Hermano mayor

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El ronroneo que hacía el motor del auto lo tranquilizaba, salir ese fin de semana a comer y a un centro comercial le había caído de perlas, sin embargo, encontrarse con Akiteru ahí y a su merced, no era tan buena idea.

Si bien él se consideraba de pocas palabras, su hermano mayor podía leerlo cual libro abierto, para su mala suerte y para sorpresa del otro, esto había quedado claro desde el momento en que el de pecas se había convertido en su pareja, siendo que Akiteru notaba su tono "atolondrado" como le gustaba llamarlo, para Tsukishima cada momento en que se lo recordaba era constante martilleo en su cabeza, pues la insistencia en saber y conocer detalles para los que no tenía respuesta ni quería tenerla, como si fuese un vil fanboy de su relación, le hartaba.

Suspiró con pesar.

¿Como le explicaría la pelea y todos los errores que cometió? Si alguien lo juzgaría duro, definitivamente sería él, pues así como veía a Tsukishima como su hermanito menor, Yamaguchi tampoco estaba demasiado alejado de ese concepto dentro de la cabeza del mayor.  Si bien se mostraba tranquilo, dentro de sí analizaba cada cosa que Yamaguchi había dicho y todo aquello que él había hecho mal desde el principio hasta ¿el final?

No.

Para él no era el final.

Tomó aire y prefirió subir el volumen de la música, esperaría hasta el momento en que Akiteru lanzara la primera pregunta, planear en el acto era lo suyo, pensar demasiado las cosas no lo ayudaría en absolutamente nada contra todo lo que el mayor tenía que decirle y preguntarle, lo cual posiblemente sería como una ametralladora dirigida únicamente a él, sin ninguna escapatoria ni lugar donde esconderse.

¿Se merecía lo poco o mucho que Akiteru pudiese decirle? Lo más posible es que sí, después de todo nunca entendería por completo el daño que él le había causado a la persona que más amaba, pues sabía que Yamaguchi jamás diría algo malo de él, por más mal que se comportara.

Para su sorpresa el camino hacia el centro comercial fue absolutamente lo contrario a lo que él pensaba que sería, calmado y callado siendo esto  una sorpresa algo agridulce, solo sus audífonos y él, con Akiteru observando el camino como si fuera un papá con la mirada cansada, que lleva a sus hijos a pasear un fin de semana.

Ojalá Yamaguchi estuviese ahí.

Llegaron al centro comercial y caminaron por tiendas departamentales, viendo ropa, con Akiteru lanzándole algunos comentarios sobre su vestimenta usual y cómo debería empezar a vestir, pues se estaba convirtiendo en un adulto ahora.

- Tú eres un adulto y aún llevas calcetines de diferentes pares- objetó sin cizaña el menor -

El mayor rió un poco, dándole la razón a su hermanito.

Caminaron un poco más, hablaron de cosas banales, la escuela, los partidos, el trabajo, sus padres y sus amigos.

Para Tsukishima era demasiado notorio cómo Akiteru evadía el tema referente a su relación con Yamaguchi, y eso simplemente le sentaba mal, lo ponía intranquilo ¿Por qué ahora Akiteru lo evitaba con tanta cautela?

- Oh - escuchó decir, seguido de un ruido proveniente del estómago de su hermano - Creo que deberíamos comer ¿no crees? - sonrió -

El de lentes solo atinó a asentir, mientras seguía al mayor hacia el estacionamiento.

Vagaron por las calles de la pequeña localidad hasta encontrar un pequeño restaurante familiar, aquel que le traía algunos recuerdos con el de pecas y su hermano, de vez en cuando lo visitaban cuando Akiteru volvía a la ciudad y quería verlos.

HANGOVER [TSUKIYAMA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora