad y di un leve asentimiento antes de meterme dentro del auto, él se subió también y cerró la puerta. Me abroché el cinturón de seguridad de inmediato, seguro que la realeza no recibía multas de conducir, pero no quería arriesgarme de que se llevaran una multa por mi culpa.

Pronto el auto comenzó a moverse y volteé a ver al hombre a mí lado quién me sonrió de inmediato.

─¿Puedo preguntar cuál es su nombre? ─El hombre enarcó las cejas en asombro por mi pregunta, pero rápidamente volvió a poner una amigable sonrisa en los labios.

─Soy Connan, un gusto en conocerla señorita Peterson. ─Respondió con amabilidad y me extendió una mano que tarde unos segundos en estrechar.

─Gusto en conocerlo, Connan, pero por favor, llámeme Blair, señorita Peterson me hace sentir vieja ─bromeé y me reí de mi propio comentario, Connan también lo hizo.

─Lo haré señorita Blair, pero me temo que todos en el palacio la llamarán señorita Peterson, es parte del protocolo.

─Ya veo ─fruncí los labios─. Creo que deberé acostumbrarme a ello, entonces.

─Por supuesto ─dijo con un asentimiento─. ¿Tuvo un buen vuelo?

─Claro, fue un buen vuelo. Aún me cuesta creer que estoy aquí, estoy muy agradecida por esta oportunidad y realmente espero poder encontrarle una esposa al príncipe.

Si la corona te quedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora