𝐀𝐟𝐭𝐞𝐫 𝐅𝐨𝐮𝐫: 𝑅𝑎𝑖𝑛𝑦 𝐷𝑎𝑦

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Diana propuso hacer la denuncia de la desaparición en la comisaría. Sarah no lo pensó mucho y aceptó el plan. Llevó una foto polaroid donde salía ella con el gato en brazos. Se pusieron en camino con el auto de la mujer de ojos verdes, quien durante el trayecto le repetía que todo estaría bien.

El agente que las atendió era algo bastante grosero. Claro, tomó todos los datos y escribió todas las características, como que Mr. Mews llevaba un collar rojo con su nombre y el número de teléfono de su dueña, pero no se estaba tomando en serio la gravedad del asunto. Enfadada, la mujer de azules ojos exigió hablar con el sheriff Goode, quien sí tomaría esto con seriedad.

El hombre se rió, le notificó que el sheriff no se encontraba en ese momento disponible y que si lo estuviera tendría asuntos más importantes que atender.

Por supuesto, esta respuesta no le hizo mucha gracia a Sarah y casi lo golpea, de no haber sido que su mejor amiga la agarró antes de que las cosas se fueran al carajo, y se fueron de ahí.

La castaña estaba decaída, ahora pensaba que la policía no sería de mucha ayuda y seguramente no se tomarían la molestia de buscar a su mascota. Diana no pudo hacer nada para subirle el ánimo, pero le ofreció hacer ella los volantes de desaparición ya que disponía de computadora y fotocopiadora en su casa. Su amiga se lo agradeció con toda sinceridad.

Sarah llamó a su trabajo del videoclub, avisando que no podría ir porque se sentía enferma. Sabía que eso le iba a costar que le descuenten su falta en el sueldo, pero no podría trabajar mientras la preocupación le carcomía la cabeza.

Salió de su casa y estuvo recorriendo el vecindario, probando suerte para encontrarlo ahí rondando. Pero al parecer ese día la suerte no estaba de su lado.

Eran mediados de noviembre y cada día refrescaba más, preparándose para la llegada del invierno, la época favorita de Sarah. Ese día el cielo estaba nublado y gris, anunciando la lluvia que iba a caer pronto. La castaña al notar esto desistió por el momento, sintiendo preocupación por Mr. Mews.

¿Tendrá frío? ¿Hambre? ¿Estará en un lugar resguardado de la lluvia? ¿Tendría miedo? Esas y más preguntas rondaban por su mente.

Justo cuando llegó a su casa, la lluvia comenzó a caer a cántaros. En otra situación Sarah hubiera salido y bailado debajo de la lluvia, sin importar nada. Pero ahora la imagen era melancólica ante sus ojos azules.

Encendió la estufa para calentar el ambiente y se fue a preparar la cena. A pesar de que no tenía apetito estaba consciente de que debía comer algo, así que preparó unos spaghetti simples con salsa de tomate.

Ya estaba anocheciendo cuando escuchó que golpeaban la puerta. Apagó las hornallas de la cocina y curiosa se acercó a atender la puerta, preguntándose quien iba a llamar a estas horas y con ese clima.

Su pregunta obtuvo respuesta inmediata cuando la abrió y encontró en el umbral a un desalineado y mojado Nick. Este estaba chorreando agua hasta por la punta de los dedos, sin abrigo, la cara arañada y unas hojitas y ramitas en el pelo despeinado. El hombre le regaló una sonrisa avergonzada.

- Hola.

- ¿Nick? ¿Pero qué haces aquí?- sorprendida soltó, preocupada por su estado-. ¡Ven, pasa!

El sheriff agradeció y pasó a la casa, pidiendo permiso con educación. Dejó escapar un suspiro de alivio cuando el calor de esa casa lo envolvió, dejándole solo con la incomodidad de la ropa húmeda.

Observó atento como la mujer corrió hasta su cuarto y un minuto después volvía con unas toallas secas para él.

- Gracias- volvió a agradecer cuando ella lo cubrió con una de las toallas.

𝐋𝐎𝐒𝐈𝐍𝐆 𝐆𝐀𝐌𝐄 ⁞ 𝘕𝘪𝘤𝘬 𝘎𝘰𝘰𝘥𝘦Where stories live. Discover now