18 - Problemas

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Sometimes the greatest way to say something is to say nothing at all

Say something : Justin Timberlake; Chris Stapleton


Las manos de Doyoung temblaban mientras los cristales estaban regados en el suelo, y su mirada se deslizaba entre los dos hombres que se encontraban detrás de Yedam.

Se dispuso a recoger el desorden que había causado en el suelo cuando la interrogante mirada de Yedam se cruzó con la suya.

-Estoy bien- gesticuló suavemente para que solamente el chico lo entendiera. Tomó una servilleta de papel para limpiar los cristales intentando no cortarse, colocándolos en el cesto de basura. Sintió una silla arrastrarse y en dos segundos tenía un par de manos ayudándolo.

Afortunadamente, nadie en el sitio se dio cuenta del desastre que se armó, así que con la ayuda de Yedam recogió cada pedazo sin cortarse. Observó un momento a su alrededor mientras las caras de los dos hombres que estaban aún de pie en la silla que Yedam había utilizado. Y se paralizó cuando reconoció el rostro de uno.

Era uno de los que habían invadido la mansión Kim. Era parte del equipo del señor Watanabe.

Las manos comenzaban a temblarle, mientras ocultaba su expresión colocándose las manos en la cara y quedándose agachado bajo el mostrador.

Yedam siguió cada movimiento de Doyoung, sentándose a su lado.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué te quedas aquí abajo en vez de seguir trabajando?- susurró suavemente al chico que no paraba de temblar.

- El de cabello largo...el...el trabaja para el hombre que mató a mi papa y secuestró a mi hermano...

Yedam maldijo interiormente. Doyoung, había reconocido a Hyunsuk como uno de los del equipo de Haruto.

Le acarició la espalda al chico tratando de calmarle, debía hablar con Haruto porque si se sabía que Doyoung había reconocido a Hyunsuk y los ligaban, todo podría venirse abajo si el chico abría la boca.

-Espera un momento, no te muevas de aquí – se alzó y con un gesto en sus labios advirtió a sus amigos de que no hablaran o le llamasen. Hunsuk captó el mensaje, y le hizo una venia de que fuera a la oficina de Sehun.

Tenían que resolver esto.

Asahi siguió a Hyunsuk hasta la oficina de Sehun pasando a este y a su acompañante.

- ¿Qué ocurre?

- Al parecer, Doyoung me reconoció – Hyunsuk caminó hasta el asiento de Sehun y tomó asiento mientras esperaba que Yedam entrase con el chico.

Asahi se coloco detrás suyo, mientras la puerta se abría con un desconcertado y asustado Doyoung, y un Yedam sorprendido. El chico observó a ambas figuras y se abrazó a Yedam temblando.

-Kim Doyoung, un placer verte nuevamente – la voz de Hyunsuk hizo temblar más al chico – Tomen asiento por favor

- Por favor no me hagan nada, me iré si es necesario pero por favor no me hagan nada – Hyunsuk arqueó una ceja mientras intentaba contener la risa mientras señalaba el asiento frente a él

- No te haremos nada muchacho, no somos unos asesinos a sangre fría tampoco – Asahi le sonrió tranquilizadoramente – Solo queremos hablar contigo

No muy convencido asintió tomando asiento y observando directamente al pelilargo un poco asustado. Su padre era uno de los hombres más poderosos que el había conocido y con un solo corte en el cuello y un disparo habían logrado volverlo histérico y un manojo de nervios hasta terminar en matarle. 

-No puedes decirle a nadie que me conoces – Hyunsuk habló seriamente – No confíes en contárselo a nadie porque no te conviene, vale? Porque lo sabremos

- Lo que Ángel quiere decir – el chico pelinegro que se había quedado callado hasta el momento habló pausadamente – Es que corres un riesgo muy grande, si alguien se entera de esto

- ¿Puedo preguntar por qué?

- Nadie sabe que este bar le pertenece, y estas en la mira

- ¿Qué les hace pensar eso chicos? – la voz de Yedam los tensó - ¿ Acaso..?

- Si Yedam, se esta dando a conocer la noticia que el hijo de Kim trabaja aquí, debemos tenerle un ojo encima

- ¿ Y quién es?

- No tenemos ni idea, por eso hay que protegerlo

- Una pregunta...¿ A quien le pertenece el bar? - Doyoung




Visitar a Minseo había sido la cosa más dura que Watanabe había hecho en toda su vida. Ella era su hermana mayor, la única que le sacaba un montón de sonrisas cuando estaba triste porque su padre no podía volver a casa, o cuando Yuvin se enfermó tanto que hubo que ingresarle y no sabían si sobreviviría. Había sido devastador para él, perder a su padre y a quien siempre será su mejor amiga. 

Toda la vida había culpado a la familia Kim, por haber destruido su infancia y adolescencia; por hacer a su madre un manojo de nervios y por tener que asumir como un verdadero Watanabe, cuando aún no tenía edad para hacerlo. Pero hoy, llevando a Junkyu con él, se quitaba con pesar una carga que había estado llevando demasiado tiempo.

La tumba de Watanabe Minseo era el único del panteón familiar que todo el mundo cuidaba con amor. No tenía una rama, hongos o pasto encima. Y siempre un ramo de flores y una foto de la niña estaba presente.

Para Junkyu eso era algo raro y a la vez le partía el corazón. La única perdida que había perdido fue a su mayordomo, asesinado por los hombres de aquel que ahora sostenía su mano para anclarse a la Tierra. 

Pero nunca imaginó, lo que sería perder a alguien que, por la crueldad y la ambición de su padre, nunca llegó a disfrutar plenamente lo que era la vida.

-Hola noona, soy yo Ruto– la voz de Haruto sonaba rota pero firme – Quiero presentarte a alguien hoy. Jure que los destruiría, pero no pude hacerlo completo. No tuve agallas para hacerlo. Noona te presento a Junkyu. ¿Recuerdas al niño pálido y temeroso que vino a mi fiesta de cumpleaños? ¿El Nunu del que siempre hablaba? Él esta aquí hoy porque tengo que hablar con los dos

Se sentaron delante de la lápida y Haruto habló.

-Investigaré bien a fondo lo que sucedió aquel día, debido al trauma que me contaste y que quiero hacer justicia para ambos 

- Haruto, escucha, creo que no...

- Shhh, es lo correcto, no creo que tu o tu hermano deban cargar con todo mi odio simplemente porque tu padre difunto por mis manos haya hecho lo que no debía. Tengo a Hyunsuk y Yoshinori investigándolo todo alrededor de ese día y cuando lo descubras...

- ¿Estaremos en paz?

Haruto no respondió. Simplemente dejó que la brisa suave despeinara el cabello de ambos como una caricia.

Tal como las que daba su noona, cuando estaba de acuerdo con algo y porque a veces la mejor manera de decir algo era no decir nada en lo absoluto.

CLOSERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora