Torneo de los Tres Magos

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Poco tiempo después Dumbledore llegó y pidió a todos que se retiraran y pues obviamente yo también me iba a ir pero me detuvo y ahí sí me tembló todo.

– Señorita Lombrad... Quédese un momento, por favor.

Ni modo, cagadisa segura.

– ¿Cómo es que usted supo que Voldemort regresó? – Dijo Dumbledore.

Directo al grano.

– Yo no sabía nada. – Dije.

– Tú dijiste que podía morir... – Dijo Cedric.

– Sí pero no dije nada de él. No sabía nada. – Hablé nuevamente.

– ¿Cómo supo entonces que Cedric podía morir? – Dijo Dumbledore con un tono frío.

– Soy buena en adivinación, profesor.

– Señorita Lombrad, acompañeme por favor. – Dijo pasando junto a mí y caminando a la salida.

Miré a Cedric quien tenía la mirada perdida por lo que había visto y caminé detrás de Dumbledore.
Los pasillos estaban desiertos solo se escuchaban los pasos de Dumbledore y los míos. Mientras caminaba un olor se desprendía de las ropas de el profesor, olía a humo combinado con loción de lavanda y un poco a limón.
Bajó el paso y se quedó quieto. Me miró y sonrió.

– Eres buena en adivinación... Así era tu padre... Yosef Lombrad. Un genio.

Hubo un silencio incómodo hasta que volvió a hablar.

– Usted sabe bien lo que Harry y Cedric vieron incluso antes de que ellos se lo dijeran, ¿Cómo es eso posible? ¿Acaso las bolas del futuro pueden decir eso?

Sentí mis piernas temblar.

– No dudo de tus capacidades, no, no, no, sé que eres muy buena en lo que haces, pero me interesa saber como lo haces. ¿Tus padres te lo han dicho?

– No.

– Puedes confiar en mí, soy un viejo que sus días pronto acabarán. No tengo nada para dar más que mi amistad y lealtad.

– Quiere ser mi amigo solo por la información que tengo, ¿No es así?. Realmente usted no quiere nada de mí...

– Te equivocas. – Me interrumpió.
– Con todo respeto, no necesito tu información.

– ¿Por qué estoy aquí?

– Christine Lombrad te conozco desde hace mucho y se que tú no eres un alumna que se deja llevar por los demás. Tú eres inteligente y lo sabes, no permitas que los estereotipos de que una serpiente y un león no pueden ser amigos influyan en tí.

– Perdón profesor, pero no entiendo.

– Solo dime como haces para conseguir esa información. ¿Acaso tienes contacto con otros magos?

– Ya se lo he dicho, soy buena en adivinación y me sorprende que la profesora no le haya informado nada de mí. Como usted lo ha dicho anteriormente, mi padre es bueno en adivinación también y antes de venir a Hogwarts él me enseñó muchas cosas. Tal vez venga en la sangre. – Dije en tono firme y su rostro se tensó.

– Entiendo, lamento este percance. Y recuerda que aunque soy el director también soy un buen amigo. Ve a tu sala común. – Dijo decepcionado.

Corrí como nunca, sentí el corazón en la boca. Llegué a la sala común y lo primero que hice fue sentarme a descnsar y a reflexionar.

¡ERA DUMBLEDORE! ¡ÉL YA SABÍA!

Estaba temblando e ida. Sobrepensando todo.

Después reflexioné, si Dumbledore ya supiera ya me hubiera sacado o usado algún hechizo o poción para que le dijera la verdad. No lo había hecho y eso me reconfortaba un poco.

Después de el torneo todos hablaban de Harry y Cedric, muy pocas personas se enteraron de que Barty Crouch Jr. estaba en el colegio.

Dumbledore le dijo al papá de Cedric que podía llevarselo si quería, aunque Ced no aceptó.

Harry se empezó a distanciar un poco de mí. Ya no hablaba conmigo y si pasaba junto a él parecía que no me conocía. Sabía que Dumbledore le dijo algo, no se qué pero sé que tuvo que ver. No tengo pruebas pero tampoco dudas.

Cedric pasó una semana en la enfermería, su papá lo visitaba diario y había muchas niñas esperando para poder verlo. Se volvió una celebridad.

Colagusano no usó la maldición de muerte en Cedric, si no que optó por la maldición cruciatus y otros hechizos más que le causaron heridas y pérdida relativa de un oído.
Sus heridas sanaron pero tenía cicatrices y en ocasiones no tenía equilibrio, ni se aguantaba a sí mismo al estar de pie.

Era bastante triste verlo así pero siempre se dió valor y nunca se quejaba por más dolor que sintiera.

Cuando regresó a su sala común sus amigos le prepararon una "Bienvenida" con toda clase de pastelitos y carteles de colores, todo eso me lo dijo Cedric y se lo merecía la verdad.

Hufflepuff's los amo.

Dumbledore me miraba pero me ignoraba, si antes era equis para él, en ese momento era más.
Una parte de mí se alegraba de que se portara así y otra se alertaba porque no sabía que estaba tramando.

Después de la última prueba todos hablaban de Harry y sus mentiras. Eran muy groseros con él y le decían "mentiroso" cuando pasaba a lado de las personas.
El que empezó todo fue Draco, le dijo a todos lo que le dijeran y él mismo inventaba cosas sobre Harry. Se reía y si pasaba junto a él lo empujaba y le gritaba todas las cosas que se le ocurrían.
Era bastante molesto y realmente odiaba a Harry, era odio combinado con envidia.

Claro que traté de que Draco dejara de hacer eso, pero tampoco hablaba con él ya, así que nunca me escuchaba. En ese tiempo Draco ya era considerado "El Príncipe de Slytherin" y se sentía un diamante, como si fueran menos TODOS.
Tomaba atribuciones que no le correspondían, molestaba a todos y le tenían que obedecer. Era como el jefe. Hasta los alumnos más grandes lo hacían.
A Tom le molestaba tanto eso, pero nunca dijo nada. Tom también odiaba a Draco.

Llegaba a ser muy enfadoso y en ocasiones tenía la sangre pesada. Caía mal.

Shadows of the Night. Hogwarts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora