Paseo

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Un gran filósofo de la antigüedad decía que no creía que la única certeza de la vida fuera la muerte, para él la muerte era solo un pasaje sin un lugar definido, una gran duda de hecho. También dijo que la única certeza en la vida era el cambio, un día nunca sería el mismo y nunca seríamos los mismos para siempre. Quizás su teoría era correcta, al menos con Meredith y Addison lo era.

La bella se despertó y estiró su cuerpo mirando a su alrededor, todavía estaba en el palacio como prisionera, pero algo estaba cambiando en sus rutinas en ese lugar. Se levantó y comenzó a buscar un atuendo para usar ese hermoso día, Addison la había llamado para dar un paseo por el palacio.

Al otro lado del palacio, Cristina y Izzie estaban sentadas mientras hablaban.

- ¿No crees que ella es diferente? - preguntó Izzie esperanzada.

Cristina suspiró y se encogió de hombros.

- No creemos expectativas, dejemos que el tiempo diga lo que está pasando.
- Dijo la menor.

Izzie asintió y suspiró antes de apoyar la cabeza en el hombro de su hermana.

- Las cosas cambiarán para nosotros hermana. -Izzie habló con convicción.

Antes de la respuesta más pequeña, Addison entró en la cocina y se dirigió al frigorífico.

- ¿Podemos ayudar con algo?  - preguntó Izzie levantándose.

Addison pareció pensar y asintió.

- ¿Qué hay de bueno para comer en una gira? - preguntó la mujer sorprendiendo a las hermanas.

- Los sándwiches y el jugo serían una buena opción. - respondió Cristina.

Addison sonrió y asintió de nuevo.

- ¿Podrías hacer dos sándwiches entonces? Vendré a recogerlo en unos minutos. - Habló y salió de la cocina enseguida.

Izzie miró a Cristina en estado de shock y luego se levantó de un salto.

- Mira Cristina, incluso nos habló cortésmente. - Dijo Izzie corriendo por la cocina.

Cristina tuvo que reírse de las payasadas de su hermana, a pesar de que su corazón estaba protegido de cualquier ilusión.

- Preparemos los bocadillos. - dijo Cristina.

Addison se miró al espejo una vez más y se encogió de hombros.

- ¿Por qué diablos estoy preocupado por mi ropa? -Se preguntó en voz alta.

Luego trató de sacar esas tonterías de su mente y caminó hacia la habitación de Meredith, llamando a la puerta.  Cuando se abrió la puerta, Addison contuvo el aliento y reprimió una sonrisa que sus labios querían mostrar.

- Pensé que te habías rendido. - Dijo la belle sonriendo.

Addison incluso había pensado en darse por vencida en esta estúpida caminata, caminó por la habitación durante varios minutos y respiró hondo antes de comenzar a prepararse. No sabía por qué había llamado a Meredith a dar un paseo por el palacio.

- Estoy aquí, ¿podemos irnos?  - Dijo Addison de manera hosca.

Meredith sonrió ante el siempre presente mal humor de la mujer y comenzó a caminar a su lado.

- Vayamos primero a la cocina, les pedí a Izzie y Cristina que prepararan un bocadillo. - dijo Addison.

Los dos caminaron en completo silencio hacia la cocina y cuando entraron vieron a Cristina hablando con Owen.

- Hola Cristina, hola Owen.  - saludó Meredith sonriendo.

- Hola Meredith, hola Sra. Montgomery.  - habló Owen, enderezando su postura frente al jefe. - Es una hermosa mañana, ¿no?

- Sí Owen, Addison y yo vamos a dar un paseo. - Dijo la rubia.

Owen trató de contener su expresión de sorpresa y sonrió.

- Buena elección para un hermoso día.  - Dijo.

- Cristina, vinimos a buscar los bocadillos. -Addison habló con impaciencia.

- Oh, aquí está lo que me pidio Sra. Montgomery. - habló Cristina entregándole una canasta a Addison.

- Vamos Meredith. - Addison habló comenzando a caminar.

- Adiós chicos, nos vemos luego. - dijo Meredith corriendo de inmediato para atrapar a Addison.

Meredith no sabía cómo iniciar una conversación con Addison, pero siguió caminando a su lado y mirando a su alrededor.

- Esa era la casa favorita de mi madre.  - Addison habló de la nada.

Meredith la miró y notó algo en su rostro, algo que no pudo identificar, un sentimiento que nunca antes había visto a Addison.

- Entiendo por qué, es tan hermosa. - Dijo la rubia sonriente.

- ¿Siempre estás sonriendo? -Addison preguntó poniendo los ojos en blanco.

- Cada uno tiene su forma de vivir, siempre estás enojado. - respondió Meredith encogiéndose de hombros.

- No estoy enojado ahora. -Addison habló volviéndose hacia Meredith.

Por primera vez apareció una sonrisa en los labios de la mujer mayor, apenas se podía ver, pero estaba ahí. Meredith sonrió aún más y entrelazó su brazo con el de Addison.

- Cristina me dijo que el palacio tiene un pequeño lago, me gustaría verlo. - preguntó Meredith.

Addison confirmó y comenzó a guiar a Meredith hacia el lago que estaba congelado en esa época del año.

- Es mucho más lindo en verano. - Comentó Addison mientras se detenían frente al lago y se sentaban en un banco allí.

- Este lugar es hermoso. -Meredith estaba realmente asombrada por todo lo que la rodeaba.

La expresión que Meredith mostró en su rostro calentó el corazón de Addison, esta mezcla de sentimientos estaba confundiendo a la morena cada día más. Las enseñanzas que Addison recibió de su padre la convirtieron en una mujer fuerte y en una verdadera jefa, pero por primera vez Addison se sintió como una laica en algo. ¿Qué sabía Addison sobre la pasión?  Absolutamente nada.

- Vamos a comer, no has desayunado. - Addison habló alejando cualquier tipo de sentimiento de su mente.

Colocó la canasta entre ellos y recogió la comida que Cristina había dejado allí. Los dos estaban comiendo en total silencio cuando Meredith sonrió ante algo.

- Hay muchos pájaros aquí. - Comentó tomando un trozo de su pan y cortándolo en varios trozos.

Meredith se levantó y se detuvo muy cerca de varios pájaros, pero no se acercó demasiado para no asustarlos.

- ¿Qué estás haciendo?  Preguntó Addison.

- Silencio. - luchó Meredith.

La bella rubia abrió las manos y se agachó, se quedó callada y pronto los pájaros empezaron a recoger las migas de pan que tenía en las palmas.

- Ven aquí. - dijo Meredith emocionada.

- Creo que mejor no. - dijo Addison.

- Ven.

Addison se puso de pie y repitió lo que Meredith había hecho con el pan.

- Cállate, vendrán a ti. - explicó Meredith.

Addison abrió las manos y se quedó esperando, ya que Meredith dijo que pronto los pájaros comenzarian a recoger las migajas en sus manos. La pelirroja se rió y miró a Meredith quien también la miraba sonriendo. Meredith sintió una gran explosión en su interior al ver a Addison sonreír tan abiertamente que se dio cuenta de que era la primera vez que Addison sentía esto. Felicidad, esa fue la sensación del momento, eso es lo que Addison sintió allí.

Beauty And The Beast - MeddisonWhere stories live. Discover now