•CAPITULO 14•

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Me tiembla todo el cuerpo, no puedo controlar el movimiento de mis piernas y el calor del saco no me basta porque sigo teniendo frío

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Me tiembla todo el cuerpo, no puedo controlar el movimiento de mis piernas y el calor del saco no me basta porque sigo teniendo frío. La mano de Hunter sigue sobre la mía y no lo miro, tengo tanto en la cabeza que no puedo ordenar todo

El besó, la explosión, el baile, todo

¿Por qué lo besé? ¿Por qué me besó él?

Suelto el aire que tengo retenido y adentro mis brazos en las mangas del saco porque el frío me sigue molestando. Las piernas las tengo congeladas y con la mano trato de bajar la tela del ajustado vestido, lo cual es inútil, porque se sube al segundo

—Enciende la calefacción, Abel. —le pide él sin mover un solo músculo.

El hombre sentado a la izquierda del chófer le pica a una pantalla y no tardo mucho en recibir el aire cálido que es como un trago de agua en el desierto.

—¿Cómo está Ian? —pregunto aún con la mirada en mis manos.

Cómo dije antes, no soy buena sacando tema de conversación y por alguna razón, él me lo pone más difícil.

El reloj le brilla en la muñeca y logro ver qué son casi las 12 de la noche. El evento no duró lo que estaba establecido, nada salió como estaba previsto.

—Muy bien, de hecho, me comentó que alguien te envío flores el lunes y te puso muy feliz. —responde haciendo que mis mejillas se calienten. —Creo que esa persona debería de enviarte flores todos los días.

Dios.

Que vergüenza que Ian me haya delatado. —digo negando con la cabeza. —Yo...yo solo no me esperaba ese regalo.

—¿Entonces no te puso feliz? —inquiere y está vez si levanto la vista.

Sus ojos son de ese tipo de azul que tiene el cielo en una tarde de tormenta, ese tipo de azul que por alguna extraña e inexplicable razón, te pone el corazón a mil.

—Si me puso feliz, gracias de nuevo. —susurro relamiendo mis labios.

Tal acto me hace recordar que ya probé los suyos. Los sentí, suaves, delicados. A pesar de que el beso fue más un simple roce de piel, me gustó y vuelvo a buscar dentro de mi el astibio de arrepentimiento, pero no está.

—De nada. —observa al chófer y después vuelve a mirarme. —¿Te importaría darme tu dirección? 

—Oh, si.

Se la digo directamente al chófer el cual asiente y tras intercambiar una mirada con Hunter, toma el rumbo indicado.

Cuando la camioneta se estaciona frente al edificio mi instinto es girarme para despedirme, pero él baja rodeando la parte trasera hasta que abre mi puerta ofreciéndome su mano.

Sube conmigo los escalones hasta la puerta principal y se detiene justo en la entrada.

—Tienes mi número, cualquier cosa que necesites, solo tienes que llamarme. —pide y yo asiento.

Tentación Azul 1 ® BORRADOR (PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora