Capitulo 4

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"Enchanted - Taylor Swift"

SOPHIE

Estuvimos conversando casi todo el almuerzo, pero el no dejaba de ver su móvil cada que hacíamos pausa y las preguntas volvieron a mi. ¿Tiene novia? ¿Pretende a alguien? ¿Alguien lo espera?.

Muevo mi tenedor de un lado a otro pensando, Luke se acerca a mi aprovechando que Harry estaba en el baño. Retira los platos y mira detrás de el antes de hacer la pregunta.

—¿Y de donde conoces a don ojos azules? —alza una ceja.

—Es el nieto de Clay.

—¿Clay tiene un nieto? —se sorprende.

—¿Te dejo en casa, Phie? —la voz de Harry se unió en la conversación.

Luke se reincorpora de inmediato, miro a Harry quien ya se ha puesto su camiseta, sin embargo, las miradas femeninas del local se posan en él. Harry era guapísimo, no había duda y creo que ya esta bastante acostumbrado en tener la atención de todas las mujeres.

—¿Phie? —frunce el ceño Luke.

—Está bien, puedo irme sola a casa —asiento, levantándome.

—¿Segura? Porque no tengo problema en dejarte.

—Está bien, lo prometo.

—Bien, entonces.. ¿te veo esta noche?

—¿Se verán esta noche? —Luke interviene.

Harry le lanzó "esa" mirada y mi amigo rápidamente va hacia la cocina con los platos sucios, sonrió divertida  hasta que su mano toco mi mejilla dando una pequeña caricia con su pulgar de tan solo unos cinco segundos.

—Te veo más tarde Phie.

No me dio tiempo de responder porque salió del restaurante. Imite su acción tomando mi tabla de surf que estaba afuera, camine a casa con la imagen de su sonrisa en mi mente, Dios que estúpida me siento.

De seguro tiene a alguien esperándolo en Alemania y yo creando fantasías en mi mente. Eres patética, Sophie.

—Hasta que llegas.

Solté un suspiro de frustración al llegar a casa, subí las escaleras ignorando por completo a Xiomy quien me sigue hasta mi habitación.

—Elina.

—Sabes perfectamente que odio mi segundo nombre —coloque la tabla sobre la cama, para quitarme el short.

—Bien, Sophie.

Me giro de mala gana,—¿Qué quieres?

—Discúlpate por lo del otro día.

—Supéralo, Xiomy —escupí.— Yo ya lo hice.

—No, me insultaste. ¿Quién carajos te crees para decir que no tengo nada de nuestros padres?

—Dímelo tú —me cruce de brazos.— No has tocado el océano desde hace años. No lo hiciste en su ceremonia de despedida, y aunque no quieras admitirlo, sabemos que tengo razón.

Bajo el atardecer © ✔️Where stories live. Discover now