No lo sé

1.2K 135 9
                                    

Salir de la ducha fue un completo martirio, secó cada parte de su ser con ahínco, de manera tan minuciosa que incluso se sentía extremadamente limpio, dándole cierto aire de incomodidad a su cuerpo, era algo que hacía mucho no experimentaba.

Se colocó el pijama con paciencia, cepilló sus dientes y se observó al espejo: los ojos rojos de tanto llorar, incluso podría pasar como alguien que consume sustancias de dudosa procedencia; la nariz roja  y el rostro tan desaliñado que incluso él mismo se sentía consternado al verse así... No se reconocía.

Ahora venía la peor parte.

Caminó hacia su habitación y se detuvo justo frente a la puerta corrediza, cada músculo de su cuerpo se tensó expresando sus pocas ganas de entrar, podía escuchar el ruido de la televisión con algún programa aburrido o una película repetitiva, de esas que sólo colocaban de fondo para besarse y observarse en la obscuridad.

Su corazón dolió.

Respiró profundamente y, sin dejar de contener el aire dentro de sus pulmones, abrió la puerta corrediza tan tranquilamente como pudo.

Sus miradas se encontraron y sólo atinó a separar la suya con timidez y el rubor de sus mejillas  que sentía que le quemaba s, se sentía avergonzado de haber tomado el celular del rubio, pero a la vez sentía un enorme coraje hacia sí mismo ¿Cómo podía dejarse pisotear así?

Y así dio inicio a su autodestrucción.

Tsukishima simplemente lo descomponía y jugaba con él en sus manos a su antojo, como si Tadashi fuera un títere que sólo estaba dispuesto a ser utilizado por él; si el rubio le dijese que todo lo que vio fue una mentira, el pecoso lo aceptaría, simplemente creería con los ojos cerrados en el amor de su vida.

Se acercó a él, con las piernas temblorosas como gelatina.

- Tsukki... - agitó la cabeza en negación – Tsukishima – dijo más firmemente –

- ¿Mmm? – el de lentes le miró con cierto desconcierto, su pareja normalmente solo lo llamaba así cuando lo que quería decir era algo serio - ¿Pasa algo? – preguntó con consternación en su mirada –

- Yo... yo lo vi – respondió el pecoso sintiendo que el aire se le escapaba  –

- ¿De qué hablas? – la tranquilidad de Kei estaba comenzando a mermar y se notaba, bajó el volumen de la T.V.- ¿Quieres venir y explicármelo? – palpó cerca de él, como si estuviese llamando a un minino -

- No, quiero que tú me expliques – y ahí estaba el sentimiento de asfixia, de querer huir hacia los brazos del chico de lentes que le robaba cada suspiro desde hacía tiempo, de querer pretender que nada pasaba cuando dentro de sí mismo se sentía a morir –

- Repito – e hizo una pausa un poco muy larga - ¿De qué hablas? –

- Primero, necesito explicarte que tomé tu teléfono y lo siento – y ahí estaba, tratando de echarse la culpa, tratando de pretender que todo fue un error y que él lo podría enmendar –

Los minutos siguientes fueron una tortura silenciosa, su pareja abría los ojos tan enormemente, quizá con furia o quizá con confusión, quizá también como una persona que acaba de ser atrapada en su jugarreta... Realmente de ahora en adelante no podría describir lo que Kei estaba sintiendo, después de todo no lo conocía tanto como él creía.

El rubio se dirigió hacia la mesita, observando su teléfono apagado y tomándolo entre sus dedos, dirigió la mirada hacia Tadashi y, antes de que pudiese decir algo, éste habló.

- Pero quizá eso no sea tan duro después de saber que sé todo lo que está pasando entre tú y Kuroo –

- ¿A qué te refieres? –

- 'Te quiero', 'Yamaguchi está loco' – citaba, escupiendo palabra tras palabra, mirándolo con odio, rencor y con un aire lastimero - ¿Te gusta? ¿Sientes algo por él? –

- No... - y ahí estaba, la cara de desconcierto, de pretender que no sabía de lo que hablaba –

- ¿A caso soy una molestia para ti? ¿A caso soy un loco? ¿Es eso lo que piensas de mí? Porque si es así no entiendo qué haces conmigo – las primeras lágrimas empezaban a asomarse y su garganta empezaba a quemar, pero eso no lo iba a detener, dispararía cada bala, después de todo Tsukishima le disparó primero – Vi todo y cada uno de los mensajes que se mandaban -

- No pienso eso de ti, no sé qué viste, yo... lo siento – las últimas dos palabras fueron casi inaudibles entre los sollozos del pecoso-

- ¿Vas a mentirme así? ¡Tengo todo! Sé que no debí hacerlo pero tengo fotos de todo, no me lo puedes negar ahora... Solo contéstame,  ¿Siente salgo por él? –

- Ya te dije que no –

- Estás hablándole con cariño, estás poniéndole apodos, estás mintiéndome – ahora apuntaba su dedo de manera acusadora –

- No te miento, yo te amo – intentó acercarse a Yamaguchi pero éste lo evadió –

- No lo haces, si lo hicieras me habrías defendido ¿Por qué no me defendiste? ¿No lo valgo? ¿Importa más lo que Kuroo piense y diga? ¿Por qué decidiste decir todo lo que se supone que era nuestro? Nuestros secretos, cómo me sentía, dijiste que no tenías problema –

- No lo sé –

Y esas 3 palabras, sin significado aparente para Tsukishima Kei, habían sido lo suficiente para quebrar por completo el corazón de Yamaguchi Tadashi ¿Cómo era posible que Tsukishima no supiera cómo se sentía? No trató de enmendar sus palabras, ni revindicarlas, excusarse siquiera... Simplemente logró convencer a Yamaguchi de que no se conocían para nada, a pesar de estar tanto tiempo juntos y ser amigos desde tiempo atrás.

- Necesito que en la mañana te vayas antes, no quiero verte al despertar – acertó a decir -

- Está bien –

Y Yamaguchi durmió hasta la mañana siguiente, buscando a Tsukishima en sueños, sabiendo que no iba a encontrar a nadie que lo rescatara de sus pesadillas ni de sus inseguridades.

La alarma sonó a las 6:30 a.m., tenía que estar listo para la práctica matutina, asombrosamente Tsukishima había cumplido con su palabra y no quedaba nada de él en su habitación.

Tomó su teléfono y llamó a Hinata, guardando los sollozos en su garganta, claro que la discusión del día anterior tendría secuelas ¿Cómo no se le pudo haber ocurrido?

- ¿Yams? ¿Todo bien? – dijo el chico de pelo naranja al escuchar la respiración entrecortada del pecoso –

- Tsukishima... - dijo entre sollozos y secando las lágrimas con la playera blanca que estaba a punto de colocarse – Tsukishima y yo peleamos anoche, encontré unas cosas en su teléfono, sé que estuvo mal verlo sin su permiso, pero la duda me corroía ¿Tú crees que estoy loco, Hinata? Yo... no me siento bien – sus palabras entre balbuceos y lloriqueos, sumándole lo rápido y quedo que hablaba no ayudaban para nada Hinata –

- Entendí Tsukishima, pelea y... creo que es todo – musitó - ¿Te veo en la escuela? ¿Preferirías que llegáramos juntos a la práctica? –

Yamaguchi podía escuchar el aire chocando contra el teléfono de Hinata, después de todo su medio de transporte era una bicicleta y sabía que el chico se levantaba extremadamente temprano para llegar a tiempo, desviarlo de su camino habitual era demasiado desconsiderado de su parte.

-No... no es necesario – dijo sorbiendo sus mocos –

- Estoy a unas cuadras de todos modos – escuchó una risa algo preocupada detrás del auricular – No te preocupes, iremos juntos – y colgó –

-Está bien... - dijo mirando la pantalla de su teléfono –

Estaba agradecido de tener amigos como Hinata, que estuvieran ahí cuando nadie más lo estaba... Cuando la persona que él más amaba era la misma que lo  había roto.

HANGOVER [TSUKIYAMA]Where stories live. Discover now