22 - Verdad

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Todos tenemos un secreto, pero las personas dicen que nada puede estar oculto mucho tiempo. Las mentiras tienen las patas cortas, y aún así Kim Junkyu estaba a punto de descubrir muchísimo más.

Oh Hayoung, se consideraba a sí misma la persona más segura del planeta. Era impresionante, cuanto tiempo había aguantado viendo a su hijo, llenarse de odio y ponerse al mando de un mundo del cual no conocía nada. Pero lo había aceptado.

El pasado es lago que no podemos eliminar, y ella cargaba con uno lleno de pérdida y dolor, pero se mantenía al margen. Decidió dejar que su hijo de 17 años aprendiera a disparar, que supiese mas de 11 técnicas de asesinato, cada una mas sigilosa que la anterior. Vio a su hijo, planear detalladamente, hundir las acciones y una empresa, endeudar hasta el cuello a un hombre y luego asesinarlo a sangre fría y por venganza.

Pero..

El recuerdo de aquel niño juguetón, travieso y berrinchudo, poco a poco se dejaba ver un poquito mas cada día. Y estaba agradecida a Junku por haberle traído a su hijo, a la vida.

Sin embargo, sabía los planes de su hijo de revelar la ultima pieza de ese rompecabezas, que había acabado con la vida de su ángel primogénita, y estaría feliz de decirlo todo sin que la vergüenza la dañara.

Y lo pretendía hacer. 

Hacía muchos años, el negro había pasado a ser el color que casi siempre portaba, pero hoy, en su acto de redimirse lo cambió por un azul turquesa. Los pendientes hechos para la ocasión y los zapatos altos hacían que fuera la Oh Hayoung que no perdió a una parte de su familia.

Bajó las escaleras, y se dirigió directo a la cocina buscando a Hyunsuk, quien había recortado su cabello en la parte trasera

- ¿Quién te ha autorizado a cortarte el cabello Choi Hyunsuk? – la voz de la señora Kim como muchos la llamaban, irrumpió en la cocina con una ceja arqueada – Dije que lo haría yo, mocoso malcriado

- Pero...tía..

- Nada, reúne a todos en el despacho, es hora de que un par de cosas sobre esta familia sean reveladas, y llama tanto a Asahi como a Seunghyun, esto le incumbe a toda la familia.

El reloj marcaba las 2 de la tarde, y la oficina de Haruto estaba llena. Todos estaban observando a la matriarca familiar, a la espera de que la caja de Pandora se abriese y que la última pieza encajase en su lugar.

- Teníamos 18 años cuando todo comenzó. Éramos unos niños, que jugabamos siempre al escondite, se bañaban en el río o simplemente pasábamos el tiempo en la biblioteca. Yuhno, Minseok y yo compartíamos los mismo gustos. Cuando tuvimos 21, Yuhno conoció a Minha y se enamoró ciegamente de ella – observaba el paisaje recordando esos momentos y le sonreía aunque fuesen tristes – Ella era hija de una familia aristocrática alta, y nosotros los niños de clase media. Pero, ella vio en Yuhno un juguete al cual manipular y utilizar a su favor. Un día, ellos huyeron hacia China, porque los padres de Yuhno a pesar de se de clase media, no deseaban que estuviera con una manipuladora aristocrática, así que solo quedamos Minseok y yo. Nos casamos y a los 3 años, llego Minseo. Era una cosa tan preciosa, y hermosa, que de solo tenerla su padre comenzó a llorar de la emoción

- Mamá..- dispuesto a ir hacia ella, Yuvin fue detenido por la mano de ella para que la dejase continuar

- Luego nacieron ustedes, mis pequeños príncipes y su padre lloró en cada uno, decía que uno sería abogado, uno informático y el otro cantante. Mis padres habían fallecido, así que nos mudamos a Corea, y construimos Hoteles Watanabe. Fuimos creciendo, hasta tener una buena fortuna y pudimos criarlos cómodamente. En un viaje a China, su padre se reencontró con Yuhno, quién había construido una empresa de ingeniería y comunicaciones. Hablaron, e hicieron planes para hacer negocios al volver ambos a Corea. Unos dos años después, compraron la antigua mansión y la redecoraron. No teníamos idea, de que todo era una fachada comercialista. Yuhno, estaba en bancarrota y pretendía usar a tu padre para reconstruir su imperio en ruinas

- ¿Nunca sospecharon de el? – Doyoung pregunto, recibiendo una negación

- Nunca nos dimos cuenta de cuánto había cambiado, era alguien sin escrúpulos, mentiroso y soberbio. Ya no era nuestro Yunho. Y lo descubrimos demasiado tarde. La primera vez que vimos a sus hijos fue en el cumpleaños de Haruto, cuando llevó a Junkyu a nuestra casa de descanso en Japón por dos días, y ahí se conocieron, pensamos que podrían ser buenos amigos, e intentamos que viniesen todos a nuestras fiestas, pero el caos se desató. Esa tarde, nos llamaron de que Seo no había ido a la escuela, nosotros la vimos salir e incluso le preparé la merienda pues debía ir a casa de unas amigas. Cuando comenzamos la búsqueda, nuestro chofer, estaba tirado a un lado de la carretera y ni ella ni el auto 

estaban por ningun lado. Dos días despues, nos enviaron una nota de rescate, que estaba firmada por Jeon Yuhno, decía la dirección, cantidad de dinero y que debía firmarlo todo

- Mi madre...

- Tu padre le dio la hoja firmada al que luego descubrimos era el mayordomo, y fue a recoger el dinero. Fue la ultima vez que lo vimos con vida, y a mi hija. Investigamos, y según nuestras fuentes, Yuhno le disparo en el pecho y luego lo metió al auto junto con Seo...El auto explotó...-rompió a llorar porque para ella era demasiado – Tenía cargadores de explosivos que accionaron cuando intentaron salir

- Por eso la firma de mi papá estaba ahí...

- Si, por eso quería que devolvieras a Junkyu a su familia, Minha intentara matarte porque le quitaste a su esposo y sus dos hijos cariño

La sala quedó en total silencio mientras las lágrimas de Hayoung, bañaban sus mejillas. Se había quitado un gordo peso de encima y se sentía increíblemente bien. Había amado a Minseok y a Minseo por tantos años, que ahora todos sabían la verdad. 

- Junkyu, Doyoung siento mucho que sepan, pero ese monstruo no terminara de destruir esta familia. Haruto, el resto te lo dejo a ti – se levantó tambaleante pero fuerte y con todo el coraje del mundo, se dirigió escaleras arriba a descansar.

Estaba en paz consigo misma, con su hija y con su esposo.

...

Junkyu abrazo a su hermano. Necesitaba ese sentimiento de hogar, ese cariño que solo había podido encontrar en el. Cada día, estaba mas seguro de que su vida maravillosa y perfecta en lo que cabía se había convertido en un completo y total infierno.

Pero no se quedaría así.

Su padre tuvo lo que merecía, y era el turno de su madre de que el karma tocase su puerta. Y si de él dependiera, el último disparo lo daría él. 

CLOSERWhere stories live. Discover now