Capítulo 13

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Jungkook

¡Por los mil demonios! Ahora mismo estoy invocando a todo el infierno de forma inconsciente.

Observo al hombre por un segundo. Su cara es tan recta que da miedo. Parece tallado en piedra porque no cambia de expresión, ni por un instante.

—Tenemos que salir de aquí —le indico a la chica a mi lado.

Nashly asiente de inmediato.

—Estoy totalmente de acuerdo —afirma.

Aprovechamos el momento en que una chica de la tienda se acerca a su padre con fin de atender al nuevo cliente. La tomó de la mano y corremos hacia la salida.

Al salir a la calle, encontramos muchos autos estacionados, junto a hombres de trajes negros. Me espanto horriblemente cuando nos señalan y dicen algo que no entiendo.

—Maldición —espeta Nashly por lo bajo.

No sé en qué momento tira de mí hacia alguna dirección que no soy capaz de decifrar. Corremos calle abajo con esos hombres persiguiendonos. Vocean el nombre de Nashly una y otra vez.

Siento como ella aprieta mi mano. Es como si me transmitiera sus emociones a través de ese gesto. Está aterrada, puedo sentirlo.

—No dejaré que te pase nada —murmuro en medio de un jadeo.

Me mira por un momento y frunce el entrecejo antes de volver la vista al frente.

Seguimos corriendo pero esos hombres parecen tener una buena forma física, ya que no se detienen. El aire comienza a faltar y los pies me piden un descanso. La respiración agitada de Nashly me indica que ella tampoco aguantará mucho más.

Vuelvo a observar adelante. Maldigo cuando veo una aglomeración de personas, con globos púrpura y armybombs. Son armys. Puedo reconocerlas desde varios metros de distancia.

—¿Por qué una reunión de fans ahora y justo en este sitio? —me quejo por lo bajo.

Siempre es grato ver a fanáticos reuniéndose. Me alegra que nuestra música una a personas y cree nuevas amistades. Pero ahora me dificultan las cosas. Si me reconocen estaremos en problemas.

Mis neuronas parecen chocar unas con otras, buscando una salida inmediata. Si nos detenemos esos hombres atraparán a Nashly. Pero si seguimos avanzando esas fans nos bloquearan el paso en cuanto vean mi rostro.

¿Qué rayos debería hacer?

En ese justo momento, diviso una desviación de la calle principal. Es un espacio entre dos casas, la división entre los garajes. Es lo suficiente grande para ocultarnos ambos allí.

Sin pensarlo mucho hago que a un señor se le caigan unas cajas de naranjas que descargaba de un camión a una cafetería. El fin justifica los medios, supongo. Eso logra distraer lo suficiente como para darnos tiempo de escondernos sin que nos vean.

Arrastro a Nashly a mi pecho. Siento la respiración en mi boca y el corazón parece que se me va a salir, de la agitación.

Durante unos segundos permanecemos en completo silencio. Tratando de averiguar si los hombres ya se fueron en base a los sonidos de la calle.

La chica de risos negros se separa lentamente y se anima a mirar.

—Los hemos perdido —avisa en un suspiro.

La miro, aún tratando de recobrar la respiración. Ella se recuesta a la pared, sus rodillas tocan levemente mis piernas por el espacio reducido. Tiene la mirada puesta en sus zapatos. Sus manos tiemblan ligeramente.

Me atrevo a acariciar su rostro con mis manos. El tacto hace que alce la vista de inmediato.

—Ya pasó. Estás a salvo —susurro sobre su cabello.

Pequeñas lágrimas se acumulan en sus ojos sin llegar a caer. Sonríe sin mucho ánimo.

—Gracias. Vuelves a ayudarme. A este paso te deberé demasiado —trata de bromear.

Pero no me engaña. Noto que ver a su padre la ha afectado. ¿A qué punto puede llegar un padre para hacer que su propia hija le tenga tanto terror?

No lo conozco, pero a pesar de eso puede afirmar sin miedo a equivocarme que él no es un buen hombre. Nashly no habla de él, pero según su forma de actuar puedo sacar conclusiones que parecen sacadas de una película de mafia.

Espero que no sea lo que pienso. Sino, las cosas son más peligrosas de lo que ya creía.

(...)

Después del desafortunado incidente. Nos dirigimos a mi departamento. Nashly llamó a la supervisora de la tienda y dijo que le había surgido una emergencia.

Al llegar me quito los zapatos y el abrigo. La chica hace lo mismo. Pero cuando estoy a punto de entrar a la sala de estar para reposar un rato. Ella suelta una exclamación ahogada.

—Nunca me había fijado en esto —dice mientras escruta desde mi mano hasta mi brazo.

Mira cada pequeño detalle con atención.

—¿Te gustan? —inquiero risueño ante su curioso análisis

—Me gustas. Demasiado —afirma con una radiante sonrisa.

Me está comenzando a dar un ataque de taquicardia.

—¿Qué? —inquiero con los ojos bien abiertos.

—Tus tatuajes, me gustan.

Se había equivocado de verbo. Suelto el aire que estaba reteniendo de forma lenta. Como un globo al desinflarse, así se fueron mis ilusiones.

—Gracias —retiro mi mano de la suya, un tanto decepcionado.

Me había emocionado tanto al creer que ella había dicho que le gustaba. Sí que eres idiota, Jeon.

—¿Estás bien? —pregunta cuando me dejó caer en el sofá.

—Pienso en los próximos días. Serán algo ajetreados con los chicos.

Mentira. Todos los días son siempre ajetreados y eso nunca me ha importado. Lo que realmente me importa eres tú. Pero eso nunca te lo diré.

Prefiero un rechazo indirecto, a uno real.

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N\A:
La próxima semana entraré a clases por lo que puede que las actualizaciones disminuyan su frecuencia. Tengo algunos capítulos de reserva escritos por si no tengo tiempo.

Tengan una linda tarde de  viernes.

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Fake Fan • JEON JUNGKOOK [✅]Where stories live. Discover now