Capitulo 38

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-Eros...yo...
Él la miraba fijamente, expectante a su respuesta, rezando como buen demonio para que le dijera que sí, era lo que más deseaba en ese momento.
-Sí...me encantaría casarme contigo Eros Windsor Salem ...
Le colocó el anillo y se levantó del suelo casi de un salto para besarla con la mayor euforia que había sentido jamás.

-{Pero no quiero esperar...}-dijo ella separandose, habandole con un susurro.
-{¿Quien ha dicho que yo quiera¿...Casemonos ya... el ultimo dia...en dos dias...}- estaban locos enamorados.- ¿Para que esperar más? ¿para que una gran celebración?
-¿Invitamos a mi madre y a la tuya? Que se compren un billete...y vengan... que mañana ya estén aqui...-propuso ella  
Eros asintió y después de darle un beso delicado caminaron a la habitación de nuevo de la manita. Él no podía parar de mirarla y ella estaba embobada en su anillo, sin poder creerse aun que estaba prometida con Eros.

Después del pequeño paseo por el hotel en dirección a su pequeño Bungalow, llegaron. Y no pudieron evitarlo, que nada más cerrar la puerta ambos se lanzaron a besarse con esa caliente pasión que llevaban dentro en ese momento. Estaban felices y prometidos, no pedían nada más...bueno, sí. Sexo.

Eros le quitó el vestido en un abrir y cerrar de ojos. Y Arthemis lo tenía sin camisa en cuestión de segundos. Los pequeños pasitos que se daban hasta la cama no se alargaron demasiado, pero los besos no paraban. Sus labios... sus cuellos, la piel caliente de ambos. Se sentian tan cerca que hacía que sus ganas augmentaran. No podían aguantarlo más y....

-Coge el puto telefono -gruñó Eros tapandose los oidos con una almohada, que por culpa del chirriante sonido del telefono de la habitación, se había despertado.
Arthemis resopló y estiró el brazo para coger el telefono fijo. Le avisaba que tenía una llamada entrante que le habían reconducido desde la recepción.
Y de repente se escuchó la voz aguda y alegre de Vivian al otro lado.
-Arthemis cariño! Hola mi amor!-se le escuchaba al otro lado de la línea.
-Hola mama...-respondió ella algo desganada. Porque pues, es lo que tenía. El sexo los dejaba muertos, aunque felices.-¿Que pasa?...
-No nada, quería ver como estabais cielo.
-Estamos bien...-ella se giró a ver a Eros, que asomó la cabeza solo para mirarla. 
El chico moviendo los labios le dijo :"Diselo, que vengan, y vuelve a dormir conmigo. Ya"
Arthemis con una sonrisita asintió y volvió a centrarse en el telefono.

-Mamá...Eros me ha pedido matrimonio...
-¿QUE ME CUENTAS? LE HABRÁS DICHO QUE SI! AUBREY LOS CHICOS ESTAN PROMETIDOS! Ay cariño! No sabes cuanto me alegro!
La chiquilla de pelo rosado se apartó el telefono de la oreja, no quería quedarse sorda a corta edad. No entraba en sus planes.
-Sí mamá...le he dicho que sí...la cosa es que...-intentaba decir ella por encima de los gritos de su madre, pero, fue interrumpida de nuevo por la adulta.
-Mi mujer mayor...Ya mismo compramos un billete. En doce horas estamos allí. NO COMPRES NINGUN VESTIDO SIN MI! QUE NO ME ENTERE YO QUE LO HACES EH?!
-Señora Clearwater, la estoy escuchando hasta yo. Dile a mi madre que no se ponga histerica.-dijo Eros con una voz gruñida, de fondo.
-Eros cariño, tu madre está muy contenta. Vigilame a la niña ¿eh? Que no compre nada sin mí.
Arthemis se acercó al oído de Eros y le susurró:" Mi madre te quiere más que a mi. A mi me chilla". Y Ambos rieron suavemente.
-Esta bien, la vigilaré...confía en mi...no la dejare salir de la cama porque la....-y Arthemis le puso una mano en la boca mirandolo con unos ojos, que en cualqier momento salian rayos laser.
La pobre mujer al otro lado, colgó antes de saber nada más.

-Creo que ya no me prefiere-comentó él con una delicada risa.

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POV Eros

No han pasado ni 24 horas desde que avisamos a nuestras madres y sabes donde me encuentro? En una tienda de trajes.
No me gusta ir a comprar. Ni si quiera para mi boda. Sé que Arthemis está apasionada por ir a comprar su vestido.Y realmente en el dia de hoy no la he visto más que en el desayuno. Se ha ido con su madre nada más terminar de comer.

Yo estoy con la mia, y aunque ella tiene cuatro trajes diferentes en las manos, que de diferente, solo tienen diferentes gamas de negro que apenas se distinguen el uno de el otro. Yo tengo la vista fijada en uno rojo granate. Oscuro. Parecido al del baile de otoño que tan mal nos fue. Aunque si no fuera por el incidente de aquel dia, probablemente no estaríamos aqui. O sí, quien sabe. La verdad no quiero pensar en eso.

Volviendo al traje.

-¿Cuál te gusta más Eros? 1,2,3,4 o 5 ?-me fué enseñando progresivamente los trajes.
-Ese -respondó señalando el traje rojo oscuro que había captado mi vista por completo.
-Eros no puedes ir de rojo a tu boda...no es común...
-Pero Aubrey....-yo lo quería, y lo quería usar en mi dia especial.- Mamá porfavor...
Ella suspiró y se acercó al traje agarrandolo de la percha.
-Pruebatelo...va...no hagas que me arrepienta...-me lo dió, con una genuína felicidad  casi que corrí a probarmelo.

Al ponermelo, sentí que estaba hecho para mí, sentí una buena sensación, como que me revitalizó muchisimo. Imaginarme con la mujer que amo, con aquel traje que tanto me gustaba. Sí, era el indicado.
Salí y llame a la chica que me atendía porque necesitaba un pequeño arreglo en el pantalón. Rapido me lo recogió. Pero al buscar alrededor a mi madre, me fijé en que estaba haciendo su mayor esfuerzo por no llorar. Como si no quisiera que la viera. Lo sé muy bien, porque aunque no soy propenso a llorar. Sé lo que es aguantarselo para que nadie noté tu punto débil. Aunque sé que ella lo hacía para que yo no pensara que era una llorica. Será cosa de familia.

Lo dejé estar, para ir a cambiarme una vez la chica aclaró todos los arreglos. Al volver con mi ropa normal con ella la abracé.
-No llores mamá...-le dije con suavidad.
-No estoy llorando...-respondió ella.
-Ya, y yo no me voy a casar con un traje rojo granate...
-Es solo que...haberme perdido toda tu vida...por culpa de tu padre y ahora...verte...tan mayor...con una buena vida por delante...-ella aflojó. No pudo evitar dejar caer unas lagrimas.

Decidí no responder y dejarla calmarse en mi abrazo. No era bueno consolando. Sigo sin serlo.
Me sabía mal ver llorar a mi madre, pero realmente no sabía que responderle a aquello, y a veces, lo mejor era abrir los brazos y dar un abrazo.
Mientras, me imaginaba como debería estar Arthemis. ¿Habría encontrado ya su vestido? Seguro que estaba muy feliz...

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POV Arthemis

-Me voy a casar con un vestido horroroso... no voy a encontrar ninguno...-estaba sentada, en un sofá, frente  a una pila de vestidos de novia que ya me había probado. Estaba llorando ¿Pero que iba a hacer? Ninguno me gustaba ni me quedaba bien. 
-Arthemis cariño no digas eso... encontrarás uno hermoso...que te complemente como quieres... todo estará bien...¿vale?...-Vivian ya no sabía ni que hacer conmigo. Me sentía en la miseria.

Sí, por un vestido. Pero estaba embarazada ¿vale? No puedes juzgarme. Las hormonas las tenía tirando hacia la luna.

-No! Como va a estar bien! Son horrorosos! No me gustan...me quiero ir de aqui!
-Mi amor...tranquila...¿vale?...respira...-Vivian me abrazó acariciandome la espalda, recordando los arrebatos que le dieron a ella en sus embarazos. Sobre todo en mio.
Yo le hice caso y respiré profundo dejandome acariciar. Y fue como si aquello me relajara la mente  como si se me hubiera vaciado de golpe.

-Mamá....no quiero un vestido blanco...
-Ya sabía yo que lo que no te gustaba era el color mi amor...-se levantó del silloncito y  me agarró de la mano levantandome también- ¿Que color quiere mi pequeña?...
Vivian me agarró del brazo para sentirme más acogida aún.
-Rosa...crema...azul cielo...
-Violeta-espeté de repente, recordando mi vestido de graduación- Lavanda, suave. Con falda de tul...de muchas capas....como de princesa...

Mi madre llamó a la dependienta y esta me buscó lo más parecido a mi definición, y lo encontró. Era un hermoso vestido lavanda de falda enorme y corsé con hermosas piedrecitas de diamante brillante. Tenía ahsta un velo a juego que caía con una gran cola. Ese era el vestido que yo quería sin duda. Y lo iba a tener. Por muy caro que fuera. Además, yo seguía teniendo la tarjeta de credito de papaíto que se olvido de cerrarlo. Gastarme el dinero de ese viejo no me importaba lo más minimo.

Que decir, que hasta encontré flores del mismo color para el cabello.

Sin duda, iba a ser el dia más feliz de mi vida... ¿o no?




𝕊𝕞𝕠𝕜𝕖 𝕒𝕟𝕕 𝕗𝕚𝕣𝕖 (Parte 1)Where stories live. Discover now