𝘾𝘼𝙋𝙄́𝙏𝙐𝙇𝙊 13

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𝘾𝘼𝙋𝙄́𝙏𝙐𝙇𝙊 13: 𝙀𝙇 𝘽𝙄𝙀𝙉 𝙎𝙄𝙀𝙈𝙋𝙍𝙀 𝙋𝙄𝙀𝙍𝘿𝙀

——————————————————————————— EL MAL CONOCE EL BIEN PERO EL BIEN NO CONOCE EL MAL, SI bien parece contradictorio, el antagonismo es astuto, pone sobre la mesa la simplicidad del bien y lo enrevesado del mal, la oscura sapiencia de la protervia y la ...

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——————— EL MAL CONOCE EL BIEN PERO EL BIEN NO CONOCE EL MAL, SI
bien parece contradictorio, el antagonismo es astuto, pone sobre la mesa la simplicidad del bien y lo enrevesado del mal, la oscura sapiencia de la protervia y la débil y frágil pureza de la bondad, marchita en cuanto se expone y conoce a la malicia.

    El bien, contra el mal, es débil, se quiebra, se pudre: cómo la bella e inofensiva flor que arde por el fuego furioso, cómo la joven presa que muere a manos del cazador vicioso, cómo las voluntades de mejorar que se hunden ante el peso de las trampas y la coacción, cómo la infancia tierna contra la perversidad del progenitor.

No se gana, nunca se gana. La pureza siempre se corrompe, la idea del bien sólo es eso: una idea, inalcanzable, que cuanto más te esfuerces en llegar hasta ella, cuanto más cerca vueles del sol más te quemarás, peor será la caída. Parece que no soy en absoluto optimista, que por mis venas fluye la negatividad y el rencor, pero yo prefiero considerarme realista; no creo en el bien, no creo en el bien absoluto, por mucho que me gustaría.

Tal vez por eso me llevo decentemente con Peter Hayes, porque si bien no lo considero buena persona lo considero humano, él tampoco cree en la bondad a tiempo completo, él sabe que la malicia es necesaria en ocasiones para sobrevivir— aunque también la utiliza como pasatiempo y en eso diferimos por completo. Hayes enseña sus defectos, los abraza y les saca brillo, yo jamás sería capaz de hacerlo y es algo que incluso admiro.

Hay muchas personas que no están de acuerdo con lo que opino. Beatrice Prior, por ejemplo. Cada vez que la veo me encuentro con los mismos ojos azules y no olvido las veces en las que intentó que viese nuestro mundo gris de color rosa; solía decirme que sólo había personas buenas o malas, que no había gente en medio, que en Abnegación éramos de los primeros, teníamos que serlo. Tobias también intentó hacerme cambiar de idea, creo que el hecho de que una niña pequeña pensase así le turbaba un poco, sabía que era consecuencia de lo que estaba viviendo y cuando nos veíamos se esforzaba en hacer que mi mundo fuese más bonito.

Tobias lo logró, más o menos. El mundo que me ofrecían mi hermano y él era mucho más colorido que el que tenía entre las paredes de cemento de mi casa. Intentaron que creyese en la bondad de las personas, pero yo simplemente no podía.
Creo que finalmente fui yo la que hizo cambiar al chico Eaton de idea.

No creería en un mundo amable y bueno si ambos teníamos monstruos a los que enfrentarnos en casa, no cuando conocíamos tanto mal. Nunca he esperado nada de nadie, salvo de mí misma, mi hermano y de Tobias.
Y los dos últimos, en su momento, también me fallaron.

𝙈𝙀𝙏𝘼𝙈𝙊𝙍𝙁𝙊𝙎𝙄𝙎Where stories live. Discover now