-Ok, eso no te gusta.- suspiró un poco exasperada porque no respondió su pregunta.-Pero ¿qué sí te gusta?- insistió.

-Que me cojan y luego me dejen tranquilo.-

-Por Dios, contigo no se puede...- se quejó, pero enseguida deslizó un brazo en el de él y lo miró con ojos risueños.-Necesitas más amor y cariño en tu vida, entonces podrás decirme qué cosas te gustan de las personas.-

-Aleja tu cara de mí en este instante.- masculló empujándola lejos.-Me vas a contagiar tus esperanzas.- dijo con una mueca de disgusto.

-El secreto es abrirse a ser sorprendido, ser curioso y permitirse los momentos de conexión entre...-

-¡No estoy escuchando!- exclamó cubriéndose ambos oídos y cerrando los ojos.

-¡Amar y dejarse amar!- le gritó, aunque la música y la voz de Anton cubrió el volumen de sus palabras, por lo que nadie los miró raro.-¡Confiar en la gente y ser amable!- agregó.

Le gritó al menos cinco cosas más mientras él negaba y se trataba de alejar de ella como si fuera contagiosa, por lo que Maya simplemente seguía insistiendo y riendo ante la mirada de desagrado que endurecía las facciones del chico. Tenía la sensación de que le iba a llevar tiempo, pero uno de sus pasatiempos era atravesar la armadura de gente obstinada y distante. Lo había logrado con su amigo Val, lo había logrado con Anton, no había ninguna razón por la que no pudiera hacer lo mismo con Charlie.

Anton terminó su turno quince minutos antes de la media noche y se acercó a la mesa justo en el momento en que Maya le hacía una lista de películas que renovarían su esperanza en el amor a Charlie.

-¡Al fin!- exclamó aliviado el chico cuando lo vio aparecer.-Es toda tuya, no puedo con esto.- se quejó levantándose y agarrando su chaqueta.

-¿Qué pasó aquí?- curioseó Anton, alzando una ceja cuando notó la sonrisa traviesa en el rostro de Maya.

-Hombre, estás con una loca.- le dijo apuntándola.-Escapa mientras puedas.-

Maya se levantó sin aguantarse la risa y envolvió a Charlie en un abrazo muy apretado y extremadamente fraternal que hizo al chico soltar una exclamación de sorpresa, lo sintió rígido contra ella.

-Deja que te de un poco de amor antes de que te vayas.- le dijo mientras se colgaba, literalmente, de su cuello.

-Estoy a dos segundos de aniquilar esta amistad.- masculló él.

-Por supuesto.- asintió ignorando la advertencia, y cuando lo soltó le sonrió con amabilidad.-Tienes que sonreír más.- y miró a Anton por sobre su hombro.-Tú también, me gusta tu sonrisa.- dijo guiñándole un ojo.

Anton sacudió la cabeza, pero Maya vio el amago de una sonrisa en sus labios. Una sensación cálida se extendió por su pecho, en verdad creía que el rostro de Anton se iluminaba cuando sonreía, y estaba extremadamente entusiasmada de que las sonrisas se le dieran cada vez con más facilidad, al menos cuando estaba con ella.

-Ok, iré con el tipo de allá.- anunció Charlie, apuntando hacia la barra.-Y me pensaré si quiero volver a verte el próximo semestre.- le dijo a Maya con una sonrisa burlesca.

Ambos tomaron asiento en la misma mesa luego de que el chico se despidiera, Anton dejó que su brazo descansara en el respaldo de la silla de Maya y ella se acercó a su cuerpo. No estaban saliendo oficialmente, pero cuando estaban juntos no faltaban los roces casuales, las miradas coquetas y los besos robados. Lo único que Maya lamentaba era que justamente su relación hubiera subido de nivel ese último mes, ya que ambos habían estado ocupados con su respectivo trabajo universitario y el único día en el que podían verse era después del Club de Teatro.

Entre TiemposHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin