Capítulo 1 - Apertura

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Click.

La oscuridad se iluminó; la pantalla del TV parpadeó, y una imagen comenzó a aparecer.

.

Este era el dormitorio de la facultad, localizado en el edificio ubicado en la esquina más recóndita de este campus universitario de siglos de antigüedad. Apartado del camino, aquí era donde la escuela enviaba a los maestros más jóvenes y vigorosos. El exterior lucía muy bonito, todo ladrillos rojos y escaleras blancas, con enredaderas extendiendo sus delicadas venas circulando el viejo edificio estilo occidental. Nadie que pasara por el lugar podría resistirse a detenerse y admirarlo, pero solo aquellos con la suerte de convertirse en maestros y entrar se daban cuenta: resulta que esta linda casa era antigua, y se había sometido a un sinfín de reparaciones. Las paredes interiores estaban moteadas y arrugadas, similar a un rostro envejecido lleno de incontables capas de maquillaje.

Tan envejecido que ni siquiera tenía un televisor digital; aquellos que eran asignados a cada dormitorio eran de cable y solo podían considerarse reliquias.

—Constantes aguaceros caen sobre la región de la Llanura Yangtze......

Un joven pasó por la entrada del corredor, mientras el ruido del programa de televisión se escabullía por las grietas en la ventana de la oficina de recepción. Usualmente, la anciana de turno lo detendría y comenzaría a gritarle:

—Oye, estudiantito, ¿acaso no entiendes?(1)  Esta es la residencia de la facultad, donde viven los profesores. Eres un estudiante, no puedes seguir viniendo aquí.

Pero hoy, la anciana no lo interrogó. Quizás era porque estaba distraída o porque su visión se había deteriorado por la edad, pero en esa noche oscura no se percató de su pasar.

(1) dialecto Wu

Caminó directamente hacia el tercer piso y tocó aquella familiar puerta de hierro.

Se abrió con un crujir, la mujer del otro lado asomó su cabeza.

—¿Eres tú?

El joven dijo suavemente:

—Xie-laoshi.

A pesar de ser tan tarde, y de que era un huésped inesperado, ella era su maestra y la persona más cercana a él en toda la escuela. Después de un momento de sorpresa, la mujer lo invitó a pasar.

Le sirvió una taza de té y jengibre en rodajas para añadir a la bebida. Llovía afuera y ella percibía que el joven estaba empapado y gélido; una taza de té caliente podría disipar el frío.

Xie-laoshi puso la taza humeante en la mesa frente a él.

—¿Cuándo regresaste?

—Apenas hoy —el joven se situó incómodo frente al sofá.

Xie-laoshi indicó:

—Puedes sentarte.

Solo así fue que se sentó, sus manos enroscadas sobre sus rodillas. Estaba rígido en reserva, y no tocó la taza de té.

—¿Por qué no me dijiste con anterioridad que volverías? ¿Siquiera hay autobuses que pasen tan tarde por la escuela?

—... En.

—¿Entonces, cómo te fue con los asuntos familiares?

El joven permaneció quieto por un momento, y agachó la cabeza para juguetear con la rasgadura de sus jeans.

—Mi mamá insiste en que deje la escuela.....

Xie-laoshi calló.

Ya era un estudiante universitario; por lo tanto la escuela no tenía voz si los estudiantes decidían estudiar o no. Había hablado con la madre del muchacho frente a ella, prometió reducir los costos de la matrícula para las familias que se encontraran en situaciones económicas difíciles, en aras de que la madre permitiera a su hijo terminar los estudios en la universidad que tanto le costó entrar.

Antología de Casos ClínicosWhere stories live. Discover now