Capítulo 08

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“El bosque II”

Raina Karsten.

Mi cuerpo se estremece bajo su tacto. Quiere más, mucho más por su parte. Cuelo mis dedos entre su cabello sedoso hasta alcanzar los pequeños rizos de la parte de arriba y poder enroscar mis dedos en ellos. Presiono mi cuerpo más contra el suyo, queriendo sentir la calidez de su cuerpo, en contraste con el agua fría. Su polla erecta golpea mi culo, y mi vagina se contrae ante la anticipación de lo que próximamente va a ocurrir.

Su boca choca contra la mía en un beso desenfrenado, desesperado y cargado de un dominio que no le pienso ceder tan fácilmente. Sin separar nuestras bocas, aleja mi cuerpo del suyo, saca mi tanga y lo lanza a la orilla del río, por el golpe seco de la prenda caer. Vuelvo a enrollar mis piernas en su cuerpo, chocando esta vez su miembro en mi entrada. Jadeo por el contacto, por las increíbles sensaciones que desprende su beso y por la inminente intromisión de sus dedos en mi ano. 

Introduce dos de golpe, revolviendo todo mi interior. Cierro los ojos con fuerza, intensifico mi agarre en su cabello y tomándolo por sorpresa, muevo mi pelvis en busca de más. No tardo mucho en adaptarme, ya que con la lubricación del agua del río y mi excitación, los dedos comienzan a entrar y salir con avidez. 

Muerdo con fuerza su labio, para luego succionarlo y gemir sobre su boca, mientras sus dedos siguen penetrándome. Desvío mi mano hacia la parte baja de su abdomen y tomo su gruesa polla entre mis dedos, que apenas puede cerrarse por el grosor de esta. Jadeo de anticipación delirando las majestuosas cosas que me hará con ella.

Agito mi mano sobre ella, escuchando los gruñidos guturales que produce. Mi cuerpo se retuerce de deseo. Quiero más, muchísimo más y deseo todo eso por parte de él. Me alejo de él empujando su cuerpo y deshaciendo mi agarre en su cadera. Me mira confuso, pero no llega a articular palabra cuando me doy media vuelta y avanzo hacia la orilla, agarrando mi cabello en el camino y estrujandolo para quitarle todo el agua posible.

El ruido del agua me avisa de que viene hacia mí y eso solo me confirma una cosa. 
Me desea mucho más de lo que yo me imaginaba.

Sus brazos enrollan mi cintura, las gotas de agua suyas se entremezclan con las mías y presiona mi espalda contra su pecho. Inclina su cabeza dejándome ver su rostro sobre mi hombro, deja un casto beso en mi piel y recorre con su lengua mi cuello hasta mi oído.

— No me gustan los juegos. — Gruñe. — Y tampoco me gusta quedarme por segunda vez en la noche empalmado y con ganas de follarte.

— ¿Y quién ha dicho que no vayas a follarme? — Giro mi rostro quedando a escasos centímetros del suyo. — Vas a hacerlo, demasiadas veces hasta saciarme y desde ya te aviso que tengo un apetito sexual bastante inmenso.

— Lo tomo como un reto que cumplir. — Susurra. — Ahora deja de perder el tiempo y abre esas lindas piernas para mí.

Acato su orden demasiado rápido. Sin perder sus brazos en mi cintura, inclino mi cuerpo dejando mi culo a su vista y eso parece agradarle, ya que afloja el agarre y desvía una de sus manos a mi clitorís y la otra a mi culo. Pellizca mi parte sensible, haciendo que me retuerza de placer entre sus brazos, vuelve hacerlo al ver mi reacción y luego, desliza sus dedos entre mis pliegues con facilidad gracias a lo mojada que estoy. Su otra mano aprieta mis cachetes hasta que coloca su dedo índice en el inicio de mi cuelo, en medio de cada cachete y lo baja muy lentamente hasta llegar a mi agujero donde sin ningún ápice de sutileza lo adentra a la vez que dos dedos de su otra mano se cuela en el interior de mi vagina.

Gimo con fuerza, resonando entre las oscuridades del bosque, cierro mis ojos al sentir una enorme corriente de placer acabar con mis fuerzas, pero no con las suficientes ya que comienzo a mover mi cuerpo en busca de sus movimientos más rápidos.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Where stories live. Discover now