Entre sus brazos

CAPÍTULO 7

NICCOLO

Me empecé a poner nervioso cuando vi que un chaval se acercaba a ella y la empezaba a hablar.

Por lo que estaba viendo, Julia no estaba cómoda, pero cuando el chico empezó a agarrarla y ella a resistirse no me lo pensé dos veces cuando dejé la partida a medias para intervenir.

Cuando conseguí que el chico dejase en paz a Julia, la mire, vi el miedo en sus ojos antes de que se bebiese la cerveza de un trago y saliese pitando.

No me quede a gusto, si se iba por lo menos quería acompañarla. Volver andando a casa ella sola de noche, después de ser sobresaltada por un tío en la fiesta y con dos cervezas en el cuerpo, no me pareció muy buena idea.

Así que la intenté parar cuando de repente tuve que agarrarla para que no se cayera.

Mierda, ese capullo debió de echarle algo en la cerveza cuando estábamos distraídos.

La cogí y la llevé a mi habitación. La dejé en mi cama y le quité los zapatos, ella se estremeció al contacto de mis dedos sobre sus tobillos. Deje los zapatos en el suelo y deje que descansara.

Cuando iba a irme, me agarró de la mano.

-Niccolo, no te vayas, no me dejes sola. -

Me giré para mirarla a la cara y me senté en la cama.

-Tranquila, Julia. Dije mientras le apartaba el pelo de la cara.

-Me aprieta el vestido.

-Espera un momento. -

Me levanté de la cama hacia mi armario y cogí una camiseta para ponérsela.

Me acerqué de nuevo a la cama y vi cómo se intentaba incorporar para quitarse el vestido. Inmediatamente me dispuse a ayudarla con la cremallera y cuando conseguí desabrochársela, ella se quitó el vestido.

-Toma. Le tendí la camiseta. - Póntela. Le anime viendo cómo la miraba con miedo.

Al final aceptó, pero tuve que ponérsela yo porque ella no podía.

-Gracias. Dijo mirándome a los ojos con toda la sinceridad del mundo.

-No hay de que, tú ahora descansa, le diré a tu hermano que estás aquí, que no se preocupe. -