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Hoseok se estaba frustrando. El día había sido infructuoso hasta el momento. La pasaron caminando, alternando entre el bar, la piscina principal, la piscina más pequeña, el spa y los restaurantes. Habían vislumbrado a Kacper unas cuantas veces, pero se estaba mezclando con otros pasajeros o manoseando a su Sugar Baby. No se había quitado la camisa, incluso cuando estuvo en la piscina.

—¿Y ahora qué? —Hoseok murmuró, sintiéndose derrotado mientras regresaban a su camarote. Medio temía que Yoongi cambiara de opinión y aceptara su oferta de prestarlo a Kacper.

Yoongi le apretó el hombro.

—Paciencia —dijo en voz baja—. Tenemos tiempo.

Bostezando, Hoseok se inclinó hacia él. Siempre había notado que caminar con el brazo de alguien a su alrededor era incómodo y molesto, pero de alguna forma, no lo era con Yoongi. En este punto, tener el brazo de Yoongi alrededor de él se sentía tan natural, que se sentía mal cada vez que Yoongi lo quitaba.

—Sí, probablemente tengas razón —Hoseok sonrió torcidamente—. Fue probablemente estúpido de mi parte esperar que esto fuera rápido. Todo sucede tan rápido en las películas de espías —soltó una risita ante la mirada de Yoongi— ¡Lo sé! Me dijiste que olvidara todo lo que había visto en las películas de espionaje.

—Para ser justos, las películas hacen bien algunas cosas. Pero no pueden mostrar cuánto tiempo pasamos sin hacer nada mientras esperamos que el objetivo cometa un error.

—¿Pero qué pasa si él no lo hace? —Hoseok se mordió el labio.

—Lo hará. No importa cuán paranoico sea, dejará que su guardia caiga en algún momento.

Hoseok se encogió de hombros. No compartía la confianza de Yoongi, pero...

—Confío en tu juicio. Eres el agente especial, y yo soy el novato aquí.

Cuando Yoongi le lanzó una mirada penetrante, Hoseok se preguntó si seguiría siendo obvio. Había estado tratando de controlar sus sentimientos todo el día. No quería la compasión de Yoongi. No quería que pensara que su... cosa con Yoongi era algo más grave que un enamoramiento casual. Porque no era así. No lo era, maldición.

Hoseok casi se sintió aliviado de que hubieran llegado al camarote y Yoongi ya no pudiera interrogarlo. Su alivio, sin embargo, fue efímero cuando vio la cama. Murmurando algo sobre su vejiga llena, Hoseok corrió al baño y cerró la puerta.

Apoyándose, Hoseok se miró el rostro en el espejo. Lucía enrojecido y con los ojos brillantes. Casi febril, solo por la proximidad de Yoongi.

Mierda.

Rompiendo su mirada, Hoseok se alivió y se cepilló los dientes, pero realmente no tenía ningún motivo para quedarse. Se habían duchado después de su chapuzón en la piscina. No había nada que les impidiera rodar hacia la cama y sacudirse, algo que se esperaría si los estuvieran vigilando.

Hoseok todavía estaba estresado cuando se metió en la cama y esperó a que Yoongi saliera del baño.

Él no sabía qué hacer.

Lo que sí sabía era que no quería acostarse con alguien que realmente no le deseara. No importaba lo mucho que la mera idea de tener sexo con Yoongi hiciera que su piel se calentara, el hecho de que no fuera más que una tarea rutinaria para Yoongi mataba toda su excitación.

No podría hacerlo. Sería embarazoso e incómodo para los dos. No le importaba que Yoongi, el Agente 11, hiciera esto con suficiente frecuencia en su trabajo. Una cosa era ofrecerse para chupar la polla de Yoongi, su boca era una boca, después de todo, y habían tenido que hacer algo sexual para no descubrir sus personajes, pero forzar a Yoongi a follarse a alguien con quien no quería, le revolvía el estómago a Hoseok. Sí, era su trabajo, y tenían que hacer lo que se debía, pero había líneas que preferiría no cruzar.

만 조금 shameless [YOONSEOK]Where stories live. Discover now