Pergamino 30

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Pov. Alejandra

Los gritos se escuchan hasta nuestra posición, todas esas personas han terminado aplastadas. Tapo mi boca ante el horroroso espectáculo, la parte alta de la Aldea cae y aplasta la parte baja, levantando humo y haciendo temblar los alrededores.

Incluso Kikyo se ha quedado impresionada con tal escena, explosiones sucesivas y varios puntos de la Aldea levantan escombro. Igual que con los Hyūga.

— Invasión.

Murmura en voz baja, un explosivo es detonado en los refugios secretos. Varios enfermeros comienzan a transitar los pasillos, desesperados y las alarmas se disparan por toda la Aldea.

— Hay que llevarlos a la estación de tren.

— ¿Qué?

— Puse sellos ahí, no podrán atravesarlos.

Kikyo corre sin esperar mi respuesta y grita en la recepción dando órdenes a las personas que se encuentran ahí.

— ¡Sakura! Necesitamos evacuar la Aldea, esto se convertirá en un campo de batalla.

— ¡Naruto!

Mi compañero viene acompañado por Neji, Takumi y Seijun.

— Necesito que nos ayudes a evacuar a las personas a la estación del tren, ¡rápido!

Con determinación crea más de mil clones de sombras que se dispersan entre la histeria.

— Desocupen este sitio, tomen lo necesario y salgan de inmediato.

Kikyo sigue gritando órdenes, varios enfermeros y médicos salen empujando camillas o ayudando a lo heridos, mi compañero está en la entrada, custodiando el camino para que nadie salga lastimado.

La tierra vuelve a temblar y desde lo alto de la Aldea alcanzamos a ver el manto del Séptimo.

— Debemos apresurarnos, salgan.

Mi otra yo toma el mando y desaloja a la mayoría a rastras, al final ella, Shizune y un escuadrón médico sacan a los niños, entre ellos se distingue la mata de pelo rojizo.

— Somos los últimos.

Salimos del hospital, antes de que nos impacten Neji logra desviar una lluvia de shuriken. Al final de la calle hay varios shinobi de aldeas extranjeras trabajando codo a codo con ninjas de la hoja.

— Ustedes sigan, yo me encargaré de ellos.

— Neji...

Kikyo se le queda viendo, a sabiendas de que las cinco personas que tratan de atacarnos se convirtieron en diez y el número va aumentando.

— Tú — la otra Sakura me toma del brazo para llamar la atención — Promete que sacarás a mi hija sana y salva, no importa cómo pero que salga con vida.

Aprieta su agarre mientras una lágrima solitaria cae por su mejilla.

— La cuidaré como si fuera mía.

— Váyanse — resuelve empujándonos— Evacuen la Aldea.

Se pone a lado de Neji, apretando los puños.

— Kikyo vámonos.

— Prométeme que no tardarás, no te he dado permiso de dejarme, si lo haces pediré el divorcio ¿Has entendido?

Neji le sonríe, aunque no le llega a los ojos.

— Vamos.

La jalo del brazo llevándomela de ahí. A través de las calles se han desatado encarnizadas batallas, ahora veo que varios traidores consiguieron huir.

El final del caminoWhere stories live. Discover now