Capítulo 5

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Jungkook

Hobi hyung me golpea en la cabeza con la pelotita de tenis. Se la lanzo de nuevo de forma tan disimulada que casi le da en un ojo. Mala mía.

Sejin está emocionadísimo con su discurso. Explica nuestra rutina y los eventos más importantes que tenemos durante los próximos días. Nosotros nos limitamos a escucharlo en silencio, como buenos niños que somos.

—La próxima semana la tienen libre. Pueden emplearla en lo que deseen —informa—. Pero sería muy amable de su parte si visitarán a las fans ganadoras del concurso y se toman algunas fotos para subir a las redes.

—Esa es una muy sutil sugerencia —expresa Suga divertido.

Sejin asiente sonriendo, culpable.

—Me agrada Dania. Es linda —cuenta Jimin.

—Tú eres su bias —señala Namjoon hyung.

Jimin se sorprende. Se señala a sí mismo inquisitivo.

—¡Vaya! No lo sabía —sonrié orgulloso.

Nuestro coreógrafo ingresa a nuestra sala de ensayos. Saluda e intercambia algunas palabras con nuestro manager. Luego se dirige a nosotros.

—Espero que vengan con muchas energías chicos. Tenemos una larga e intensa jornada por delante —anuncia.

J-hope parece emocionado por empezar. Yo me encojo en mi sitio. Hoy tengo menos energía que Suga hyung, y creanme que eso es decir mucho.

—Gracias, por los ánimos —susurro en tono bajo.

(...)

Tomo de la botella de agua mientras camino por los corredores de la empresa. Froto el parche para el dolor que está en mi hombro derecho.

—¡Cuidado!

No soy capaz de reaccionar a tiempo. El impacto hace que el agua se me derrame encima. Y que la chica caiga del dispositivo en el que se deslizaba, teniendo que sostenerse de mí.

—Quería refrescarme, pero no de esta foma —chillo mirando como he quedado de empapado.

Nashly levanta la vista. Se para correctamente y me regala una sonrisa de disculpa.

—Fue sin querer —asegura.

Sigo caminando hasta encontrar la sala de descanso. Nesecito descansar las piernas. Nashly me sigue mientras repite que fue sin querer. Al parecer apenas está aprendiendo a manejar el “artefacto tecnológico”, según sus palabras.

—¿Dónde conseguiste eso? —le pregunto señalando el deslizador que carga en sus manos.

—Ah, me lo prestaron en el segundo piso. Todos son muy amables allí —me cuenta. Me mira por un segundo—. ¿Quisieras usarlo?

Sí, si quiero. Se ve divertido. Sonrío con entusiasmo. Pero cuando estoy a punto de aceptar el dolor muscular me hace contorsionar el rostro en una mueca.

—¿Estás bien?

Niego con un gesto de manos.

—Solo un poco cansado por la práctica. No te preocupes —le respondo.

Los dos hacemos silencio por un corto tiempo. Pareciera que Nashly está pensando en si decir algo o mejor quedarse callada. Es una persona muy fácil de leer.

—Es dolor en los músculos. A veces vuelve y a veces se calma —dice en un susurro.

La miro un poco confundido. ¿Cómo hizo para saber exactamente como me siento?

—¿Eres médico? —cuestiono tomando asiento en el sofá azul de la sala de descansos.

Nashly se sienta también.

—No se trata de eso —explica—. Mi padre solía golpearme muy a menudo. El dolor es similar

Me quedo mirándola unos segundos. Habla de ello de forma tan natural que asusta. No entiendo como un padre podría golpear a su propia hija. Si yo tuviese una hija la cuidaría y querría mucho.

—Me sé un remedio para el dolor —cuenta con una pequeña sonrisa—. Hace que se calme todo ese malestar. Te aseguro que funcionará.

Estoy pensando en las muchas preguntas que tengo sobre ella. Preguntas que no creo hacerle, ya que son muy indiscretas. Además, podría tocar un tema delicado e incomodarla. No me atrevería a meterme en sus asuntos

Reacciono, abriendo los ojos con sorpresa cuando ni siquiera me pide permiso para tocarme.

Sus manos se internan entre las mangas de mi camisa y comienza a trazar y apretar ciertas zonas de mis hombros. De hecho sí es bastante relajante. No sé que está haciendo pero el dolor logra aliviarse bastante.

Hace lo mismo por un rato más. Tiempo en el que me pregunto: ¿que clase de vida tenía Nashly en su país?.
No tiene ni veinte años, no es normal que una chica de su edad sepa cosas como técnicas para aliviar dolores. No me imagino el infierno que sería su casa teniendo un padre como el que describe. Debió ser muy terrible para ella.

—Listo ¿No te sientes mucho mejor? —pregunta.

Detengo sus manos y las vuelvo a poner sobre mis hombros. Fue un acto involuntario. No sé porqué, pero no quiero que deje de tocarme. Sus manos se sienten demasiado bien sobre mi piel.

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Fake Fan • JEON JUNGKOOK [✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora