46

2.9K 443 109
                                    

—¿Por qué las rosas son rojas? ¿Estaremos solos en la galaxia? ¿Por qué Muy Muy lejano se llama así? ¿Estará muy lejos?

—Señorita necesito que se calle y me deje ponerle los aparatos. —Dijo la dentista.

—¡Draken dile que no necesito frenillos! —Lloriqueé.

—Si los necesitas, ahora cállate y te parto tu madre. —Gruñó desde la silla mirando una revista.

Hice un puchero pero me calmé dejando que me pusieran la esa madre abre hocicos.

Después de dos largas horas de procedimiento, finalmente estaban listos.

—Me siento muy trompuda. —Dije mirándome al espejo. —Al menos son ligas negras, para que vean que hasta en el hocico llevo negro.

—No podrás comer en una hora y media, de preferencia dos horas para que no se te vaya a caer ningún aparato. Sobre comer elotes, tostadas, manzanas o en general cosas duras queda prohibido a menos que quieras que se te caigan los aparatos y quieras gastar más dinero.

—¿No comer elotes? ¡NoOooOo! ¡Quitemelos por favor, soy feliz comiendo elotes! —Lloriqueé volviendo a sentarme.

—¿Por cuánto tiempo los tendrá? —Preguntó Draken.

—Aproximadamente un año. —Dijo y yo me morí.

°°°

—Draken siento que ya no puedo hablar, me duele la cabeza, mis dientes hormiguean y siento que me estuvieran jalando hasta el alma.

—Todo por moverte el lugar donde se te caigan los dientes. —Dijo mirando la tele.

—Si renazco, no me volveré a mover los huequitos. —Lloriqueé. —Aparte de ya no poder comer nada, si me llegan a dar un golpe me voy a desangrar.

—Nada de peleas para ti. —Murmuró.

—La neta me los voy a quitar, total, me sentía muy a gusto con mis dientotes chuecos.

—Si te los quitas, te meto un putazo de esos que casi casi te rompen los dientes, y sale peor.

—Por eso digo que mejor me espero un añito, total, ¿Qué es un año? Se pasa rápido.

—Más te vale.

Habían pasado dos horas después de esa conversación, y no quería ni abrir la boca porque sentía que me iba a morir. Draken me había comprado gelatina y yogurt para poder comer algo, incluso preparo algunos licuados, pero dolía mucho.

Era eso o quizás soy muy nena.

—Ya me diste miedo. —Dijo Draken y yo lo miré levantando una ceja. —Si no has hablado quiere decir que estás muy mal.

Ni me esforcé en hablar, solo asentí y seguí mirando la televisión.

—¡Moe háblame! ¡Dime cualquier burrada, lo que sea! —Exclamó zarandeadome.

—¡Qué me duele el hocico ctm! —Chillé.

—Ay, algo ya es algo. —Dijo aliviado. —Vamos a comer elotes.

—Burlate, burlate todo lo que quieras, pero te voy a patear. —Gruñí. —Voy a dar el rol, regreso ahorita.

—A las diez se cierra la puerta. —Dijo.

—Llevo llaves. —Dije y salí antes de que me lanzará su chancla.

Salí del edificio caminando hacia... Pues a ningún lado, ya no podía comer nada cool.

—Estupidos frenillos hijos de su madre. —Gruñí.

—Vaya, vaya, vaya, miren a quien me vengo encontrando. —Cuando levanté la cabeza, había un chico con trenzas de un lado en la cabeza.

—¿Se te ofrece algo? Mira, ya me pasó antes que me ofrecían hablar de Dios y eso, pero lo vuelvo a repetir no soy creyente ni nada y... -

—No estoy aquí para hablar de Dios. —Gruñó. —Me llamo Kokonoi Hajime.

—Escucha, tampoco pienso comprar nada si eso es lo que... —El tipo me sujetó por la sudadera.

—Eres levemente parecida a ella. —Dijo mirándome fijamente.

—No sé quién sea ella, pero lo dudo, yo soy una en un millón. —Dije egocéntrica.

—Ciertamente eres muy bonita, pero no eres ella, ella era humilde y tú no.

—Pues oye, soy increíble, ¿Qué puedo decirte?

Me estaba cagando de los nervios, y mi diarrea verbal no me ayuda mucho.

—¿Eres hija de los Yamada? —Preguntó y yo asentí insegura. —Genial, a partir de ahora seremos amigos.

—¿Eskiusmi? Ni te topo. —Le dije soltandome de su agarre.

—No pareces alguien que sepa administrar su dinero, así que puedo ayudarte con eso.

—No necesito a alguien que me ayude a eso, digo no seré muy capaz de administrarlo pero puedo sobrellevarlo. —Dije indignada. —No necesito de un... lo que sea que seas.

—¿Entonces rechazas mi oferta? Puedo serte de mucha ayuda. —El tipo se llevó las confianzas a otro extremo, pasando su brazo por mis hombros. —Tómalo de está forma. Puedo ayudarte a seguir creciendo en cuanto a dinero, unos cuantos billones de yenes no vendrían mal, ¿Cierto?

—Lamento informarte compadre, pero mi abuela me dejó una tienda a mi nombre, eso quiere decir que soy dueña legítima y como aún trabaja esa tienda yo sigo ganando dinero. —Le dije y al instante me arrepentí.

—¿Dueña de una tienda? ¿Por qué demonios no te conocí antes? ¡Podemos hacer más tiendas!

—Compadre, no te conozco y por lo que veo tienes una obsesión con el dinero, no pienso hacer tratos si en el futuro podrías llegar a robarme.

—Te propongo algo, tu y yo nos conoceremos, como amigos claro está. Y si te agrada la idea en el futuro podemos trabajar juntos.

—Ah, lo pensaré. —Murmuré ya para que se alejara de mi.

—Genial, te dejaré mi número, y por si acaso dame el tuyo. —Sonrió casi recordándome a una serpiente.

Bufé sacando mi celular, anoté su número y luego le mandé un mensaje para que registrará mi número.

—Nos veremos muy pronto. —Dijo y desapareció entre las sombras.

Cuando quede sola, me puse a lloriquear por mi dolor de dientes.

—Malditos frenos hijos de su madre, me los voy a quitar. —Gruñí.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
NEXT LEVEL [Tokyo Revengers]Where stories live. Discover now