Capitulo 24

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—Deberías ir Camille.

—No me gusta ir a fiestas sin ustedes, menos sino conozco a nadie Gaby.

Lía abrió un paquete de papas fritas.

Me miro.

—A mi tampoco me agrada la idea de que salgas sola Camí, pero creo que te ayudara a socializar con tus compañeros, sino te gusta mucho el ambiente, puedes quedarte allí unas dos horas o menos, e irte inventando cualquier excusa.—hablo con toda la calma del mundo.—Tampoco es como si te vayan a obligar quedarte.

Asentí con la cabeza, pensando. No me gustan muchos las fiestas, pero es verdad, debo socializar. Aunque me siento bien con este pequeño circulo de amigos.

Unos de mis compañeros de Gramática me ha invitado a una fiesta en su departamento, me pareció extraño, ya que nunca había hablado con él. Pero de vista el luce como un buen chico, por lo que acepte.

Aunque ahora no estoy segura de si debería ir.

Suspire. Mirando a Gaby quien me observaba ansiosa con una respuesta.

—Vale, iré, pero... Tienen que ir conmigo a comprar un vestido.

Ellas asintieron de una vez, chocando palmas.

—¿Vestido? ¿Para que?—Sean y los chicos aparecieron en la puerta, adentrándose al departamento.

Había olvidado que ellos vendrían.

—Mmh... ire a una fiesta.

—¿Con?

—Con unos amigos de su clase, Sean—Respondió Gaby colocándose de pie—¿Compraste mis tampones Fer?—le pregunto a su primo con una sonrisa de burla.

—No existe ningún tampón vibrador con luces ultravioletas—hablo el pobre confuso.

Tape mi boca intentando no reír en voz alta.

¿Qué carajos?

—¿Lo mandaste a comprar que cosa?—Lía miro a Gaby aguantando la risa.

La pelinegra exploto en sonoras carcajadas, ella sostuvo su estomago como si aquella risa la fuera a matar.

—Maldita cerda—él tomo una naranja que se encontraba en las bolsas que traía, lanzándosela a Gaby.

—Tenían que ver la cara de la señora a la que le pregunto—Mario se burlo—Oye hijo, ¿Acaso eres de esos fumadores compulsivos que dicen cosas locas?—el imito la voz de una anciana.

Y como si fuera una dosis Gaby empezó a reír más.

—Son de lo peor, los odio—el castaño puso mala cara sentándose en el sofá.

Lía se levanto del suelo sentándose junto a su novio.

—Solo a ti se te ocurre que esa mierda existe Fer—le dijo ella mientras insertaba una papa frita en la boca de él.

—Con tanta cosas locas que la gente crea hoy en día...

—Concuerdo—Mario lo señalo.—Hace unos días fui a comprar unos preservativos y la chica que me atendió me pregunto ¿Los que brillan o los que te masajean?

—¿Qué mierda?—Gaby miro a Mario con una mueca.

Ellos continuaron hablando sobre ese tipo de preservativos, yo solo me estaba fijando en Sean, quien lucia concentrado en la cocina.

No hablo desde que dije que ira a una fiesta.

Me incorpore del suelo, dirigiéndome hacia donde él. Al estar cerca de él envolví mis brazos en alrededor de su cintura, dejando un beso en su espalda, recibiendo todo su aroma.

Polos OpuestosWhere stories live. Discover now