Capítulo 11

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•C a p í t u l o  11•

Bajo La Lluvia

Allen

Subí al auto suspirando. Ya era noviembre, el tiempo estaba pasando demasiado rápido para mí. 

Cerré la puerta del auto. El frío de la noche dejó de hacer contacto con mi cuerpo. Quería liberar mi mente, así fuera por unos simples minutos.

Las cosas con Zoe nunca mejoraron. Como dije, hasta el momento no he hablado con ella, ni la he buscado. La había visto demasiadas veces en el instituto, admito que las ganas de ir con ella y hablarle me consumían. Pero mi orgullo estaba por encima de eso.

Me sorprendía la capacidad que tenía esa chica para ignorarme, ni siquiera era capaz de mirarme a los ojos. Habían pasado semanas desde que tuvimos la dichosa discusión y a ella no le importaba, o eso era lo que me demostraba. Siempre que la veía, ya fuera en la cafetería, en los pasillos o en el jardín, me preguntaba:

¿Por qué ella no se muere de ganas por hablarme como lo hago yo?

Tenía que dejar de pensar en ella. Y ese era el problema, no podía.

Y muy en el fondo no quería olvidarla. Desde el primer día Zoe llamó mi atención y hasta el momento todavía la tenía. La sobremanera en la que pensaba en ella me hacia creer que lo que sentía era algo más que simple curiosidad.

Antes me frustraba no entenderla, pero ¿Ahora? ahora ni siquiera hablamos.

Supongo que lo mejor será dejar de pensar.

Fijé la vista en la carretera. Solitaria. No había ni un solo auto. Era lógico ¿Quién conduce a las diez y media de la noche? Solo yo. Poco a poco escuché como las gotas de agua impactaban con el vidrio del auto.

Puse lo ojos en blanco, yo no tenía las mejores experiencias con la lluvia. No me preocupaba, estaba en el auto. ¿Qué podía pasar?

La lluvia se intensificó. Comenzaba a tener un poco de frío, pero nada que la calefacción del auto no pudiera arreglar.

Extrañas mis formas de relajarme... Manejar un auto en medio de la noche, apunto de que llegue una tormenta.

Conduje sin dirección. ¿A dónde iba? No tenía ni el más mínimo conocimiento. Pero si sabía como regresar.

Lo único que lograba escuchar era el sonido del agua golpear las ventanas.

A lo lejos pude visualizar un parque, me parecía familiar, sin embargo no pude reconocerlo del todo.

Seguí avanzando en el auto, hasta que estuve gráficamente más cerca. Vi algo que me dejo confundido, o mejor dicho, a alguien.

Pase la mano por la ventana empañada, acerqué mi rostro a esta, intentando captar bien la imagen de la persona. Estaba sentada con las rodillas pegadas al pecho y la cara escondida entre ellas.

Observe un poco más y pude notar que una patineta se encontraba tirada a su lado. Mi cerebro solo pudo pensar en una persona. No lograba verla al cien por ciento bien, así que no sabía decir con exactitud si era la persona que estaba pensando.

—Mierda. —murmuré, abriendo la puerta del auto.

La lluvia de inmediato hizo contacto con mi ropa. Odio admitir que reconocía esa sensación.

Comencé a correr en su dirección. Doble mis rodillas, agachandome a su altura.

—Oye. —intenté llamar su atención.

El Color De Sus Ojos ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن