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La vida de un aprendiz del MI6 no era tan glamorosa como Hoseok había imaginado que sería.

Por un lado, la sede central, no el edificio SIS en Vauxhall que el público conocía, lo asustaba un poco. Había cámaras por todos lados. Todo el edificio era inteligente, y había vigilancia electrónica incluso en el retrete. Le llevó algo de tiempo acostumbrarse. Afortunadamente, aunque tuvo que compartir su habitación en el centro de entrenamiento con otro aprendiz, la habitación no tenía cámaras de seguridad, lo que al menos les proporcionaba un mínimo de privacidad.

No es que Hoseok pasara gran parte de su tiempo en su habitación. Entrenaba dieciséis horas al día, y algunas veces más que eso. Hasta ahora, su entrenamiento incluía entrenamiento Físico, de Armas y Equipación, entrenamiento en Sistemas Informáticos y Electrónicos, entrenamiento en Idiomas Extranjeros y por supuesto, entrenamiento en Combate.

Al menos todo el entrenamiento físico parecía estar dando sus frutos: sus brazos comenzaban a verse bastante bien, y si se miraba cuidadosamente al espejo, Hoseok ya podía ver algo que se parecía a una tableta de seis. O al menos una tableta de cuatro.

Sin embargo, no era como si pudiera usar sus nuevos y brillantes músculos para conseguir chicos calientes; la mayoría de las veces, Hoseok estaba tan cansado después de sus sesiones de entrenamiento que simplemente se plantaba en su cama y dormía como un muerto.

Hoseok no podía recordar haber dormido tan bien, no desde... quizás no desde que su madre murió. No es que él pudiera recordar mucho de su madre. A veces, pensaba que podía recordar un abrazo cálido y seguro y una voz suave cantando una canción de cuna, pero esos recuerdos eran borrosos, como un sueño. Él no sabía si eran reales o no Era tan malditamente injusto que no pudiera recordar gran cosa de su madre, pero pudiera recordar perfectamente la burla en el rostro de su tío, cada palabra odiosa que le había dicho. Pequeño mocoso inútil, tu madre debería haberte abortado cuando tuvo la oportunidad. No eres más que una carga. Un parásito.

Después de vivir dos años con la furia inducida por el alcohol de su tío, Hoseok se había escapado, pero esas palabras se habían quedado con él. Se juró a sí mismo que nunca más sería una carga para nadie.

En general, Hoseok se consideraba afortunado. Podría haber sido peor; Podría haber sido mucho peor. Su tío nunca lo había lastimado físicamente. Nunca se había visto obligado a dormir fuera en el invierno. Por supuesto, estar bajo la "protección" de Misuk no era mucho mejor.

Comparado con su vida anterior, la vida de un aprendiz del MI6 fue fácil y agradable. A Hoseok no le importó que pareciera ser el único inscrito en un programa de entrenamiento tan intenso.

—Estoy tan celoso de ti —dijo Hanna, otro aprendiz, dos semanas después de su entrenamiento mientras Hoseok tomaba un raro descanso para almorzar—. Pregunté por ahí. El programa de entrenamiento acelerado es para casos especiales. Eso significa que pronto tendrás una verdadera misión.

Hoseok asintió. Tenía la sospecha de que había sido reclutado con una misión específica en mente. Tenía mucha curiosidad por saberlo y estaba un poco nervioso.

Pero antes de que pudiera decir nada, notó que la atención de Hanna estaba en otra parte.

—Ese Agente Especial nos está mirando —susurró Hanna con entusiasmo.

Hoseok siguió su mirada.

Se quedó inmóvil cuando vio al Agente 11. No había visto al agente desde que entregó a Hoseok en las instalaciones de entrenamiento hace semanas.

El Agente 11 era tan irritantemente caliente como lo recordaba. Los hombros y brazos del hombre se veían injustamente bien con ese traje y el contraste entre su camisa blanca y su cuello palido era...

만 조금 shameless [YOONSEOK]Where stories live. Discover now