susurrándole al oído [+18] Editando

capitulo 23

"caminos diferentes"

Perderme para encontrarme.

Sabias y difíciles palabras, yo no soy la excepción, yo estaba rota... aún lo estoy pero no soy una buena persona, no me rodeo de buenas personas, no hago cosas buenas y no haré alguna acción que me haga ver cómo una heroína.

Me destruyeron y sigo rota, pero ahora todos estos pedazos rotos dentro de mi, me exigen una sola cosa: venganza.

Aún no me eh encontrado a mi misma, aún me falta algo, la oscuridad aún reina dentro de mi.

Ni siquiera Jesper me a podido curar, solo lo hace llevadero, a su lado me siento cómoda, me siento conforme, pero no logra sacar todos los fantasmas de mi cabeza.

En la época que llegue al imperio del Alba Regem lo encontré aquí, resulta que el en realidad trabajaba a lado de mi abuelo Joseph, los demás encuentros que tuvimos en Berlín no fueron casualidades, en realidad el estaba ahí por mi padre, no hablo directamente con el, pero mi abuelo lo mando a vigilar, y en el proceso se encontró con una chica pelinegra de ojos verdes, sin que me diera cuenta me siguió hasta el callejón con la puerta secreta.

El no sabía que lo iba a seguir esa vez que entro al local y llamo mi atención.

Pero así sucedió, y el se sorprendió tanto por qué esa era una falla en su fase de vigilante pero no pudo evitar seguir queriendo verme

Todo esto me lo confesó no hace mucho pero ahora ya no tiene importancia, solo se que un día bebimos demasiado y terminamos en la cama sin ropa y con respiraciones aceleradas.

Y desde entonces se ha repetido varias veces pero sin ningún compromiso, y lo que me temo ahora es eso mismo, que él quiera formalizar algo conmigo, yo aún no estoy lista para eso.

Para la gran fiesta esperada optó por un vestido blanco de tirantes delgados, escote en V, se ajusta perfectamente a mi cintura para luego caer como una cascada blanca de una tela tan suave.

Una larga trenza de sirena desde mi coronilla hasta el final de mi cabello, pasa sobre mi hombro derecho cayendo hasta mi cintura.

Mi cabello negro se a mantenido desde a siempre, y a crecido aún más, no lo eh cortado desde hace mucho y siento que es característico de mi.

Un collar de oro es colocado en mi cuello con una perla en el medio, el maquillaje siempre es sencillo, rimel labial rosado y un poco de rubor par mi piel pálida.

Al salir al corredor principal me encuentro con mi hermano que espera por mi.

—Que linda te vez—me halaga.

—Lo mismo digo—le sonrió.

Bajamos mientras tomo su brazo, al llegar a las escaleras los reflectores se posan en nosotros, y las miradas se enfocan en mi y mi mellizo, algunos nos ven con desagrado otros con alegría, otros con respeto y otros más con miedo.

Nunca pasamos desapercibidos y no se si eso es bueno o malo.

Al llegar al final de las escaleras mi abuelo nos espera.

—Mis mellizos—nos ve con adoración.

—Abuelo, lamentamos la tardanza—digo.