Capítulo 11: Halloween

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11.Halloween

  Era vísperas de Halloween, los pasillos de la mansión están más concurridos de lo habitual, con cientos de seres sobrenaturales terminando los preparativos para regresar a su mundo o bien despidiéndose de aquellos que partirán.

  La primera tarea que me asignó Olos fue llevar registro de las habitaciones que se desocuparían e informar a William para que el servicio doméstico las dejara en orden. Visité los cuartos de la tribu búho, las brujas, los hombres lobos y las sirenas. En el caso de estas últimas dos especies, ¾ de ellos regresarían, mientras el resto permanecería en la pensión. Por esta razón Lucía, Retio y otros niños estaban felices de no tener que despedirse de Jonás.

  La segunda tarea fue asegurarme de que las habitaciones que todavía están desocupadas se encuentren en buenas condiciones. Bajé las escaleras a la primera planta, caminé hasta la puerta con la placa A02 y giré el picaporte no sin antes utilizar la llave. Cuando entré sentí un ligero aroma a humedad, tanteé la pared en medio de la oscuridad y presioné el interruptor. Las luces se encendieron, vislumbré un apartamento similar al mío, por lo que me pregunté cómo funciona la magia espacial que transforma estas desabridas estancias en ecosistemas enteros.

  Tras revisar que todo esté en orden, regresé a habitación.

La noche por fin cayó sobre la mansión. Alrededor de las 10 pm Olos ordenó que guiara a todos los seres sobrenaturales a los jardines cerca del cementerio y que luego fuera a buscarlo.

  Apenas los dejé al cuidado de William y los demás, me dirigí hacia la parte delantera de la propiedad. El camino era ligeramente angosto y serpenteante, ubicado entre medio de varias construcciones antiguas. Gracias al silencio nocturno pude oír el sonido de mis pisadas sobre las baldosas de piedra. Me detuve cuando divisé a mi jefe.

  Al percibir mi presencia se giró sobre sus propios pies. La luz blanca de la luna cayendo sobre él intensificó esa sensación de superposición de imágenes que rodea sus facciones.

  —Justo a tiempo. —Su cabello negro seguía de forma natural el movimiento de su cuerpo—. Te explicaré que tienes que hacer: daré inicio al ritual para llevar a todos de regreso a su mundo, debes llevar este cáliz con agua. No te asustes si ocurre algo extraño, ¿correcto?

  —Sí —asentí.

  —Perfecto.

  Olos facilitó la copa, un objeto fabricado con huesos y escamas de dragón incrustadas alrededor del mango. En el interior estaba el líquido en cuestión, además una especie de criatura transparente nadaba en círculos.

  Él se dirigió al inicio del camino, a medida que avanzaba algunas de las baldosas se fragmentaron ligeramente mientras un brillo dorado se filtraba de entre las grietas. Estas comenzaron a retorcerse hasta formar un símbolo similar a un rasguño y flotaron hasta introducirse en el interior del cáliz.

  —Te dejaré —apremió Olos, sin desviar la mirada del frente.

  Apuré el paso para no quedarme atrás y esta procesión tan extraña como silenciosa continuó por varios minutos. Nos detuvimos al final del camino, las baldosas agrietadas se despegaron del suelo para luego flotar en el aire. Casi al instante, el interior de la copa resplandeció otra vez en un brillo dorado aún más intenso, al punto tal que no tuve otra opción que cerrar los ojos.

  Cuando este disminuyó los abrí, sentí como el cáliz adquiría peso mientras el agua del interior abandonaba el recipiente y se dividía en dos. Se retorcieron en toda las direcciones hasta adquirir la forma de dos gatos, los cuales apenas pude distinguir en medio de la oscuridad gracias a la luz lunar que los atravesaba. Ambas criaturas salieron volando, acompañados de las baldosas.

  Ahora que ya no debo tener cuidado, apreté el paso mientras Olos avanzaba en dirección al jardín. Cuando llegamos, los seres sobrenaturales retrocedieron al ver a los felinos, que ocuparon el centro del lugar. Uno apoyó las patas en el piso, en tanto el segundo, descendió hasta quedar unos metros más arriba que su compañero, luego las baldosas formaron un arco entre ambos y se petrificaron al instante.

  A los pocos segundos apareció una puerta.

  Olos se acercó a la misma, tocó el picaporte y lo empujó suavemente hacia delante. Entorné los ojos con la esperanza de ver algo que no fuera oscuridad, sin embargo no tardé en desistir de la idea.

  —No lo intentes, no eres una ser sobrenatural sino un humano —explicó sonriente—. No podrás ver nada.

  —...

  —El portal está abierto —dijo Olos, girándose en dirección a los demás—. No se empujen y tengan un buen viaje.

  Como siempre su discurso fue corto, acompañado de sus característicos gestos rápidos y elegantes. Uno a uno los seres cruzaron el portal, desapareciendo entre la inmensa oscuridad del interior.

  La gran mayoría de ellos, como la tribu búho o las brujas se despidieron de nosotros antes de ingresar. Fue extraño, un pequeño sentimiento de melancolía me invadió mientras deseaba un buen viaje a todos con una sonrisa en el rostro.

  El frío de la noche golpeó mi rostro al mismo tiempo que la energía antigua y poderosa se colaba en cada rincón, erizándome la piel. Admití en silencio que, algo en las profundidades de mi ser, ya formaba parte de aquella pensión, de sus jardines, sus construcciones y de los habitantes que allí residían. 

La pensión de los olvidadosWhere stories live. Discover now