🚫 C A P Í T U L O 1 0 🚫

2.7K 221 12
                                    

—Niño, coloca el cubo aquí —le ordenó María

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Niño, coloca el cubo aquí —le ordenó María.

Lucas, luego de llevarlas al cortijo «Los nogales», pidió prestado al capataz dos borricos: uno para que ambas mujeres pudieran cargar los cestos de mimbre, y otro para que Catalina pudiese viajar sentada en él, para envidia de la señora, quien echó de menos que el doctor la tratara con la misma atención.

Al llegar a las orillas del río más cercano, ya las mujeres de la zona estaban en plena labores de lavado, por lo que María se apresuró a preparar todo para ese día. Con la ayuda del hijo del capataz, Josemi, que gustosamente se había ofrecido como guía para llevarlas al lugar, se le hizo más fácil todo. Cuando iba a empezar a lavar propiamente dicho, agradeció al joven y se dispuso a enseñar a Catalina cómo debía hacer sus labores:

—Venga, coge una pastilla de jabón y enjabona tus bragas —le ordenó la señora a su protegida, quien estaba temerosa por no saber cómo empezar—. Gracias, chiquillo, aquí tienes por la ayuda.

Le entregó a Josemi una moneda. Con un gesto de la mano, se despidió de él, para luego proceder a continuar con lo suyo.

—Todavía no me voy, doñita —acotó.

María lo contempló, con las cejas arrugadas.

—¿Se te ofrece algo más? Si quieres más dinero, pídeselo al doctor. Yo soy más pobre que tú y no tengo más na'.

Él sonrió con picardía al tiempo que acomodaba su sombrero para protegerse mejor del sol.

—Me quedaré con vosotras to' el día.

—¿Y eso?

-No quiero regresar al cortijo. Es muy aburrido. Todo el día trabajando como si fuera un borrico ma'. No es lo mío.

Novertío(1). ¡Qué granuja resultó! —acotó una de las mujeres de contextura gruesa, que se hallaba lavando metros más allá—. Igual, debes cuidarnos la ropa después y...

—No sea entrometida, Josefa —se defendió el aludido—. Aparte, creo que nuestra invita' —contempló a Catalina con una pícara mirada que la hizo sentir incómoda— está malucha. Hay que ser buen anfitrión.

—¡No ve(2)! —dijo María para luego volver a lo suyo—. Haz lo que quieras. Tu padre solo te encargó que nos acompañases y que luego volvieses en la tarde. Pero, si quieres hacer el gato, no es mi asunto.

—No se enfade pues, doña. —Josemi hizo un gesto de compungido—. La niña —movió la cabeza, señalando a Catalina— cojea. ¿No la vio cómo bajó del borrico? Es obvio que necesitará de la ayuda de alguien fuerte como yo —habló con orgullo.

—Gracias —le contestó Catalina al sentirse un poco más tranquila por contar con él.

Había tenido miedo de no estar a la altura de lo que un trabajo como el de lavar la ropa significaba. Nunca en su vida había cogido una tabla de lavar, por lo que no tenía ni la más mínima idea de qué debía hacer. Pero, saberse acompañada por Josemi, quien desde su llegada al cortijo se había comportado muy amable y solícito con ella, recordándole sus días de comodidad, cuando tenía a sus empleados a su servicio, la hizo sentir más tranquila. Lo que ella no anticipaba era que, su excesiva afabilidad se debía a que el joven peón se había quedado prendado por ella, a pesar de la ropa raída que llevaba.

La paciente prohibida [LIBRO 1] ✓Where stories live. Discover now