Part 2 - 77

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—Te voy a matar. —Lloriqueé pegada al retrete. —Ojala pudieras sentir esto porque me encargaré de hacerte comer un calcetín sudado para que sientas lo que siento.

Odiaba el simple hecho de tener mi cara pegada al retrete, pero si me despegaba corría el riesgo de vomitar en otro lado.

—Linda... —Se rió.

—¿Quién es Linda? —Sollocé. —¿Me engañas?

—Moe, tu eres linda.

—¡No es cierto! ¡Me engañas! ¿Me puedes traer unos dulces? Se me antojaron unos dulces. ¡Maldita inmundicia! ¡Yo odio los dulces pero tú hijo me hace querer comerlos!

Nahoya soltó una carcajada y asintió besándome la frente para después salir del baño y volver al poco rato con unas galletas.

—Odio las galletas. —Lloriqueé. —Pero huelen muy rico, dame.

Tenía aproximadamente tres meses de embarazo, lo cual era una maldita tortura porque no podía comer picante y al frijolito se le antojaba a cada rato algo dulce.

—No me gustan. —Sollocé comiendo con ganas.

Nahoya ya no sabía si reír o llorar conmigo, pero mientras se me pasaban las náuseas él se quedó a mi lado.

Incluso le había dejado el changarro a Souya y a Mikey, para venir a cuidarme.

—¿Me vas a acompañar al control? —Hice un puchero.

—Si, no creo que sea muy normal que tengas una barriga de como seis meses si apenas vas en el tercero.

—¿Me estás diciendo gorda imbécil?

—¡No amor, no quería decir eso!

°°°

—Bien, ahora levanta tu sudadera, vas a sentir un poco frío pero es normal por el gel. —Dijo la doc.

Hice lo que pidió y pronto puso el gel, luego comenzó a pasar el ese aparatito por mi panza.

—Oh rayos. —Dijo abriendo los ojos.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —Preguntó Nahoya comenzando a asustarse.

—¿Dijeron que el papá es gemelo, no?

—Si.

—Felicidades, son tres bebés.

Ambos abrimos la boca sorprendidos.

—Cuando nazcan, te voy a matar hijo de mi suegra, ¡Tú maldita puntería me va a desacomodar los órganos!

—¡Pero serán muy queridos y amados!

—¡Si, pero en el parto soy yo la que va a sufrir!

•••

Ya habían pasado algunos meses, y yo no podía moverme, apenas y podía estar sentada pero me cansaba aún así.

Pero también me cansaba de estar acostada así que me estresaba.

—¡Amorcito corazón, yo tengo tentación... De un beso! —Exclamó Nahoya saliendo del baño con una toalla en la cadera. —Te traje serenata chiquita.

—Chiquita la tienes. —Gruñí sintiendo una patada.

—Eso no decías cuando...-

NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Where stories live. Discover now