Y mientras volvía a besar a la pintora supo que no habría podido dar una mejor respuesta.

***

Lauren finalmente se había decidido a pintarla y se veía completamente hermosa mientras lo hacía, casi como un ángel plasmando en una nube las imágenes de sus viajes.

De vez en cuándo Lauren la miraba más de la cuenta, pero no a sus pechos o a su entrepierna como antes, sino a sus ojos, y Camila casi podía apostar que si la vida se lo permitiera ambas se habrían mirado para siempre.

Fue durante una de estas sesiones de miradas eternas cuándo el celular de la tatuadora comenzó a sonar.

Contesto rápidamente, habiendo reconocido con una veloz mirada la foto de Ally en la pantalla.

Camila: Ally -Saludo con una sonrisa-. ¿Sucede algo?

Ally: Voy… Vamos a decírselo, Mila – Sonaba casi aterrada, y la tatuadora escucho la voz de Troy un tanto lejana intentando calmarla-. Te necesito… A ti, a Dinah y a Normani… Las necesito más que nunca… Ustedes me hacen fuerte -Sollozo.

Camila: Iré ahora mismo -Acepto sin titubeos.

Ally era su hermana, y si bien no era completamente inocente por lo sucedido, no quería abandonarla en un momento como aquel.

Ally de inmediato finalizo la llamada.

Lauren: ¿Sucede algo? -No parecía curiosa, solo preocupada.

Camila: ¿Crees que puedas llevarme a casa?

***

Lo curioso de las casas es que puede llegar el momento en el que la consideres hermosa, pero en cuánto otra persona la mire junto a ti comenzaras a encontrar todos los defectos en su exterior.

Aquella mancha de pintura… Esa grieta en el cristal… Esa tabla podrida en el techo…

Camila vivía en una casa humilde y pequeña, pero esto no quiere decir que fuese fea, sucia o que estuviese cayéndose a pedazos.

Había cinco habitaciones para trece personas, además de un pequeño sótano. Tenían dos baños, una cocina estrecha, un comedor en el que apenas cabían, un salón repleto de sofás y sillones comprados en ventas de jardín sin relación de color y estilo entre si…

Aun así, Camila se había sentido agradecida desde su llegada solo por tener una cama, comida y un techo, lo cual reemplazo el escondite de sus padres biológicos en el basurero y las mantas de papel periódico.

Ese día, sin embargo, no se sintió tan afortunada por tener aquellas paredes desgastadas y ese techo mal pintado.

Camila: Esta es… es mi casa -Murmuro con cierta vergüenza mientras la pintora estacionaba su auto frente a la acera.

De repente Camila deseaba que hubiese césped, un bonito buzón, un segundo piso, ventanas corredizas…

Camila: Se que no es grande y bonita, pero supongo que…

Lauren la hizo callar con un beso.

Lauren: Es una bonita casa, Camz -Dijo con una sonrisa antes de acariciar su mejilla y plantar un dulce beso allí- ¡Woooh! -Exclamo-. Jamás había hecho eso con ninguna chica… Tienes un punto, Hansen.

Camila: Cabello.

Lauren: Tu pasaporte no dice lo mismo.

Camila: Cállate.

La Tatuadora de Libélulas |CAMREN|Where stories live. Discover now