Capítulo 5

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Mientras Krist se acostaba de espaldas disfrutándolo y esperándolo, se sintió sorprendido cuando sus labios y lengua besaron su agujero.

-¡Oh grandísimo Dios! -gimió fuerte.

Se sentía asombroso. Singto quería respetarlo y amarlo, metiéndole la lengua en su trasero, la movió profundamente y Krist sintió las ganas de correrse también sudaba, aparte se sentía medio avergonzado, medio asustado. - y pensó -¿Y si no le gusta el sabor de mi agujero? -Pero Singto solo fue más y más profundo, tranquilizándolo.

Después de burlarse de él una y otra vez, Singto finalmente subió a la cima y entró en él, se movió suavemente, con cuidado de no causar dolor. Fue gentil, muy lento, paciente, sabía que Krist era nuevo en todo esto, no tenía experiencia en hacer el amor con un hombre, así que se hizo cargo, cuidándolo.

A medida que se acostumbraba más y más, él se movía con más facilidad, más profundamente, empujándolo, los ojos de Krist se pusieron en blanco de alegría, ya no lloriqueó, ya no era tan virgen y apretado, sabía cómo tomarlo ahora.

-¡Aaah! ¡Oooh mi vida! ¡Oooh sí! -Balbuceaba entre gemidos, incoherentemente mientras lo amarraba entre sus brazos y con sus piernas, mientras tiraba profundamente de él, lo amaba, ya no era un mariquita, él como un león y Krist era su... leona, toda la prisión los escuchó y escuchó su amor tras las rejas.

Sus gemidos resonaron a través de las paredes mientras Krist se corría en él, mientras lo follaba, su polla frotaba en su vientre puso los ojos en blanco cuando comenzó a correrse en medio de los dos.

El cansancio los venció, estaban mojados y sudorosos, en una sola carne, en unión, comenzó a retirarse, pero Krist no lo dejó.

-¡Quédate dentro de mí, por favor! -Le dijo y así permanecieron conectados mientras se miraban, besándose suave y dulcemente, frotándose las mejillas, acariciándose, finalmente lo dejó salir. Singto se puso de espaldas y Krist se acostó en sus brazos por el resto de la noche, profundamente enamorados.

El sol de la mañana brillaba desde la ventana frente a ellos, los calentó y los cegó a la vez, mientras hacían el amor nuevamente, si se cansaban solo se acurrucaba el uno al lado del otro.

-¡Ah! ¡Oh bebé! ¡Oh te amo! -decía Krist entre gemidos, mientras su amante empujaba dentro y fuera de él, esta fue la primera vez que tuvo sexo sobre sus manos y rodillas en el piso, esta vez realmente Singto se sintió como un animal, como si hubiese agarrado a un pequeño lobezno para ser follado por un fuerte lobo gigante.

Singto le dio un beso en la oreja mientras se movía dentro de él, sus fuertes embestidas empujaban a Krist hacia adelante, por lo que envolvió su brazo alrededor de su cintura y sostuvo su eje mientras lo penetraba.

-¡Ah! ¡Ahh! ¡Oh, cariño, es tan bueno estar en tí! -Singto jadeó con su voz agitada. Sintió como si estuviera recibiendo una bendición celestial y cuando sintió la luz milagrosa los calentó, sintió el orgasmo y comenzó vaciarse en Krist quien sentía la gloria del cielo, su cuerpo esbelto, su piel sedosa, lechosa, bañándose en la luz celestial y el sudor de su hombre. Krist sintió como si un dios lo estuviera amando, cuando empujó en él como una inyección de calidez como ninguna otra.

Tan pronto como terminó, se dio la vuelta, se metió debajo y le masajeó su palito de carne, lo masturbó. -¡Ah! ¡Oh Señor! ¡Oh Dios mío! ¡Oh Kong! -gimió mientras frotaba su longitud, le hizo cosquillas en el agujero mientras lo acariciaba vigorosamente y así se volvía loco.

