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—¿Estás bien? —apareció su mejor amigo a su lado y él suspiró por décima vez.

—Sí, sí ¿por qué? —respondió desinteresado, Tae frunció el ceño.

—Te conozco, deberías estar feliz, estamos con nuestros hyungs, pronto llegarán los demás, bailaremos, comeremos y beberemos ¿no te gusta la idea? —sonrió motivado. —lamentablemente no logró ese efecto en el contrario, así que suspiró— Bien, vamos. —se levantó llevándose al menor con él.

—¿A dónde vamos? —dejándose arrastrar.

—A que me digas la verdad. —sentenció serio, llevándose al menor a una de las habitaciones escaleras arriba, una vez dentro lo sentó en la cama y se cruzó de brazos— ¿Y bien?

—Hyung... —al ver la seriedad en sus ojos supo que no podría mentirle más— Bien... —se bajó la mascarilla— Casi me beso con Suga hyung... —dijo casi en un susurro, pero el contrario lo escuchó perfectamente.

—¡¿Qué?! —gritó realmente alto, luego se tapó la boca cuidadosamente con las manos— ¿qué? —susurró más cerca de él.

—No me hagas decirlo dos veces... —mordió su labio cabizbajo.

—¿Y qué pasó después? Espera, déjame adivinar, llegamos nosotros y les cortamos la inspiración. —frunció el entrecejo— Lo sabía, le dije a Jin hyung que fuera mas lento.

—No, no, no, ustedes no fueron. Fue algo más: dejé la puerta abierta y ésta se cerró con fuerza por el viento y nos asustó, nos separamos por eso. —contó algo molesto.

—Que curioso que justo pasara en ese momento. ¿Éstas seguro de qu-

Repentinamente escucharon una risa, era una risa suave, casi infantil y burlona, proveniente de la puerta del armario.

—Kook... ¿La casa tiene efectos musicales o algo así? —preguntó nervioso.

—Creo que sí. Déjame ver... —se acercó a la puerta y en cuanto la abrió, solo había ropa blanca manchada de rojo artificial en el suelo— ¿Eso es tod- ¡Ay, joder! —una caja se dejó caer encima de él, bajándole el gorro.

—¿Qué carajos? —preguntó Tae, acercándose sigilosamente a la caja de color negro, en la tapa se leía algo en otro idioma que parecía ser latín, pero perfectamente decía en grandes letras rojas: "OUIJA".

—¿Ese no es el tablero con el que puedes hablar con los espíritus? —preguntó curioso el menor abriendo la caja, a él no le daba tanto miedo esas cosas.

—Sí, es esa... Mejor deja eso ahí, Jung, vamos a bajar. —trató de convencerlo pero el menor no dejaba de curiosear en el piso con la caja abierta en sus piernas, dentro de la caja se hallaba la famosa tabla, y un puntero de madera, el cual tomó entre sus dedos.

—TaeTae mira, puedo ver al demonio desde aquí. —bromeó mientras veía a través del vidrio de la pequeña madera.

—Al único demonio que quiero ver es a HoSeok hyung, a ese hombre le regalo mi alma y que haga lo que quiera conmigo. —aseguró el peliplateado— Vamos Kook, ya debieron llegar los inv-

—TaeHyung... —quieto, voz nerviosa; a través del vidrio logró ver algo que se movía en la puerta de la habitación, como si se burlara de ellos con su presencia, se asemejaba a un cuerpo de espaldas, cuerpo que alargó la mano hacia la manilla de la habitación. No podía alejar la mirada de aquella cosa, sus ojos no daban crédito de lo que veía, los tenía tan abiertos que parecía que se iban a salir de sus cuencas.

—¿JungKook, qué estas vie-

La puerta se abrió de golpe, asustando a ambos chicos.

—Mierda, Jin hyung, casi se me sale el corazón del pecho. —exhaló con fuerza TaeHyung con la mano en el pecho.

Chained Soul. [JK&JM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora