Capítulo 3 Rompiendo los límites

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Ya había pasado un maldito mes desde que soy torturado por los que alguna vez llamé amigos, y no se que hice para merecer todo esto. Al inicio solo eran golpes, cortadas, y uno que otro somnífero, nada del otro mundo...creo, pero ahora, empezaron a agregar drogas a la poca comida que me daban, o me obligaban a tragarmelas, también era forzado a ver películas muy sangrientas, donde personas eran asesinadas, torturadas, violadas, etc...

Estaba viviendo el Infierno en la Tierra.

Por otro lado, mi actitud ya no era la de siempre, me costaba sonreír, solía hablar solo, odiaba que me tocaran, me volví algo violento, y escuchaba voces en mi cabeza. Mi apariencia también mostró cambios, mi pelo estaba sucio y desordenado, tanto que parecía un nido de pájaros, mis ojos ya no poseían el brillo que me caracterizaba, además de tener unas grandes ojeras iguales a las de Aizawa-sensei, y por último, nuevas cicatrices aparecieron en mi cuerpo.

 Mi apariencia también mostró cambios, mi pelo estaba sucio y desordenado, tanto que parecía un nido de pájaros, mis ojos ya no poseían el brillo que me caracterizaba, además de tener unas grandes ojeras iguales a las de Aizawa-sensei, y por últim...

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Ya ha pasado un mes desde que estoy en New York, y en estos momentos ando dando vueltas en la habitación.
¿¿Por qué??
Pues Midoriya no me contesta las videollamadas que le hago, solo los mensajes, sin duda me encuentro muy preocupado aunque no lo demuestro, tengo un mal presentimiento, uno muy malo.

Salgo de mis pensamientos al recibir una videollamada de mi hermana. Contesto viendo que se encontraba en casa junto con Natsuo y mamá.

Los tres: Hola Shoto/hijo -dicen al mismo tiempo con una sonrisa-

Shoto: Hola, ¿Cómo están?

Pregunté mientras trataba de olvidar el tema de Midoriya. Veo como Fuyumi se adueña del campo de visión de la cámara y me responde.

Fuyumi: Bien, no tenemos de que quejarnos

Escucho al fondo un grito por parte de Natsuo diciendo "¡Yo sí!" Después de eso, todo se vuelve negro y ahora escucho un golpe y un quejido de dolor, para seguidamente ver nuevamente a Fuyumi.

Fuyumi: No le hagas caso, es un idiota

Dice con una sonrisa. Estuve hablando con los tres durante un tiempo, hasta que mi madre dijo algo que me preocupó bastante.

Rei: Ayer vi a tu amigo...enm...¿Cómo era que se llamaba? ¡Midoriya! ¡Si, Midoriya!

Sonríe al ver que recordó su nombre, sin embargo, su semblante cambia a uno serio, sorprendiendo a mis hermanos y a mi.

Rei: Lo vi salir del psicólogo

Solo me bastó escuchar lo último para colgarles e intentar contactar con Midoriya, cosa que no funcionó, le mandé miles de mensajes, pero no me respondió ninguno.

Algo le pasa a Midoriya, y no me lo quiere contar.

Algo le pasa a Midoriya, y no me lo quiere contar

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Mientras tanto, en la U.A, un pecoso se encontraba viendo los incontables mensajes que le mandaba su amigo bicolor, preguntándose de como se había enterado que fue al psicólogo, también estaba debatiendo con sus propios pensamientos para ver si le contaba lo que sucedía o se mantenía callado. Levanta la cabeza al escuchar un "podemos acompañarte" por parte de dos amigos. Hatsume Mei e Hitoshi Shinso.

Izuku: ¿Eh? S-Si adelante

Era la hora del almuerzo y el pecoso había decidido sentarse solo, la presencia de sus antiguos amigos lo ponían más nervioso de lo habitual.

Los dos: Gracias

Dijeron para sentarse delante de este.
Los tres permanecían callados, pues no sabían que decir para romper el silencio, hasta que la inventora decidió hablar:

Mei: Sa-sabes Mi-Midoriya-kun -comenzó a hablar con nervios- T-Te he-hemos notado algo...diferente

Shinso: Lo que ella esta tratando de decir es, que no estás actuando como sueles hacerlo

Izuku sabía perfectamente que ya no era él mismo, pero ¿Cómo podría explicar su cambio sin omitir lo que le hace su clase? ¿Por qué los maestros no se daban cuenta de lo que sucedía a sus espaldas? ¿Quién era ahora?

Para mi suerte conseguí ignorar olímpicamente todas las preguntas que mis dos amigos me hacían, cuando la campana sonó avisando que la hora del almuerzo había concluido, sentí que me libraba de un gran peso de encima, ya que no volvería a verlos p...

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Para mi suerte conseguí ignorar olímpicamente todas las preguntas que mis dos amigos me hacían, cuando la campana sonó avisando que la hora del almuerzo había concluido, sentí que me libraba de un gran peso de encima, ya que no volvería a verlos por el resto del día...espero.

[...]

Bueno, sabía que este momento llegaría, sin embargo, no tengo ni la menor idea de que hacer.
En estos momentos me encuentro delante de Aizawa-sensei, All Might, el director, y Recovery Girl, ellos querían saber la causa de mis cambios, yo no debo decir nada, no debo, no puedo, y no me lo permitirán.

All Might: Joven Midoriya, algo te está pasando, por favor -me mira a los ojos- Dinos que te pasa

Mi cuerpo comenzó a temblar nada más oír lo que me pedía. Quiero decirlo, gritarlo, quiero que esta tortura, que este dolor, que este fuego que me está quemando por dentro se detenga.

¡¡¡Solo quiero dejar de sufrir!!!

Por favor, no estoy pidiendo mucho, si alguien superior a los humanos, o con un poder superior a estos, me está escuchando. Te pido que le pongas fin a este dolor.

Izuku: N-No ti-tienen de que preocuparse, so-solo e-estoy muy estresado, no es nada del otro mundo

Reí nerviosamente, no me gusta mentir, y no soy bueno mintiendo.

[...]

Fue grande mi sorpresa al ver que se tragaron esa mentira, o tal vez solo se la creyeron en apariencias. Después me preocupo por eso, ya que en estos momentos acabo de entrar a la residencia y no veo ni escucho nada.

Izuku: Esto me da muy mala espina

Comenté al aire mientras subía las escaleras con rumbo a mi habitación, pero en el camino a esta, un cubo de pintura roja cae sobre mi cabeza, cuando me lo quité, vi como tomo mi uniforme estaba manchado con aquel color que solía aparecer cada vez que cortaban alguna parte de mi cuerpo. Al estar cara a cara con la puerta de mi habitación, traté de abrirla, pero está estaba siendo bloqueada por algo, así que apliqué un poco más de fuerza.

Esta se rompió como si estuviera hecha de cristal, y caí a lo más adentro de esta, sintiendo como varias cosas se clavaban en diversas partes de mi cuerpo, brazos, piernas, cuello, etc...
Eran clavos. Estos se abrieron paso en mi maltratada piel, y a mis oídos llegó la malvada risa de una persona que escondía su impuro corazón.

¡¡Rompieron los límites!!

¡¡Yo no me merezco esto!!

¡¡Quiero desaparecer!!

¡¡Me quiero MORIR!!

Continuará...

Próximo Capítulo: La verdad

El Dolor de un HéroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora