capitulo veintiocho

210 20 0
                                    

CAPÍTULO VEINTIOCHO

 Chubs regresó un cuarto de hora después de que Liam se sumiera en un inquieto sueño. Se agitó de nuevo cuando empezamos a limpiarle los cortes y las magulladuras de la cara y buscó a tientas mi mano cuando tuvo el primer contacto con el escozor del desinfectante. Cuando noté que por fin relajaba la mano y vi que cerraba de nuevo los párpados, solté el aire que había estado conteniendo todo aquel rato.

  —Vivirá —dijo Chubs al ver la cara que yo ponía. Guardó en mi mochila los medicamentos y el material que le había sobrado—. Por la mañana tendrá un dolor de cabeza de mil demonios, pero vivirá.

  Nos turnamos para dormir, o para fingir que dormíamos. La ansiedad y la energía no consumida me palpitaban en el cuerpo y oía a Chubs murmurar para sus adentros, como si estuviese repasando los acontecimientos de la noche.

  Y luego se oyeron unos pasos en la escalera de hormigón por la que se accedía a la cabaña, y dejamos de fingir.

  —Lizzie… —oí que decía uno de los chicos que vigilaban la puerta—. ¿Vas a…?

  Los empujó para pasar y abrió la puerta con tanta fuerza que rebotó contra la pared de atrás. Liam se despertó sobresaltado, más confuso y desorientado que antes.

  —¡Ruby! —Lizzie me miró con cara demacrada. El pelo se le había enganchado en la docena de piercings que llevaba, pero fueron sus manos manchadas de sangre lo que me dejó helada.

  —Es Clancy —dijo jadeando, mientras me agarraba por los brazos—. Se acaba… se acaba de caer y tiembla como un loco, y está sangrando. No sabía qué hacer, pero él me ha dicho que viniese a buscarte, porque tú entenderías qué pasaba… Ruby, por favor, por favor, ayúdame.

  Le miré las manos, la sangre fresca.

  —Es una trampa —gimoteó Liam desde el futón—. Ruby, no te atrevas…   —Si de verdad está mal, soy yo quien debería ir —le dijo Chubs a Lizzie.

  —¡Ruby! —exclamó Lizzie, como si no pudiera creer que yo no hiciese el más mínimo movimiento—. Había mucha sangre… Ruby, por favor, por favor, ¡tienes que ayudarlo!

  ¿Creería Clancy de verdad que era una imbécil? ¿O pensaría que su influencia llegaba tan lejos que… que incluso sería capaz de olvidar lo que le había hecho a Liam para acudir corriendo a su lado? Negué con la cabeza, mientras la rabia se iba apoderando de mí. Demasiado inmadura y demasiado débil y cobarde como para saber utilizar mis facultades, ¿no era eso lo que dijo que era?

  Pues ya lo veríamos.

  Liam se incorporó hasta conseguir sentarse.

  —Ya lo conoces —estaba diciendo—, no lo hagas, no lo hagas…

  —Enséñame dónde está —dije, aun a pesar de las protestas de Chubs. Me giré para dirigirme a él—. Tú quédate aquí con Liam, ¿entendido? —«Tienes que vigilarlo porque yo no puedo»—. Ya me encargaré yo de todo.

  Yo los sacaría de aquí. No Mike, no por un golpe de suerte… yo sería la que conseguiría que saliéramos los tres de aquí: ver la cara de Clancy flojear bajo mi influencia merecería el esfuerzo de tener que adentrarme en su cerebro. ¿Acaso no me había enseñado todo lo necesario para hacerlo?

  —Ruby… —oí que decía Liam, pero cogí a Lizzie por el brazo y la conduje hacia fuera. Pasamos por delante de chicos que nos observaron con mirada confusa, por delante de las cabañas. En el exterior, la temperatura se había desplomado casi siete grados.

Mentes Poderosas Место, где живут истории. Откройте их для себя