Capítulo 8

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DISCULPEN LA TARDANZA

Sean

Solté un quejido al sentir la dolorosa pulsada en mi nuca, apreté los dientes, llevando mi mano hacia el área, acariciándome.

¿A caso me dormi? Es extraño... LLevo dias sin hacerlo.

Pase mi lengua sobre mis labios, humedeciéndolos, tratando de poner mi mente a trabajar, para recordar en donde mierda estoy... Lo último que recuerdo es haber salido a beber... Luego, ¿Luego que? Mis ojos se abrieron con sorpresa al sentir un brazo envolviéndose en mi cintura.

Pasmado, estire mi mano hacia un costado, intentando encontrar algún tipo de interruptor... Es imposible que me haya acostado con alguien... Al tener contacto con un objeto de forma de lampara, busque el interruptor, encendiéndola.

—¿P-pero que?—fue mi expresión al verla.

Camille esta acostada junto a mi, dormida, su pequeño brazo se encuentra plasmado en mi cintura, enrollado en un agarre firme, su boca rosa esta ligeramente fruncida, pareciendo que hace un puchero, luciendo algo tierna, algunos mechones castaños recaen sobre su delicado rostro el cual esta cubierto por unas diminutas pecas marrones, sus pómulos se encuentran levemente sonrojados.

Me tense por completo cuando ella se movió, apegándose aún más a mi anatomía, abrazándome.

¿Qué hago aquí? No me digas que volví a buscarla... Y si como mi duda se confirmara por si sola, mis ojos recayeron en mi mano, la cual estaba vendada por la cinta rosa con emoticones de pizza del botiquín de Camille.

Pase mi mano sobre mi rostro, maldiciendo, debo dejarla en paz, ella ya esta con otro, a este punto solo me lastimare a mi mismo, y a ella con mis impulsos y celos.

¿Pero como se supone que me aleje de alguien a quien no puedo sacar de mi mente ni de mi corazón? Si ni quiera he podido lograrlo en estos dos años.

Aún con lo que hizo, y me aborrezco, por seguir detrás de ella, desde que la volví a ver... Todo dio un giro para mi, que tan solo busco el mínimo momento para hablar y pasar tiempo a su lado, sea cual sea la razón.

Pero al final, solo termino lastimándola.

—¿Por que no me abrazas, idiota?—pregunto ella en murmullo aun dormida, como si no tuviera control de sus palabras—Tengo frio...—se acurruco en mi pecho, buscando calor.

Una sonrisa se dibujo en mis labios. Camille no parecía cómoda, estaba en el borde del sofá... Posiblemente se despierte mañana con dolores en el cuerpo.

—¿Te llevo a la habitación?—le pregunte.

—Ujumh...

—Bien—me incorpore un poco, escabullendo unas de mis manos en la parte baja de su espalda, tomándola, mientras posaba la otra en la parte trasera de sus piernas, elevándola, y dejándola sobre mi regazo, poniéndome de pie, encaminándome al pasillo.—Camille, ¿Ya te dormiste?...—hable en voz baja.

—¿No ves o que?

Reí.

—¿Puedo preguntarte algo?

—No.

—¿Por que estabas durmiendo conmigo?

—Pues porque me suplicaste, que lo hiciera... Tuve la impresión que llorarías si no lo hacia... Nunca te había visto tan rogón Sean—contesto ella divertida, mis ojos estaban tan abiertos que me dolían, ¿En serio hice eso? Aunque es posible...—¿No lo recuerdas?

—No...

—Es una lastima, rogón.

—Mañana olvidaras esta platica, así que no me afecta.

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