CAPÍTULO 16

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JULIA

Me desperté desubicada cuando la luz del sol entró por la ventana y no vi a Niccolo junto a mi, cosa que provocó un vacío en mi interior.

Se abre la puerta de la habitación y aparece él con un vaso en la mano.

-Buenos días. - Saludo él entrando en la habitación.

-Hola. - Dije incorporándome apoyando mi espalda en el cabecero de la cama.

- ¿Cómo estás?

-Un poco confundida y con un dolor de cabeza impresionante.

-Para lo último tengo la solución. - Se acercó a la cama y me tendió el vaso que traía.

- ¿Qué es? - Pregunte acercándome el vaso a la nariz para olerlo.

-Es el famoso remedio para las resacas.

- ¡HUELE FATAL! - Exclamé poniendo cara de asco.

-Lo sé y sabe horrible, pero funciona, así que bébetelo.

-Está bien. - Me llevé el vaso a la boca y me bebí su contenido lo más rápido que pude. -Esto es lo más asqueroso que he probado en mi vida. - Comente cuando termine.

-No hace falta que lo jures. - Dijo Niccolo con una sonrisa cuando cogía el vaso. - Por cierto, ¿Quieres que desayunamos juntos en la cafetería?

-Claro, pero no tengo ropa y así voy hecha un asco.

-No importa, date una ducharte y yo puedo dejarte algo de ropa. -

Asentí y fui al baño.

Me metí en la ducha y puse el agua caliente, lo necesitaba, necesitaba sentir el calor del agua para poder llenar el vacío que sorprendentemente me había dejado Niccolo tras estar abrazados anoche, hacía tiempo que no dormía tan bien me sentía a gusto entre sus brazos.

NICCOLO

Esta mañana me he despertado al amanecer abrazado a Julia y me he dado cuenta de que he sentido más con ella dormida entre mis brazos que con el resto de chicas que han acabado sin ropa en mi cama. Esta chica de pelo castaño ha despertado algo en mí, un sentimiento de protección, de cariño, un sentimiento que traspasa cualquier atracción física o deseo. Creo que la quiero, ella me hace ser yo, ella ha conocido una parte de mí que nadie sabe que existe y no me ha juzgado por ello.

No puedo seguir mirándola como la hermana de mi mejor amigo.

Antes de levantarme de la cama me quedo observándola dormir entre mis brazos, está tranquila, trasmite calma, pero sobre todo esta preciosa, dios, es guapísima, tiene unos rasgos tan dulces, rasgos tan angelicales que dan ganas de no soltarla jamás.

Cuando consigo dejar de mirarla y levantarme de la cama me doy una ducha y bajo a la cocina a preparar el famoso remedio para la resaca que me enseñó Gael hace ya un tiempo, ayer Julia iba muy borracha, lo necesitara y sinceramente yo también.

Tras llevarle el vaso con el remedio y bebérselo, ella se metió en la ducha y yo me he acercado a mi armario a ver que le podía dejar. Al final he encontrado una camiseta y unos pantalones que hace años que no uso porque no me vale. Me alegro de no haberlos tirado.

Se lo dejó en la cama antes de salir de la habitación.

Entre sus brazos Where stories live. Discover now