Capítulo 19: El menor de los reyes.

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"Ouran High School Host Club es propiedad de Hatori Bisco"

En aquella transitada calle de Boston mientras las personas continuaban su flujo constante los gemelos estaban tentados en hacer una mala broma, ver aquella escena en plena ciudad, siendo protagonizada por nada menos que el host cool, era tan extraño como ver a Mori- Senpai ser elocuente.

Justo cuando se iban a burlar del chico de gafas, el rostro de la jovencita pelirroja les impidió decir algo sobre la situación, lucia un ceño fruncido, tal cual, como un lobo feroz al acecho, era obvio para ambos que aquellos dos tenían un acercamiento más allá de la amistad, Kyouya al verlos estaba tentado en aclarar el malentendido, pero no tenía por qué hacerlo, era un hombre soltero sin nada que ocultar.

La jovencita saludo a los dos chicos aun con el fuego en su mirada y volvió al auto de Kyouya, quien se despidió de sus amigos lanzando un suspiro sonoro, él la acompañó dentro del vehículo para seguir el viaje al restaurante, sin decir ni una palabra sobre el acontecimiento, ambos dentro del coche se veían frente a frente.

— No mencionare nada sobre este accidente — comentó la pelirroja mirando por la ventana, mientras Kyouya hacia lo mismo, Tachibana los observaba por el retrovisor sonriendo.

Los gemelos se vieron y al unisonó exclamaron que era un excelente momento para contar a los demás miembros del club el hecho de que Kyouya Senpai, había encontrado pareja.

En Japón, a miles de kilómetros de aquella escena de amor, Yoshio Ootori hablaba con sus dos hijos, Akito Ootori lo veía fijamente mientras su cabello castaño se cernía en su rostro, era el mediano de los hijos, guapo y exitoso, todo un médico valioso del grupo médico de los Ootori, mientras las palabras salían de la boca de su progenitor, este no daba crédito a lo que su padre les proponía, pero, el más afectado era Yuuichi cuyo rostro parecía cambiar de color a un pálido enfermizo, su hermano mayor era la viva imagen de un Ootori, alto, de gafas y al menos unos treinta años.

— ¿Es enserio padre?, el menor de nosotros, ¡tu sucesor! — reclamó Akito, poniéndose de pie alejándose del escritorio de Yoshio, el hijo de en medio era muy volátil, a pesar que la investigación era su pasión estaba indignado por el robo a su hermano Yuuichi, quien había hecho todo para poder satisfacer a su padre, incluido casarse sin amor.

— Es mi voluntad, ya los papeles están hechos, solo espero que acepten que esto va a pasar y apoyen a su hermano — murmuró, provocando que Akito dejara la habitación mientras daba un portazo cimbrando el recinto.

Yuuichi en cambio vio a su padre sin saber que decir, toda la vida él había asumido que era su derecho natural, su hermano no figuraba dentro de las posibilidades y ahora era el jefe de la cabeza del grupo.

— No entiendo, ¿Qué hice mal? — le recrimino a su padre, parándose de pronto en un rictus de furia — ¡Dime padre!, ¡es un mocoso!, tiene diecinueve años, ¿Qué va saber un jovencito como él?, no esta establecido, no tiene el derecho.

Yoshio vio a su hijo despotricar, y con una mirada severa en su rostro no se amedranto a sus palabras.

— Él salvo a la compañía, aquella ocasión en que por furia casi vendo el consorcio médico a grupo Tonnere, la compañía sigue siendo nuestra gracias a que Kyouya estuvo ahí, él siempre fue el legitimo dueño de ella, ¡entiendes lo que digo!, no tenemos voz ni voto en el futuro de Kyouya, pero, si te sirve de consuelo, él tiene que cumplir una condición más, antes de ser el dueño de todo...

Y con esa información la mente de Yuuichi formo un plan, uno donde no se le retirara el derecho con él que se creía dueño, después de todo, él también era un Ootori.

En la habitación de su departamento Haruhi estaba algo turbada, se encontraba rodeada de sus amigos, quienes parecía no importarles que estuviera dolida por que Tamaki le mintiera, a pesar de la colecta para salvar el grupo Suoh, las cosas no habían fluido bien y el rubio estaba aún sin presentar señales de vida.

Además, el hecho de que no había logrado ayudar a su amigo Kyouya con la misión que le dio, Haruhi aún tenía el teléfono móvil en su poder, no quería utilizarlo para comunicarse con el host, o con alguna de las personas que puso a su disposición para ella.

Por eso cuando los gemelos llegaron con la novedad de que él estaba saliendo con aquella americana pelirroja, el rostro de serena tranquilidad paso a un rictus de espanto, ¿Qué acaso el asiático se había vuelto loco?

Kyouya era un personaje complejo, era un excelente amigo, un poderoso enemigo, y aquella jovencita podía ser una buena pareja, si no fuera por el hecho que, ante los ojos de la castaña era una arribista que casi provoca un ridículo total del chico en aquella fiesta.

Empezaba a molestarle a Haruhi, el que su amigo Kyouya fuera a casarse por interés, y peor, con una chica cuyos planes eran los mismos que él, progresar en ese mundo a base de los "méritos" que su posición les brindaba.

Todo por la empresa, aquella que lo había enfrascado en una batalla contra si mismo, en una lucha de poder que la castaña no entendía, después de todo, ella era una sencilla estudiante becada, no poseía la mitad de los problemas que tenían los miembros del host club, solo contaba con su cerebro para salir adelante. No necesitaba más que eso, pero sus amigos estaban metidos en un montón de temas con los que ella no tenía que lidiar, a veces agradecía su pobreza.

Esperaba que Kyouya pensará las cosas bien, de lo contrario, podría ser muy infeliz.

En un restaurante de lujo, en donde los hombres como Kyouya parecían estar en medio de su apogeo, una deprimente Katherine veía con cierta desazón los ravioles con un filete miñón cocinado a la perfección sobre su plato, como si aquel manjar de dioses fuera tan insípido como unos fideos instantáneos que insistía en degustar Tamaki.

— ¿No te gusta la comida? — preguntó el host cool, viendo como ella parecía no dispuesta a ceder, así fuera en una simple cena.

— Se me fue el apetito después de tremendo papelón frente a tus amigos, ¿Qué pensabas decirles? — lo confronto la jovencita, mirándolo con angustia, y riéndose de si misma, mientras las llamas se quemaban lentamente a su alrededor, aquellas que Renge le advirtió.

— Katherine, no hay nada que explicarles, ambos somos adultos solteros, que tiene de malo que nos vean juntos — meditó el muchacho tomando un poco de aquel vino afrutado que acompañaba su filete.

— Haruhi...— murmuró ella, viendo como el muchacho parecía descolocarse un momento, dando un ligero temblor al tomar la copa, ella tenía el dedo en la llaga, dispuesto a no soltarlo.

— Ella no entra en esta charla, mi decisión con Haruhi es punto final, no pienso quitársela a Tamaki, ella insiste en sufrir por ese imbécil, quien soy yo para contradecirla — comentó con cierto deje de amargura, que no paso en vano para la jovencita pelirroja, quien clavó su mirada en él.

— Kyouya, deja de darle vueltas, quieres mi ayuda, ella es la que amas, y si Tamaki es el punto final puedo servirte de carnada, después de todo mis padres querían emparejarme con él, tal vez eso les dé gusto...

Algo dentro de la sangre del host cool hirvió, es que acaso Katherine estaba enamorada del rubio atolondrado de su amigo, que todo esto era una maldición en su vida, ser el segundo, siempre, y sin que pudiera evitar sus acciones le tomo la mano.

— ¡Ni lo intentes Pritzker, o será tu ultimo movimiento! — exclamó furioso, ganándose algunas miradas, otra vez rompiendo la fachada, siendo él, sin méritos, más que la irracionalidad de sus actos.

Katherine estaba mirándolo, asombrada y de nuevo un flash capturo el momento, ajeno a aquellos dos.

N.A. Gracias por su paciencia.

Buscando una esposaWhere stories live. Discover now