Capítulo 7

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Comprendiendo el amanecer

Harry se despertó a las seis de la mañana sintiéndose muchísimo mejor, lo cual no pasaba desde hace bastante tiempo. No solo había podido dormir una noche entera, también había estado calientito, cómodo y seguro. Severus siempre era madrugador, así que se separó lentamente de su Dom y se dirigió a la cocina. Sonrió al ver lo enorme que era y también espaciosa, pero definitivamente era una de las cocinas más fabulosas que había visto o estado.

Busco lo que necesitaba para poder empezar a hacer el desayuno, cuando encontró todo lo que necesitaba puso agua en la tetera y la puso a hervir mientras calentaba la sartén para poder poner a freír las salchichas y el tocino. No pudo encontrar una máquina para poder hacer wafles por lo que no pudo hacer ninguno, su Dom siempre le había dicho que él hacía los mejores y deliciosos wafles del mundo. Al poco tiempo todo empezó a calentarse y Harry colocó la comida en la aceitosa sartén.

Se preparó una taza de café mientras cocinaba, a Harry siempre le había encantado el café. Volteó las salchichas y busco los vasos para luego colocarlos sobre la encimera, revisó el refrigerador y encontró mucho de ese asqueroso jugo de calabaza. Aunque, al fondo del refrigerador encontró naranjas por lo que las saco y empezó a exprimirlas, las naranjas frescas siempre eran las mejores para hacer jugo. Una vez que estuvo listo lo volvió a meter al refrigerador para que siguiera frío, por mientras empezó a buscar los platos; esto fue relativamente fácil, al parecer Severus adoraba el orden. Prácticamente todo estaba ordenado como lo tenía ordenado en su casa de Londres, lo que le facilitó el trabajo de poder encontrar todo y poder sentirse cómodo por lo que no se quejaba de nada.

Harry había aprendido a aceptar la vida tal cual como era, para él las calles de Londres eran mucho mejor para vivir que seguir viviendo con los Dursley. Había sido elegir entre vivir en las calles o morir y simplemente no podía soportar más el abuso. Que un niño de nueve años pensara eso seguramente demostraba lo mal que la había estado pasando. Pero al final de cuentas las cosas habían logrado cambiar para bien para él, esto pasó cuando conoció a Severus y lo dejó quedarse en su casa incluso cuando este estaba fuera durante casi todo el año. No obstante, Severus le había prometido estar con él los días festivos y Harry no tenía ni la menor idea de cuán milagroso era eso.

Harry puso lo que ya había cocinado en diferentes platos y los cubrió para que no se enfriaran en lo que terminaba de cocinar lo que faltaba. Se empezó a preguntar si volvería a la casa de Severus en Londres o si se quedaría aquí. Amaba mucho la casa de Londres de Sev, había sido su hogar durante casi dos años, pero su corazón le pertenece a su Dom y dondequiera que él esté Harry estaría ahí con él.

Ahora volvía a tener un Dom, el cual realmente se preocupaba por él y se dio cuenta de lo raro que era este hecho así que juró hacer cualquier cosa para no volverlo a perder. Esta vez nunca volvería a desconfiar de Severus y nunca le daría una razón para que se volviera a enojar con él, las palabras que este le había dicho ayer todavía le calaban y también esperaba poder demostrar su valía.

- ¿Hace cuánto tiempo que te despertaste? -preguntó Severus mientras envolvía sus brazos alrededor de la cintura de Harry evitando que este se moviera y no es que él se fuera a quitar.

Harry simplemente se acomodó contra Severus, amando estar entre sus brazos. Nadie lo había tocado con cariño este último año y el único toque que tuvo fueron durante sus peleas callejeras y por supuesto el del viejo tonto y de la asquerosa persona que se hacía llamar su "padrino". Una de las otras muchas cosas que tenía que preguntarle a su Dom.

-Como hace media hora, creo, - dijo Harry mientras se mordía su labio al sentir que Severus acariciaba su cuello, esté siempre había sido uno de sus puntos débiles. No obstante, él ya era sensible a los toques de Sev, pero debido a este enlace mágico entre ellos los sentía como diez veces más de lo normal. Ahora su cuerpo literalmente suplicaba por cualquier tipo de atención que él le pudiera dar.

DispuestoWhere stories live. Discover now