Capítulo 07

467 23 0
                                    

"El bosque I"

Cassian Heidrich.

El salón es un completo caos.

Gente corriendo de un lado para otro, gritos ensordecedores cargados de miedo por morir y gente uniformada en la entrada del salón con armas y disparando a bocajarro contra todos los presentes. Mi pequeño revólver no es suficiente para aguantar toda la batalla campal que se desata, por lo que opto por camuflarme en busca de una alternativa.

Oculto mi cuerpo detrás de una pared sobresaliente cercana a la habitación en la que estuve minutos atrás. Desde ella, puedo ver todo lo que sucede y a la vez, librarme de ser atacado y detectado por los policías.

¿Cómo mierda se habrán enterado? Se hacen cada seis meses estas reuniones con el fin de no levantar sospechas y evitar problemas con la policía. Además, invertimos mucho dinero en la seguridad. Alguno de los presentes, ha debido dar un chivatazo, porque si no, no me explico que ha podido suceder.

El sonido de la puerta cerrarse, hace que desvíe mi atención. Raina sale de la habitación, colocándose el cabello y volviendo a ponerse su armadura de frialdad y superioridad. Sale sin ningún arma en mano y contempla todo con enfado, da un paso hacia delante para meterse dentro de todo el caos, pero la detengo llamándola.

Duda, pero al final se acerca caminando con la gracia que siempre lleva y sin expresar ningún tipo de emoción que no sea odio y rabia. Sus ojos oscuros hacen contacto con los míos y solo aparta la mirada cuando algún disparo se oye más cerca de lo normal.

— ¿Quién diablos ha llamado a la policía? — Ladra cuando llega a mi lado.

— Pues no lo sé, como sabrás estaba contigo antes de que todo esto pasase.

Pone los ojos en blanco, cruzándose de brazos resaltando el escote que lleva. Dos marcas rojizas resalta en la piel blanquecina y apenas son tapadas por la tela. Me gusta. Es un recordatorio de que mi boca estuvo ahí, comprobando lo que tanto tiempo imaginé.

— Mis ojos están arriba. — Bufa y sigue mostrándose enfadada, como si mi gesto solo la hubiese hecho cabrear más. — Y te recomiendo que no vayas empalmado para luchar, no sé, tengo entendido que no es muy cómodo.

— Minutos atrás no te quejabas de donde mirase. — Le recuerdo. — Y no vamos a luchar.

— Minutos atrás estábamos en otra situación. — Protesta. — ¿Cómo que no vamos a luchar? Estoy pensando que la palabra cobarde te queda corta.

— ¿Tienes algún arma para matarlos? — Niega. — Pues entonces, con mi pistola no vamos a hacer gran cosa e ir cuerpo a cuerpo es un suicidio, pues por si no te has dado cuenta hay más de un centenar de policías entrando a la sala.

— Cobarde. — Sigue picandome, sabiendo que odio que me asocien a ese adjetivo que no me define.

Da media vuelta, dispuesta a introducirse en el caos, pero la detengo. Meto uno de mis brazos por la abertura de la espalda del vestido, acariciando de nuevo la piel suave y sedosa que tiene, empujándola hacia mi pecho.

La temperatura de su cuerpo está por los cielos, arde bajo mi tacto y su cuerpo se tensa al tener de nuevo mi cercanía. Se remueve para separarse, pero al ver que es imposible ya que mi agarre es fuerte pisa uno de mis pies con sus tacones, hincando con fuerza el tacón.

— No vuelvas a poner tus manos encima de mi cuerpo, a menos que yo lo quiera así. — Gruñe rabiosa, zafandose de mí.

No sé qué demonios pasa por mi cabeza, ni siquiera sé cómo pasó, ni cuándo comenzó, pero vuelvo a tomar su cuerpo, porque lo único que me apetece es besarla y follarla de una maldita vez. Eliminar de una vez por todas los deseos irracionales que siento por ella y verla de nuevo como una simple compañera, pero a su vez, mi maldita enemiga en este mundo.

Mafia Alemana | Herederos 1 ©Where stories live. Discover now