🚫 C A P Í T U L O 3 3 🚫

1.7K 159 10
                                    


—Bueno, ya estamos aquí

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Bueno, ya estamos aquí. Creo que hemos llegado a tiempo.

Lucas aparcó su coche frente a la puerta de la entrada a la finca de don Francisco Carabantes. Con el temblor recorriéndole todo el cuerpo, se preguntó si podría apaciguar los ánimos de todos los involucrados.

—Quédate adentro, por favor —le aconsejó a su novia.

—Pero, Lucas... —Hizo un puchero.

—Se puede liar y bien parda, Catalina. No sé con qué tipo de personas trataremos. Tanto los campesinos como la gente de don Francisco no me parecen de fiar. No los conozco mucho, solo de atenderlos un par de veces en la clínica, a ellos y a sus familias. Incluso —volteó para ver si a lo lejos se podía atisbar la luz de un candil—, diría que desconozco a don Francisco.

Meneó la cabeza al recordar las veces que lo había tratado. Parecía un hombre afable, bien educado, algo altivo como sus hijas, pero nada que lo hiciese capaz de intuir que mandaría a su gente a tomar la justicia por sus manos.

«Si es peor que don Julián, el dueño de «Los nogales», quien decidió escuchar a su mujer y aceptar nuestras sugerencias, no me quiero imaginar con quien voy a tratar. Bien dice el dicho: "caras ves, corazones no sabes"».

Tragó saliva al tiempo que una gota de sudor bajaba por su mejilla.

—Puede ponerse peligroso. No quiero exponerte —añadió.

Sin hacerle caso, la joven abrió la puerta del coche y bajó de él.

—Pero, mujer, ¡¿en qué estás pensando?!

—Es tan peligroso como dentro o afuera —habló con determinación—. Si me quedo adentro, sola, y vienen esos hombres con ganas de romper y quemar todo, ¿crees que estaría a buen resguardo solo por estar fuera de la finca?

—Catalina...

—¡Esos hombres vienen dispuestos a todo! Tienen sed de venganza porque les han matado a uno de los suyos. ¿Crees que harían la diferencia conmigo? Si no me conocen de nada, porque solo he ido un par de veces al pueblo.

Lucas sacudió la cabeza. Aunque se dio cuenta de que tenía razón, no quería exponerla a esa situación.

—Me siento más segura a tu lado. —Tomó su mano izquierda con ambas manos—. Así como me contaste que me encontraste cuando estaba moribunda y supiste protegerme, sé que lo harás también ahora.

—Catalina... —habló asustado, pero a la vez conmovido por la confianza que ella depositaba en él.

—Confío en ti.

Lucas puso su mano derecha sobre las manos de ella.

Hizo un esbozo de sonrisa, para tratar de aminorar la tensión que se percibía. La tomó de manera cariñosa de la mano derecha, con la izquierda suya, y se encaminó hacia la casa de los Carabantes.

La paciente prohibida [LIBRO 1] ✓Where stories live. Discover now