•Prólogo•

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2 de Mayo de 1898.

La lluvia hacía parecer directamente como si un mar estuviera creciendo sobre el suelo, pero eso no impedía ver lo que estaba por suceder frente a la ventana.

Santiago acababa de tener una discusión con su padre, era acerca de la reputación de la familia. Todos los Marrero hacían algo importante, tenían grandes influencias en el pueblo,o al menos eran estancieros, pero después estaba él, que nada más tocaba el piano todo el día, y ni siquiera se había conseguido una esposa aún. Aunque sea eso ¿No?

El sonido de la tranquera lo sacó de sus pensamientos y lo trajo de vuelta a la realidad. Entonces, se inclinó para ver si podía distinguir algo a través del vidrio mojado.

—¿Qué es eso?—Murmuró él al visualizar un par de siluetas. Cuando si visión se acostumbró a lo oscuro, se dio cuenta de que se trataba de una persona, y se estaba llevando a una vaca como si nada—¡Bo, pará!—Dio unos golpes a la ventana, tratando de llamar la atención del gaucho que estaba afuera.

El gaucho volteó a verlo, cubría su cara, solo dejando descubiertos unos grandes y redondos ojos, que eran de un tono de marrón claro muy poco usual.
Por un momento, tuvieron una batalla de miradas, Santi que se había quedado como de piedra y el gaucho que sepa en qué estaba pensando. El ambiente se volvió tenso y tétrico, hasta que el feroz y rugiente viento empujó la ventana, abriéndola de par en par, dejando que el agua le azotara la cara al joven aristócrata.

Recobró el equilibrio y con dificultad, volvió a cerrar la ventana. Se secó con la manga de su propia camisa y volvió a apoyarse en el marco de la ventana, pero ya no encontró nada.
«Debería descansar mejor» se dijo a sí mismo después de procesar lo que sucedió, queriendo convencerse de que era solo su imaginación gastándole bromas de mal gusto.

•Bandido• (Cuarteto De Nos) [Sin Editar]Where stories live. Discover now