Temores

13 2 0
                                    


Desconocemos el verdadero rostro de nuestro pesar hasta que lo tenemos frente a nuestras caras, era así, tal como lo presencié.

Me sobresalté inmediatamente, cayendo de mi silla en mi arrebato, sentía algo peculiar, como si todo estuviese en movimiento, todo se oscurecía, nada se parecía a mi realidad, todo tenía un torvo mirar, todo parecía un lugar completamente diferente, no lo reconocía, pese a ser la misma casa.

Henry... Se salió de su silla, cayendo desplomado, para luego ver cómo desprendió de su piel, revelando tras de ella aquellas órbitas blanquecinas, con una figura encorvada, con un brazo compuesto por suturas y otro por miles de ojos en conjunto con su horrorosa piel, como si toda la carne de este ser se hubiese consumido en llamas, quedando tan solo un remanente carbón, dejando a la vista partes de huesos y retazos de su columna, sobresalían de su cuerpo, estaba jorobado y encorvado, entre sus manos y cuello, dejaba entrever las cadenas que resonaban aún en mi cabeza.

Pero lo más resaltante, era la máscara, un cráneo andrajoso de lobo que cubría la parte superior de su cara.

Tras ello estaba su rostro, con un mirar fijo y vacío, veía sus ojos, y no sentía nada, era como un abismo, un frenesí vacío y sin propósito, la absoluta voluntad completamente hueca.

Palidecí completamente, el miedo que me invadía, se apoderó completamente de mi ser, no esperaba esto, para nada. Estaba dejando la razón, impotente en un frenesí pavoroso, andaba torpemente.

Se abalanzó sobre mí, intentando hacerme daño, mientras que, por mi parte, solo podía resistirme teniendo en la mente un nombre "¿Henry?".

¡¿Pero qué mierda pasaba? ¡¿Por qué pasaba?!

Aticé un golpe a la aberración, quien ni se inmutó, golpeaba repetidas veces intentando hacer daño sin éxito. Por algún motivo, un golpe fue diferente, pero en lugar de hacerlo caer hacia atrás, tan solo lo aturdí levemente por un instante, el cual fue suficiente para escapar.

¿Por qué huía? ¿Por qué corría? ¿Qué sentido tenía una vez que ya había aceptado la muerte? Era lamentable.

Tropezaba, huía tan rápido como podía entre las salas, mientras era perseguido por aquella aberración que tanto me turbaba. Era tan alto como antes, tenía piernas gráciles, aunque muy deterioradas, se movía de forma mecánica, sin quitar su lado salvaje, que resultaba tan aterrador.

En la persecución, hacía destrozos en todos lados, intentando evitar cómo podía aquella figura difícilmente.

¿Por qué seguía? ¿Por qué me intentaba mantener con vida?

Quedé acorralado, en una sala, sabía que esto sería todo. No era así.

Llámese suerte fortuna o coincidencia, pero entre mi pesar, mi vista topó con el rifle que aún guardaba ¿Cómo era que esto no se veía afectado? Eso no me importaba, para este momento actuaba imprudente, inconsciente, pero pude alcanzar el arma y proferir un disparo, haciendo que aquella figura retrocediera.

¿Por qué me defendía? ¿Por qué insistía?

Recargué el arma.

El abismal cesó su furtivo ataque, le había acertado, rompiendo ligeramente su máscara, dejando un hoyo agrietado en él.

Escuché un susurro, era un gemido de lamento proveniente de su interior, un lamento de pesar, de aflicción y de impotencia.

Volví a disparar, esta vez pese a apuntar a la cabeza, terminé atinándole a su brazo, en el retroceso de aquel certero tiro, pude burlarlo y salir de mi aprieto, tenía una oportunidad, o al menos así parecía.

AcluofobiaWhere stories live. Discover now