Pergamino 11

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El pánico no tardó en generarse y los diferentes Jounin que se encontraban presentes no perdieron ni un minuto para empezar a desalojar el estadio.

— Seijun, llevate a Hima y a Hikari.

— Sí madre, vamos.

Las chicas se alejan en un rápido movimiento.

— Nosotros debemos ayudar al desalojo, Hinata encargate de los palcos derechos, Neji de los izquierdos. Yo levantaré una barrera para que no lleguen más allá, ¡Dispersión!

Una enorme barrera evita que sigan dañando a los civiles, pero aún después de cinco minutos el desalojo no termina, no hay suficientes ninja para acelerar esto.

De repente siento que me atraviesan el pecho, se roban mi energía y sólo conozco a alguien lo suficientemente fastidioso para hacer eso.

El Otsutsuki del tren no tarda en reírse en mi cara, aunque el gusto no le dura mucho pues Neji ha llegado y con su puño suave logra cortar su caña de pesca.

— Has cometido el peor error de tu vida al tocarla.

Mi barrera desaparece en lo que recupero el aliento.

— No puedo creerlo, un ser tan inferior como tú no debería tener esa pureza ocular.

— Neji apartate.

Lanzo un hueso largo seguido de mis falanges, el primero es repelido fácilmente pero lo segundo logra impactarlo de forma limpia. Aún sangrando el tipo me ve con satisfacción.

— Tú eres una de nosotros, lo siento en tu chakra, lástima que seas una mestiza.

Es lo último que dice antes de que el puño de Neji impacte en su pecho, justo donde debería estar el corazón.

— Yo me encargaré de él, tu sigue ayudando a la gente a salir.

Lo saca del estadio dejándome sola, prácticamente no queda nadie y me dirijo a la salida. En las escaleras me encuentro con Mitsuki.

— ¿Qué sigues haciendo aquí? Éste lugar ya no es seguro.

— Estoy esperando a Boruto y Sarada, hay que sacarlos también de aquí.

Su silenciosa súplica no me afecta en lo más mínimo, yo podría sacarlos pero sus padres no me lo permitirían.

— Ellos estarán bien, sus padres los protegen, pero yo estoy a cargo de ti y le prometi a tu padre que te cuidaría.

Lo agarro del brazo y me lo llevo arrastrando hasta la salida. De vez en cuando voltea hacia atrás y mi agarre aumenta.

— Mitsuki más te vale no escapar, sólo serías un estorbo.

— ¿No le importa lo que les pueda pasar?

— Sí, pero confío en Naruto, él no dejará que nada nos lastime, por algo es el Hokage.

— ¿Por qué lo hacen?

Frunce el ceño confundido, todavía no comprende el amor que Naruto tiene por la aldea y por cada habitante que vive en ella.

— Por amor.

— Seijun me dijo algo parecido pero sigo sin entender.

— ¿Seijun?

Ahora sí me detengo, el chico sólo voltea a verme como diciendo "Sí ¿Qué tiene?".

— ¿Desde cuándo hablas con ella?

— Nuestro camino a casa es similar.

Un ataque hace temblar toda la estructura desde sus cimientos.

El final del caminoWhere stories live. Discover now