Preocupándose de no eyacular en la cara de Singto, le advirtió

-¡Aahh! me voy a correr bebé! Esperaba que se apartara del camino, pero sorprendentemente envolvió sus labios alrededor de él mientras lo acariciaba le hizo terminar en su boca y se tragó la semilla de Krist.

Ambos se tumbaron en el suelo un rato. Singto agarró y lo besó profundo y fuerte, frotándolo y abrazándolo tanto como podía, entonces sonó la sirena para que todos volvieran a sus celdas.

A pesar de su adicción el uno al otro, no querían ponerse totalmente duros. Disfrutaban amándose, Singto amándolo como un caballero en posición de misionero y ocasionalmente, en cuatro por la puerta trasera. El era muy romántico, lo abrazó y lo besó muy a menudo, asegurándose de que se sintiera amado y seguro en la cárcel.

Se convirtieron en la comidilla de la prisión, la primera pareja carcelaria consensuada real, algunos los miraban con lujuria, otros con odio y envidia, pero no les importaba.

Con las semanas se conocieron aún mejor, Singto nunca fue bueno en la escuela y siempre quiso dedicarse a la construcción, pero el desempleo lo llevó a convertirse en un asaltante y ladrón de autos. Algunos de los crímenes por los que estaba metido, en realidad sí los cometió, mientras que otros estaban incrustados en él. Al entrar en prisión, rápidamente se hizo de una reputación al tomar perras, cometer violaciones y asaltos dentro, todo para que otros lo vieran como peligroso y lo dejaran en paz, sin embargo, en el fondo, todo lo que quería era una vida tranquila y honesta.

Hablaron largamente cada noche sobre sus vidas, consolándose mutuamente mientras narraban sus historias. Ambos se acurrucaban en la cama de Krist cada noche, sin importar el calor que hiciera, su hombre podía sudar como un caballo, pero no le importaba, se había acostumbrado tanto a él que lo necesitaba todas las noches. Por muy caliente que se sintiera, nunca lo dejaría y tampoco él, quien también lo necesitaba, se había acostumbrado mucho a tenerlo en sus brazos, acariciándolo.
Sus miembros frotándose suavemente mientras se abrazaban y charlaban por la noche.

Como prisioneros, debían realizar trabajos manuales regulares, los hombres de negocios codiciosos se beneficiaron de su trabajo mal pago. Su prisión se había especializado en la fabricación de muebles, Krist siendo abogado, era un inútil en eso.

Cuando fuera su turno de participar, simplemente ayudaría a Singto, quien haría todo el trabajo real. Los guardias confiaron en ellos lo suficiente como para dejarlos con su trabajo ya que Krist llevaba tiempo comportándose y sin peleas.

Ese mes iban a hacer un sofá en forma de L. Krist miraba a Singto trabajando y lo veía muy sexy haciendo carpintería, tan concentrado y capaz, luego iba a la cocina correccional y le preparaba jarras de limonada con regularidad, era un trabajo agotador. Al final, tan pronto como terminó, se sentó y se hundió en el sofá que había construido. La larga forma de L, le permitió reclinarse cómodamente. Todavía tenían alrededor de una hora hasta que los guardias fueran a verlos nuevamente, decidió malcriar a su hombre, sintió pena por él pobre, todo agotado.

-Aquí cariño, toma otro vaso mientras pruebo el sofá contigo -le dijo mientras le entregaba un vaso de limonada.

-Gracias mi sol. ¿Quieres probar el sofá? -preguntó de manera sexy.

-!Oh, sí! -respondió Krist mientras se ponía encima de él, inclinándose y frotando su pecho con sus dedos. Masajeó su pecho, moviendo sus manos hasta su cuello y sus mejillas. Él era tan majestuoso, sintió que su miembro se abultaba a través de su ropa, se inclinó para besar sus labios, luego lo dejó tomar un sorbo de su bebida mientras le desabrochaba los pantalones y le bajaba lentamente la cremallera.

💕✨
Estos dos chicos calientes aprovecharán cada momento.

𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐥𝐚𝐬 𝐑𝐞𝐣𝐚𝐬 𝚂𝙺Where stories live. Discover now