Dentro de mí

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La parte más sola de un auditorio, la ubicación del hielo más frágil de un lago congelado, una mancha en el trabajo más importante de una asignatura.

El peor error que Yamaguchi Tadashi ha cometido.

Dentro de la poca cordura que le quedaba dentro de sus pesadillas, trató de arrancarse a girones la piel del rostro antes de ser consumido por las llamas, dejando ver a una criatura extremadamente horrible, con las cuencas vacías pero lágrimas de sangre brotando desde ellas, el olor de la piel y el cabello quemándose se impregnaba en sus fosas nasales, desesperándolo por completo.

El dolor debido a un intento fallido por salvar su brazo de ser consumido  le hizo despertarse de golpe, con gotas de sudor perlando su frente y la marca de su espalda transpirada marcada en las sábanas grises.

Observó el reloj en la sobremesa.

Las 4:47 a.m.

Las uñas de su brazo izquierdo estaban encarnadas en la piel del otro brazo, dándose cuenta de que el sueño no había estado muy alejado de la realidad.

Se sentía asfixiado y claustrofóbico dentro de sí.

Una semana había pasado y sólo quería acurrucarse dentro de las sábanas, sin tener que soñar, deslindándose de todas las pesadillas que lo rodeaban últimamente, aquella donde era consumido por un fuego abrasador era la más horrible, pues se sentía al rojo vivo al despertar y solía ser la más recurrente, variando únicamente con un escenario donde el agua lo rodeaba, ninguna palabra salía de su boca y se quedaba sin aire, nadando para acercarse a la superficie sin poder alcanzarla nunca.

Se dirigió al baño para lavarse la cara, con cautela y en silencio, para no despertar a nadie.

Afuera la noche era apacible, muy pocos autos pasaban por la calle, el crepúsculo se veía hermoso, tan hermoso que incluso lo hacía olvidarse un poco de todo lo malo que había pasado últimamente, y de cómo todo aquello era únicamente responsabilidad suya y de nadie más.

La separación momentánea, o así quería pensar, si bien era ya un aspecto negativo en su vida, no pudo entregarle libertad alguna, que era lo que había leído en foros de internet de personas que comenzaban nuevamente en eso de la soltería, y mucho menos nuevos pasatiempos o intereses. Dentro de su mente no había más que pensamientos recurrentes sobre  Yamaguchi.

¿Por qué no podía ser así para él?

Porque tú lo arruinaste y Tadashi no tiene por qué pagar los platos rotos de tus tonterías.

Ah.

Tras la separación, tomarse el tiempo, o más bien esperar que Yamaguchi lo aceptara de nuevo en su vida al menos como un amigo; intentó comunicarse con Kuroo y verlo, sin embargo, ambos sabían que el interés nunca había sido mutuo, y tampoco unilateral, eran sólo un constante recordatorio de que eran tontos y hormonales, pero no de un amor palpable ni de una amistad consistente;  Kuroo nunca había sido una prioridad, y mucho menos se había acercado a una opción, pero lo que decía y pensaba a veces era demasiado diferente a sus acciones y eso lo volvía un imbécil la mayor parte del tiempo.

También había intentado hablar con el tonto tirano, pero él había tomado una postura neutra, sobre todo por su relación con Hinata y la relación de Hinata con Yamaguchi.

- No quiero problemas  - recordó esas palabras salir de la boca del pelinegro, mientras bebía leche y desviaba la mirada -

Lo cual solo le recordó que no necesitaba la ayuda de nadie, y mucho menos de un alguien como él, que no entendía algunos sentimientos humanos a pesar de tenerlos justo frente a sus narices y sentirlos en carne propia, como cuando se enamoró de Hinata y tuvo que ir a contarles a todos que cuando lo veía sentía que se cagaba, pensando que tenía una infección estomacal gracias al enano. Incluso después se preguntó cómo es que había pensado siquiera en buscarlo para un problema de ese tipo de cosas, si él no sabía nada acerca de él o de Yamaguchi. Aunque, dentro de sí, quería pensar que Kageyama no era tan neutral, ni tan seco en cuanto a sentimientos.

HANGOVER [TSUKIYAMA]Where stories live. Discover now