•XX•

131 16 6
                                    

Cano estaba preparando una carreta y un par de caballos para ir en busca de Riki, cuando un tema de conversación algo sensible para él, tomó lugar gracias a Tavella.

—Te quedaste preocupado por Yarita ¿No?—Lo interrogó sin ninguna clase de cuidado.

Cano volteó a verlo como si se hubiera enojado por su pregunta, así como si estuviese indignado. Volviendo a lo suyo, se mordió el labio con fuerza, lo había tomado por sorpresa y ahora tenía que pensar una respuesta coherente.

—¿Eh? Nada qué ver—Replicó del enmascarado—Yara ya no me importa, tengo mejores cosas qué hacer. Como cuidarme a mí mismo, no necesito a una minita malcriada que ande dependiendo de mí.

—Ajá, sí, sí, se nota—Peinándose con la mano, agregó:—No quiero que te ilusiones, pero no creo que Roberto haya matado a Yara, seguramente ella se las haya ingeniado para escapar.

—Ah...—Levantó ligeramente la vista—¿Te parece?

—Sí, es lo más probable, alguien como ella, yo o vos, siempre encuentra la forma de sobrevivir ¿O me equivoco?—Dijo, analizando las horribles cicatrices que adornaban a Cano.

Este, no dijo nada por unos segundos, y de pronto, comenzó a murmurar algo. Tavella creyó que la reacción de Cano ante sus palabras iba a ser positiva, pero fue todo lo contrario, empezó a reírse a las carcajadas... A lo mejor ya era hora de empezar a dudar de su cordura.

—¡¿Te escuchás?!—Exclamó Cano con una gran sonrisa de nervios—¡Yara y yo no tenemos nada en común! ¡Absolutamente nada! Si estaba sola, entonces ya debe ser carroña—Habló, acercándose amenazante.

—Eh—Tavella, disgustado, decidió pasar a otra cosa, porque había visto que Cano no se iba a abrir ante nadie ni aunque su vida dependiese de ello—¿Es necesario que lleves alcohol?

—No me cambies de tema.

—Te hice una pregunta.

—Sí, sí es necesario ¿Algún problema?

—No, tarado, estoy preguntando nada más—Explicó Santiago.

• • •


Las nubes se movían sin apuro, y con ellas el color del cielo también. El sol llegaba a la cima del manto azul claro para volver a bajar, dando paso a la luna y sus acompañantes. Y cuando pasaron las horas, una vez más, Tajo se vio iluminado, y en sus afueras, Alvin, Roberto y Riki seguían esperando, pero no por mucho más tiempo, Tavella y Cano estarían por llegar.

—¿Qué vas a hacer cuando vuelvas al pueblo?—Preguntó Alvin a Roberto.

—No sé si voy a volver al pueblo—Confesó el mayor de los Musso— Por lo menos ahora—Volteó a ver al de menor estatura—¿Por qué la pregunta? ¿Vos pensás volver?

—No sé...Creo que me voy a quedar un tiempo en casa de Riki—Le contestó, mirando al mencionado, que le devolvió la mirada, sorprendido, pues no comprendía del todo cuales podían ser los motivos de Pintos.

—A lo mejor puedo ir con ustedes—Se le ocurrió a Roberto, después agregó:—Si a mi hermano no le molesta, por supuesto.

—No, no, para nada—Murmuró el hermano menor en respuesta.

—Bueno—Esbozó una sonrisa y los miró de reojo—No se hagan drama, les voy a dar su privacidad cuando la necesiten.

—¿Eh?—Alvin arqueó una ceja—¿Qué tratás de insinuar?

—Nada, nada—El más alto se rió por su reacción—¿Dije algo malo?

En eso, por entre las plantas, apareció un par que venía en carreta, se trataba de Tavella y Cano, que obviamente venían con alguna mala noticia, pero no se notaba tanto por la energía que el enmascarado siempre tenía:

—Ya llegamos, vamos, a la carreta, rápido que soy un hombre ocupado—Les pidió, agarrándolos desprevenidos—Me agradecen después.

—¿Qué hace él acá?—Roberto interrogó a Santiago.

—Uh, nos está ayudando, creo—Se encogió de hombros—No te hagas muchas preguntas, Robertito, no todo tiene respuesta.

—Bo...—Lo llamó Alvin, haciendo a Riki (Que seguramente lo insultó por lo bajo) a un lado bruscamente para dirigirse a Tavella—¡Tardaste mucho!—Lloriqueó enseguida—Pará...¿Y el Topo?

—Vamos y les explico en el camino ¿Dale?

Alvin iba a protestar pero pudo deducir que se trataba de algo serio, así que hizo un esfuerzo por calmarse y accedió.
Emprendieron viaje, no veían mucha necesidad de apurarse, hasta que Tavella decidió hablar acerca de lo que había ocurrido con Gustavo, eso alarmó a todos.

—Me quiso matar—Soltó de una vez—Y los quiere matar a ustedes también, dice que fue una orden del viejo Marrero.

—¿C-cómo?...Ese traidor...—Gruñó Alvin, aún sin poder asimilar bien lo que acababa de escuchar—Hay que hacer algo.

—Bueno, somos muchos más que él—Pensó Roberto.

—No sean imbéciles—Los reprochó Cano—Si ese tipo falla en su misión, van a mandar a otro, y a otro y a otro hasta que ustedes estén muertos.

—Debe haber alguna forma de llegar a un acuerdo...—Dijo Santiago, sabía que si ocurría alguna clase de de enfrentamiento, se iban a matar entre sí, y eso iba a terminar de dos formas: con la muerte de alguno de sus amigos o con la muerte de Gustavo. Ninguna de las dos opciones le gustaba, simplemente estaba cansado de que todo se tratara de violencia y muerte ¿Es mucho pedir una vida más relajada?

—¿Y cuál es esa forma?—Preguntó Roberto que parecía estarlo probando.

—Lo voy a descubrir...

—Puta madre—Riki creyó que sería una buena idea entrometerse en la conversación, y a Cano no le agradó para nada lo que dijo—Va a terminar mal esto...Como cuando quisieron negociar con la bandida esa de mierda.

—Bo, si no tenés nada qué aportar, mejor te mando a dormir devuelta—Lo amenazó el enmascarado—Y me voy a asegurar de que esta vez no te despiertes más.

—¿Cómo le vas a hablar así a mi hermano?—Interfirió Roberto.

—Gurise'...—Los llamó Alvin, pues había escuchando como un galopar se acercaba.

—¿No te parece que está un poco grande como para que lo defiendas así?—Cano detuvo la carreta y le sonrió maliciosamente.

—Bo...—Alvin se paró, queriendo llamar su atención en vano, ahora sí estaba preocupado, el galopar se detuvo y aparentaba que solamente él lo había escuchado.

•Bandido• (Cuarteto De Nos) [Sin Editar]Where stories live. Discover now